100 a?os de banca valenciana
En 1900, un banquero asturiano, Jos¨¦ Tartiere, fundaba un peque?o banco en Valencia, con capitales de su tierra y de la vecina Cantabria. Formaba parte de una estrategia empresarial que buscaba vincularse al comercio local -en el caso valenciano, al del aceite y el arroz- a lo largo y lo ancho de Espa?a, tomando los nombres del lugar, en este caso el de Banco de Valencia. Este hecho ven¨ªa a certificar la incapacidad de los capitales valencianos por promover una banca propia, tras los sonados fracasos de dos grandes iniciativas de mediados del XIX, la Sociedad Valenciana de Cr¨¦dito y Fomento y la Sociedad de Cr¨¦dito Valenciano, tan bien estudiadas por la profesora Clementina R¨®denas en su tesis doctoral.La ausencia de iniciativas aut¨®ctonas fue revalidada en 1907 con la creaci¨®n de un nuevo banco local, el Comercial Espa?ol, con un capital cinco veces mayor que en el caso anterior, esta vez de la mano de franceses, belgas y alemanes vinculados al negocio del vino. El resto lo llen¨® la banca extranjera propiamente dicha o la emergente banca vasca, c¨¢ntabra y madrile?a. A excepci¨®n de la peque?a banca local -tambi¨¦n fuera de la ciudad de Valencia- o de las cajas de ahorro, el panorama era, pues, a principios del siglo XX, de una creciente sucursalizaci¨®n del sistema bancario valenciano.
En 1927, un grupo de hombres de negocios valencianos, encabezados por Vicent Noguera, compra el Banco de Valencia. Esta valencianizaci¨®n del banco viene acompa?ada de un impulso de la actividad propia y de la influencia en otros negocios financieros, comerciales e industriales sin precedentes. Incluso en el marco de la crisis econ¨®mica de los treinta, este banco acabar¨¢ por tener unos beneficios por encima de la media de la banca espa?ola. El ideario pol¨ªtico valencianista -excepcional en la derecha valenciana- de dos de sus m¨¢ximos dirigentes, Ignasi Villalonga y Joaquim Reig, permit¨ªa vislumbrar que se estaba labrando, por fin, un futuro prometedor para la banca valenciana.
Con el franquismo, las perspectivas se tuercen. En lugar de escoger la v¨ªa vasca, que hace de Bilbao una poderosa plaza bancaria en el contexto espa?ol, el n¨²cleo dirigente del Banco de Valencia prefiere hacerse con el control del Banco Central y trasladar su centro de operaciones a Madrid. Con todos los matices que se quieran, a partir de entonces el banco valenciano se convertir¨¢ en un ap¨¦ndice de la estrategia empresarial de un grupo bancario liderado por el banco madrile?o. El resto de la banca local valenciana ser¨¢ absorbida literalmente por la gran banca espa?ola. S¨®lo quedar¨¢n las cajas de ahorro como entidades aut¨®ctonas, pero en un marco jur¨ªdico muy restrictivo para volar por su cuenta.
El despegue econ¨®mico de los ¨²ltimos cuarenta a?os -y los cambios en el r¨¦gimen jur¨ªdico del sistema financiero espa?ol- propici¨® la creaci¨®n de nuevos bancos valencianos, pero su debilidad y/o su deficiente gesti¨®n los ha condenado a desaparecer (a destacar, los casos del Banco de Alicante, el de la Exportaci¨®n o el de Promoci¨®n de Negocios-Promobanc). El propio Banco de Valencia, con una tormentosa ¨²ltima etapa en el grupo del Banco Central, ha acabado en la ¨®rbita de Bancaixa por la compra de ¨¦sta del 29% de las acciones que pertenec¨ªan a aquel. El actual presidente del banco es Julio de Miguel, que tambi¨¦n lo es de Bancaixa. Con un volumen de negocios de un bill¨®n de pesetas es actualmente el d¨¦cimo banco espa?ol en capitalizaci¨®n burs¨¢til y el ¨²nico que mantiene la sede social en nuestra tierra.
As¨ª, pues, el Banco de Valencia, junto a las dos grandes cajas -CAM y Bancaixa-, forma parte de la exigua n¨®mina de entidades financieras de importancia con las que contamos los valencianos (sin desmerecer las dem¨¢s y particularmente la amplia presencia de cooperativas de cr¨¦dito). Sin duda, el principal reto de esta banca valenciana es desenvolverse con soltura en un mercado cada vez m¨¢s competitivo y empe?ado en una renovaci¨®n de productos y t¨¦cnicas crecientemente sofisticados. Pero, para hablar de banca valenciana hay que exigir un plus de enraizamiento en la sociedad y la econom¨ªa valenciana. ?C¨®mo?, ?Solamente teniendo las sedes centrales en territorio valenciano?, ?Estas sedes centrales, junto con la Bolsa de Valores, permitir¨¢n generar puestos de trabajo cualificados y un capital de conocimientos que nos permita ubicarnos entre las plazas financieras que cuenten en Europa?
Las cajas, ahora con m¨¢s libertad de movimientos que en el pasado, tienen, al menos, la posibilidad de valencianizar sus beneficios, canaliz¨¢ndolos a trav¨¦s de su obra social y cultural. Pero, ?y una empresa enteramente privada como el Banco de Valencia? Por de pronto, a sus cien a?os act¨²a sin ning¨²n signo externo de valencianidad -excepto el nombre y la sede social-, como cuando lo cre¨® el asturiano Tartiere. Como s¨ªntoma, los cartelones que festejan la efem¨¦ride centenaria en la fachada de su sede central hieren a los ojos de tan castellanos como son.
Por su parte, el ciclo de conferencias conmemorativo rezuma provincianismo por los cuatro costados: nombres famosos, para temas impartibles en cualquier sitio de Espa?a y en cualquier otro foro. Con una apertura a cargo de un Villalonga, el de la Telef¨®nica, de orientaciones pol¨ªticas muy alejadas de las de su antepasado valencianista, el joven Ignasi. Este de ahora exhibe incluso -contra lo que la literatura econ¨®mica ha ido confirmando en los ¨²ltimos diez a?os- un sorprendente papanatismo antigeogr¨¢fico, que ignora las externalidades locacionales, de la nueva econom¨ªa derivada de la mundializaci¨®n y la revoluci¨®n inform¨¢tica (suponemos que para dar sentido a Miami como sede mundial de sus empresas).
Un ciclo que, en aras de este tipo de papanatismos, no realiza ni una sola concesi¨®n, por ejemplo, a reflexionar sobre problemas econ¨®micos valencianos en el contexto de esa mundializaci¨®n y revoluci¨®n tecnol¨®gica.
Si estos detalles sintom¨¢ticos ocurren en ocasi¨®n tan hist¨®rica, la pregunta que se deriva es muy sencilla: ?Qui¨¦n piensa en valenciano en la direcci¨®n del banco?, ?En qu¨¦ se plasma la valencianidad del mismo? Por lo que se ve, a¨²n queda mucho para que el Banco de Valencia se convierta, de verdad, en el Banc de Val¨¨ncia. ?Ser¨¢n poco cien a?os para tener las ideas claras al respecto?
Vicent Soler es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Valencia.
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