Nigeria se tambalea bajo la amenaza de los conflictos internos
El primer Gobierno elegido en las urnas tras 17 a?os de dictaduras se enfrenta a la divisi¨®n ¨¦tnica
ENVIADO ESPECIALNo es s¨®lo la crisis de la sharia (ley isl¨¢mica), la batalla tambi¨¦n se libra casa por casa y en cada bolsillo agujereado de los 115 millones de nigerianos. Desde hace dos semanas no hay electricidad; el agua dej¨® de brotar por ensalmo; la gasolina (en el primer productor de petr¨®leo de ?frica) escasea de modo inexplicable, y los precios de los productos de primera necesidad engordan la inflaci¨®n y azuzan la pobreza, extendi¨¦ndose como un reguero la sensaci¨®n de que el presidente Olusegun Obasanjo, el primero elegido en las urnas tras casi 17 a?os de dictadura, es incapaz de manejar la situaci¨®n.
"Es lo que los hausas buscan: el derribo del Gobierno", afirma Abraham Adesanya, de 75 a?os y jefe de los yorubas (oeste). "Pero deben saber que un eventual asesinato de Obasanjo o un golpe militar supondr¨ªan el final de Nigeria, pues el pueblo no lo tolerar¨ªa otra vez". Para Adesanya y para el exgeneral Ojukwu (l¨ªder biafre?o) -de nuevo una voz vigorosa entre los ibos (en el este)-, el gran obst¨¢culo es que el norte se niega a compartir un ¨¢tomo de poder. "Su visi¨®n de Nigeria es la de una naci¨®n rica en petr¨®leo gobernada por ellos en exclusiva", sostiene el jefe yoruba. "Tenemos que redefinir la federaci¨®n, ir incluso a una confederaci¨®n con un centro d¨¦bil y unas regiones fuertes donde la riqueza se reparta entre todos. Con esta falsa unidad, la partici¨®n ser¨¢ inevitable", a?ade.
Nigeria se independiz¨® en 1960 sobre la divisi¨®n heredada de la colonia brit¨¢nica, con tres territorios aut¨®nomos (norte-hausa, este-ibo y oeste-yoruba), casi ¨¦tnicamente puros. Los hausas nunca aceptaron la unificaci¨®n impuesta por lord Lugard en 1914. El hallazgo de yacimientos petrol¨ªferos en el sureste en los a?os cincuenta alter¨® esa percepci¨®n nacional y aceptaron raudos la unidad pero dominando las instituciones y el Ej¨¦rcito del nuevo Estado. Obasanjo, un exmilitar de 63 a?os, es el primer presidente (salvo un breve periodo del general Ironsi, previo a la crisis de Biafra) que no pertenece a la etnia hausa ni profesa la fe musulmana. Obasanjo es un yoruba cristiano que, tras tomar posesi¨®n en mayo de 1999, lanz¨® una ambiciosa campa?a anticorrupci¨®n cuyo momento estelar fue la detenci¨®n de varios colaboradores de Sani Abacha, el dictador fallecido en junio de 1998 durante una org¨ªa regada de Viagra.
La actuaci¨®n contra el c¨ªrculo de Abacha alert¨®, entre otros, a Ibrahim Babangida, general y ex dictador como Abacha, considerado el hombre m¨¢s rico de Nigeria y al que muchos se?alan como urdidor entre bambalinas de la operaci¨®n a favor de la aplicaci¨®n de la sharia.
Varios periodistas locales a?aden otro dato al acelerado proceso de distanciamiento entre Obasanjo y quienes le auparon en el poder (Babangida financi¨® su campa?a) convencidos de que resultar¨ªa manejable: "El presidente se reuni¨® en noviembre con empresarios, entre los que se hallaban los corruptos m¨¢s notorios de Nigeria. En ese encuentro, ¨¦stos le advirtieron sobre el riesgo que corr¨ªa al investigar el pasado". Desde aquella fecha, se?alan los periodistas, el proyecto languideci¨®. ?ste es, junto a los presupuestos del 2000 y la crisis del Delta (porcentaje de la plusval¨ªa petrolera), una las tres asignaturas suspendidas por la actual Administraci¨®n.
En Kaduna (antigua capital del territorio del norte), las paredes gritan proclamas pintadas. En unas se escribe en contra de la sharia; en otras, a favor. Tambi¨¦n se ven esl¨®ganes firmados por los Hermanos Musulmanes. El imam Ciroma, hacedor de reyes del norte hausa, culpa a los cristianos del sur y de manera soterrada al propio Obasanjo, de no respetar la autonom¨ªa de los gobernadores norte?os que anhelan recuperar la totalidad de la sharia. Esta lucha se ha trasladado, por ahora, de la calle al ajedrez de la pol¨ªtica. Ser¨¢, auguran todos los actores, el Supremo el que decida. Sea cual sea el veredicto de esa instituci¨®n, dominada por los hausas musulmanes, habr¨¢ una excusa para blandir las armas.
A una pregunta simple, ?es usted optimista?, hausas, yorubas e ibos responden de forma alambicada y evasiva. El diplom¨¢tico lo resume con claridad: "El petr¨®leo es lo ¨²nico que les ha mantenido unidos, pero eso no funcionar¨¢ en el futuro". Adesanya y Ojukwu recuerdan que la ¨²nica salida es el justo respeto de la diversidad de Nigeria. "Si los hausas no aceptan, la ¨²nica soluci¨®n es el divorcio", dice el yoruba. Y Ciroma advierte: "La separaci¨®n no ser¨¢ pac¨ªfica, una guerra ser¨ªa peor que la de Biafra".
Biafra, la primera hambruna televisada al mundo, jugaba hasta hace un a?o como vacuna. Hoy todos parecen haberlo olvidado, y los ibos, vapuleados por el poder hausa, bajo el cual se sienten extranjeros, vuelven a pronunciar su nombre con esperanza.
Pero esto es ?frica, un continente hermoso y vibrante en el que una situaci¨®n explosiva puede permanecer de modo inexplicable en ebullici¨®n durante a?os.
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