Pasi¨®n vital LUIS CAZORLA PRIETO
Me ha brotado; no la he buscado. En este momento de tr¨¢nsito para Jaime y de sentirle para los que le hemos conocido, me persigue machaconamente una idea: Jaime Garc¨ªa A?overos o la pasi¨®n por la vida, que ¨¦l ha sabido encarnar en grado sumo hasta el ¨²ltimo aliento. Su apasionamiento por la vida no era volandero, a merced de lo que viniera, aunque fuera esto muy poderoso. Sentida hasta el fondo, bebida hasta la ¨²ltima gota que se resbala sin rumbo por el fondo de la copa, su vida era de ra¨ªz honda, de raig¨®n. Su "vivir y dejar vivir" le saltaba por todos los poros; la tolerancia le acompa?aba, manchada s¨®lo en caso extremo por una aguda iron¨ªa; la lealtad a los dem¨¢s y a su propia trayectoria personal le encaminaba a veces hasta lo aparentemente incomprensible; la generosidad para las cosas de los dem¨¢s la llevaba siempre consigo...
La vida que le ten¨ªa agarradamente apasionado fue para ¨¦l (se me desliza en esta templada tarde el pasado verbal y me estremezco) tan variada como intensa. La pasi¨®n de profesor universitario llev¨® de la mano del inolvidable maestro al que tanto respet¨® siempre don Fernando Sainz de Bujanda a un jovenc¨ªsimo Garc¨ªa A?overos a ocupar la c¨¢tedra de Hacienda P¨²blica de la Universidad de Sevilla, que hoy llora a su catedr¨¢tico y donde deja escuela y obra sobresalientes. Su pasi¨®n por la pol¨ªtica, te?ida de aparente distanciamiento, le condujo a situarse bajo la bandera de la UCD, partido al que fue fiel hasta el ¨²ltimo momento, en la vanguardia de la prodigiosa hornada de pol¨ªticos que pis¨® por primera vez el Congreso de los Diputados tras las elecciones de 1977; primero como diputado-ponente y luego como ministro de Hacienda (cargo que pronto colm¨® su pasi¨®n pol¨ªtica), desempe?¨® un papel primordial, entre otros muchos, en el establecimiento e implantaci¨®n de los impuestos sobre la renta de las personas f¨ªsicas y sobre sociedades, de los que los ahora vigentes son herederos; a¨²n est¨¢ fresca la letra impresa de su ¨²ltima columna en EL PA?S con la que cada 15 d¨ªas nos daba prueba de su agudeza pol¨ªtica. La pasi¨®n por la abogac¨ªa le arrastraba a un aturdido, para el com¨²n de los humanos, no para Jaime, traj¨ªn entre Sevilla y Madrid, donde era cabeza, junto a otros ilustres compa?eros, de dos importantes bufetes. La pasi¨®n por la cultura le inundaba de libros del m¨¢s distinto contenido, le regalaba con amistades de lo m¨¢s variopinto y le aconsejaba poner su descomunal grano de arena en iniciativas como la conmemorativa del centenario del nacimiento de Federico Garc¨ªa Lorca. Todo ello unido a actividades como la presidencia de la Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogadicci¨®n. Tan variada e intensa pasi¨®n por la vida explicaba el ritmo a veces desenfrenado y siempre directo al grano que imprim¨ªa a sus acciones; Jaime a veces era "fuguillas" porque necesitaba el tiempo, todo el tiempo, para satisfacer su pasi¨®n por la vida. No soy yo qui¨¦n para decir si Jaime Garc¨ªa A?overos tiene que estar agradecido a la vida. S¨ª me atrevo a afirmar que la vida tiene que estar agradecida a Jaime Garc¨ªa A?overos: tanta pasi¨®n por ella demostrada y tanto fruto de ello derivado es como para que la vida le est¨¦ agradecida.
Luis Cazorla Prieto es catedr¨¢tico de Derecho Financiero y Tributario.
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