Camino de ca?as
Un domingo de Cuaresma la ciudad de Castell¨® rompe el alba con gozosas salutaciones, desde el Fadr¨ª, de la campana Vicent. Y, la fiesta llega con la primera luz solar y cubre la plaza mayor de todos los valencianos con un inmenso ca?averal: Que ja el dia ¨¦s arribat/ de la nostra "Madalena",/ i desitjant siga plena/ de goig pur i vertader,/ convoca al poble sencer/ a traure l'amor de pena. Mide, con ca?as -cana es la ca?a de medir, acanar; en griego can¨®n, medida-, los a?os la ciudad de Madalena a Madalena, que pone en marcha a quienes creen que la vida y el vivir depende de su misterioso caminar festivo a un lugar m¨¢gico. Armados de f¨¢lico bast¨®n, apoyo, eje del mundo que part¨ªa en dos a las demon¨ªacas serpientes con tocarlas y, de pie, ahuyenta brujas y malos esp¨ªritus; apropiadas para romer¨ªas penitenciales -tambi¨¦n la de la Fa? de Alacant usa ca?as verdes- en ¨¦poca de demonios sueltos; hoy, santa Eugenia libra de diablos a espiritados: Vostres reliquies sagrades,/ venerades,/ s¨®n del dimoni espant,/ als possessos deslliurant.
Ser¨ªa inapropiado e irracional, con m¨¢s horas y d¨ªas que longanizas, para trasladarse del castell¨® vell a la villa fundada por Jaume I, hacerlo de noche; se visti¨® de epopeya el parto de la ciudad de la Plana y se busc¨® una paralelismo con el paso del mar Rojo, en versi¨®n casera, aiguamolls. Las luces que, con las ca?as, formaron las primitivas gaiates; son los mismos tizones o antorchas; falles, en el Pirineo leridano, de d¨®nde procedemos encendidas y bajadas desde sagradas monta?as, en el equinoccio, recorriendo los campos, para alejar males, fertilizar los frutales, ayudar a las mieses a prosperar y, en Castell¨®, cultivar la fidelidad a la identidad: Anar a la romeria/ no ¨¦s tan sols anar de festa, / ¨¦s deure que manifesta/ orgull de genealogia.
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