Catalu?a 1550-1640 ORIOL BOHIGAS
Quiz¨¢ el periodo de la historia de Catalu?a sometido a mayores cambios interpretativos ha sido el de los llamados "siglos oscuros", a partir de la vieja historiograf¨ªa nacionalista que los interpretaba como un par¨¦ntesis de decadencia econ¨®mica, pol¨ªtica y cultural entre los esplendores medievales y el renacimiento del XIX. Dentro de este periodo, el primer siglo redimido fue el XVIII, cuando los j¨®venes historiadores, con nuevos documentos y nuevas t¨¦cnicas anal¨ªticas, demostraron que en ¨¦l se hallaban los cimientos de los posteriores cambios econ¨®micos. Pero tambi¨¦n est¨¢n apareciendo estudios que plantean la revisi¨®n de los siglos XVI y XVII, con la cual se est¨¢ superando su pretendida "oscuridad". El historiador Jordi Nadal ha vuelto a poner de actualidad este tema con su reciente conferencia en la Societat Catalana d'Economia, ?De quina manera s'ha enriquit Catalunya? Seg¨²n ¨¦l, las bases estructurales hay que buscarlas en los a?os posteriores a la guerra de los Remenses.En esta l¨ªnea tuvo una importancia especial el libro del arquitecto y urbanista Albert Garc¨ªa Espuche, Un siglo decisivo. Barcelona y Catalu?a 1550-1640, publicado hace un a?o por Alianza Editorial, que redonde¨® definitivamente otras entregas anteriores del mismo autor, especialmente un texto en el cat¨¢logo de la exposici¨®n Barcelona en temps dels ?ustria, organizada en 1996 por el Museo de Historia de la Ciudad, y otro en el segundo volumen de la Hist¨°ria de la Cultura Catalana de Edicions 62. El libro a?adi¨® mucha documentaci¨®n original a los estudios que hasta ahora se hab¨ªan publicado sobre el periodo: an¨¢lisis de 800 protocolos, 10.000 actas notariales en m¨¢s de 20 poblaciones catalanas y reagrupaci¨®n cr¨ªtica de las investigaciones realizadas por toda una generaci¨®n de historiadores catalanes y extranjeros que ya hab¨ªa iniciado la reconsideraci¨®n sectorial del periodo. Pero a los que no nos consideramos especialistas estrictos en este tema hist¨®rico lo que m¨¢s nos interesa de la obra de Garc¨ªa Espuche son algunas tesis que permiten consideraciones de trascendencia actual. En el periodo situado entre mediados del siglo XVI y la guerra de Secesi¨®n "hubo momentos dif¨ªciles en la econom¨ªa catalana, pero no se produjo marcha atr¨¢s : ni en la nueva manera de explotar los recursos y el mercado interiores, ni en la direcci¨®n general del comercio exterior, ni, sobre todo, en la constituci¨®n de un sistema s¨®lido de ciudades". Al contrario, fue una etapa "de transformaciones que tuvieron mucha m¨¢s importancia en sus repercusiones futuras que en las propias conyunturas del periodo. Porque, de hecho, esta etapa decisiva abre la modernidad econ¨®mico-territorial en Catalu?a". Sublimando arriesgadamente esta consideraci¨®n, podr¨ªamos llegar a afirmar que fue entonces cuando el pa¨ªs adquiri¨® una estructura org¨¢nicamente nacional, cuando se asent¨® un nuevo sistema urbano y cuando Barcelona asimil¨® los inicios de su rol de capitalidad. Un periodo, por lo tanto, decisivo.
As¨ª, el punto de partida de las tesis es la reordenaci¨®n demogr¨¢fica y productiva del territorio catal¨¢n. Muchas ciudades intermedias toman por primera vez un papel activo -el tri¨¢ngulo Vilanova-Vic-Blanes y el eje Vic-Ripoll-, mientras que Barcelona reduce su densidad industrial y se va transformando en un centro direccional, una capital en la que se concentra la distribuci¨®n y los servicios. La mariner¨ªa desciende en Barcelona porque desde aqu¨ª se controlan los nuevos centros mar¨ªtimos: Arenys, Canet, Calella, Pineda, Matar¨®, Sitges, etc¨¦tera. Las redes de comunicaci¨®n se mejoran y se va imponiendo un sistema productivo que abarca todo el territorio: las materias primas provienen de Barcelona, los centros industriales se implantan en las ciudades emergentes seg¨²n una especializaci¨®n bastante precisa -sostenida en t¨¦rminos generales hasta el siglo XX-, los acabados y la distribuci¨®n vuelven a corresponder a la capital, que mantiene una red comercial exterior muy activa, con colonias de mercaderes en C¨¢diz, Sevilla, Zaragoza, Medina del Campo, Lisboa, lo cual representa una ampliaci¨®n de mercados respecto a la anterior prioridad mediterr¨¢nea.Garc¨ªa Espuche hace una interesante reflexi¨®n metodol¨®gica. Es posible que los siglos XVI y XVII fuesen considerados durante mucho tiempo como un claro par¨¦ntesis regresivo porque los estudios documentales de que se dispon¨ªa se refer¨ªan preferentemente a Barcelona y no a las dem¨¢s poblaciones catalanas, con lo cual el proceso para asumir realmente y por primera vez la capitalidad -con la inevitable reducci¨®n de cuotas productivas- podr¨ªa interpretarse como una decadencia, sin tener en cuenta que se trataba de una descentralizaci¨®n y hasta de una reordenaci¨®n de todo el territorio de Catalu?a para integrar por primera vez un cierto programa nacional. Por esta raz¨®n son tan eficaces los datos que aporta Garc¨ªa Espuche sobre cerca de 20 poblaciones catalanas. El caso de Matar¨®, por ejemplo, es, en ciertos aspectos, exhaustivo. En estos temas es de agradecer que el autor no haya olvidado su punto de vista de arquitecto y urbanista que le ha permitido entender mejor en t¨¦rminos espaciales el complejo devenir de las simples estad¨ªsticas econ¨®micas y demogr¨¢ficas. En resumen, el libro de Garc¨ªa Espuche es una aportaci¨®n original a la reivindicaci¨®n hist¨®rica de nuestros "siglos oscuros" porque subraya un aspecto relativamente nuevo: la organizaci¨®n territorial, la especializaci¨®n productiva en un sistema urbano que marca el entramado definitivo de Catalu?a como naci¨®n hacia la modernidad, en paralelo al proceso de urbanizaci¨®n de una buena parte de Europa que, en cambio, no se produjo en el resto de la Pen¨ªnsula. Un tema que puede leerse incluso como un dato previo al debate que estamos reclamando sobre la actual y futura estructura territorial de Catalu?a, el rol de una capital terciarizada y el de las ciudades productivas en un asentamiento metropolitano cont¨ªnuo. Pero no s¨¦ si este debate y la aplicaci¨®n de sus conclusiones ser¨¢ posible si se confirma el itinerario pol¨ªtico que auguran las recientes elecciones legislativas. Habr¨¢ que esperar la pr¨®xima ocasi¨®n, mientras se deteriora pac¨ªficamente la estructura funcional del territorio.
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