Cenicienta
En las cenizas del fuego del hogar, al amanecer, pod¨ªas, fij¨¢ndote, descubrir las peque?¨ªsimas pisadas de las almas de los antepasados. Todos los de la familia acud¨ªan al caliu, el rescoldo mortecino que habita en la sagrada ceniza -all¨ª se escond¨ªan los esp¨ªritus de los muertos de la casa antes del entierro; por eso, hasta despu¨¦s de los gori-goris, ni se remov¨ªan ni se pod¨ªan escombrar- protegidos por la Cendrosa, la Luna, por el color de su cara y de la p¨¢lida luz que emite, bueno, perd¨®n, refleja; recoge la creencia Llull: Ressucitaran los cors dels homes, los qual estan en cendra en la terra. Nos contaban que la bella diosa de la noche iba a casarse con el apuesto Sol; su vanidad la hizo quitarse el sutil velo de nubes que la cubr¨ªa para que admiraran sus encantos las estrellas -hoy los valencianos israelitas celebran el Ayuno de Esther, del persa Isthar, "estrella", la esposa jud¨ªa de Asuero, que evit¨®, con sus atractivos, el primer holocausto de la historia-; sabedor el novio, la repudi¨® y agredi¨®, lanz¨¢ndole ceniza al rostro.Si dejaran reposar en las calles las cenizas de las fallas ver¨ªamos hoy las huellas de generaciones de valencianos, quiz¨¢s ech¨¢ndonos en cara la agon¨ªa de nuestra cultura y la manipuladora mixtificaci¨®n de la fiesta. La urbanidad en esto s¨ª que es eficaz; el ayuntamiento se juega, con cargada pistola en la sien, a la ruleta rusa, la cat¨¢strofe; pero, las cenizas las borra inmediatamente. Y, estas cenizas son sacrosantas: en los ninots se encarnaban los esp¨ªritus de la vegetaci¨®n y como rito de fecundidad se esparc¨ªan -la antigua sacerdotisa encargada, como "reina y novia de las cenizas", sobrevive en el mito infantil de la "Cenicienta"- para, purificada y canonizada la madre tierra, resucitar la natura, traer la Primavera, retornar la vida.
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