Un h¨¦roe abrumado por la fama
Un soldador en paro llora al recordar c¨®mo salv¨® la vida a cuatro mujeres y una ni?a en una finca en llamas de Alboraia
El peso de la fama abrum¨® ayer a Juan Antonio Mora Gallego, un soldador en paro de 30 a?os, como no lo hicieron 48 horas antes las llamaradas que ascend¨ªan hasta el cuarto piso, el calor asfixiante y la humareda que le intoxic¨®. El miedo que no sinti¨® cuando trep¨® por una escalera de aluminio apoyada contra la fachada de una finca en llamas de Alboraia para salvar la vida a cuatro mujeres y una ni?a, se apoder¨® de ¨¦l ayer en el sal¨®n de plenos del Ayuntamiento de este municipio al verse frente a un enjambre de c¨¢maras y micr¨®fonos."Estaba escondi¨¦ndome de todos vosotros". Fueron las primeras palabras que, visiblemente nervioso, dirigi¨® a los periodistas en la conferencia de prensa que tuvo que dar ayer a petici¨®n de las autoridades municipales. El alcalde, Manuel ?lvaro, revel¨® que, en cuanto se enter¨® de que se hab¨ªa convertido en una celebridad y que todos los medios de comunicaci¨®n deseaban entrevistarle, Juan Antonio discuti¨® con la doctora que le atend¨ªa en el hospital Cl¨ªnico hasta que logr¨® que le diera el alta voluntaria para correr a refugiarse en su domicilio.
El domingo le cost¨® conciliar el sue?o pensando en la nube de reporteros que le aguardaban al d¨ªa siguiente en el Consistorio. Ten¨ªa tanta tensi¨®n acumulada que no pudo evitar que se le llenaran los ojos de l¨¢grimas mientras recordaba su heroicidad ante la prensa.
Pero este hombre soltero, moreno, de complexi¨®n y estatura media y con un pendiente en la oreja izquierda, reconoci¨® ayer que ni siquiera se le pas¨® por la cabeza el riesgo que corr¨ªa cuando trep¨® por la escalera que los falleros hab¨ªan utilizado d¨ªas atr¨¢s para engalanar las calles. "Si lo hubiera pensado no lo habr¨ªa hecho", admiti¨® sin rodeos. Juan Antonio no viv¨ªa en la finca incendiada. Ni siquiera ten¨ªa familiares o conocidos que residieran all¨ª. ?Qu¨¦ le empuj¨® a cometer esa temeridad anticip¨¢ndose a los bomberos y a la polic¨ªa? "Hice lo que me gustar¨ªa que hubieran hecho por m¨ª", sentenci¨®.
Juan Antonio se convirti¨® en h¨¦roe despu¨¦s de almorzar. Al salir del bar pas¨® junto a su amigo Mario Hern¨¢ndez, en el Seat Ibiza de ¨¦ste, junto al edificio en llamas del n¨²mero 3 de la calle del Doctor Ang¨¦lico. Una humareda se hab¨ªa ense?oreado de la calle y Juan Antonio pens¨® que "hab¨ªa ardido un contenedor". Segundos despu¨¦s sali¨® de su error al escuchar los gritos que proced¨ªan del tercero: "?Ayudadnos, que nos quemamos!".
Antes de que se diera cuenta de lo que hac¨ªa, ya estaba subiendo por la escalera, sujetada por su amigo y colocada encima de dos mesas porque no llegaba hasta el tercero. Una vez arriba, la mujer que gritaba desde la ventana le inform¨® de que en el balc¨®n de al lado estaban su madre y otras personas que corr¨ªan m¨¢s peligro. "Vi que en el balc¨®n hab¨ªa dos chicas muy quemadas y me fui a salvarlas a ellas primero", relat¨®.
Se trataba de Blaitneid C. A., de 25 a?os, y su prima Albanelly M. B., de 28, dos mujeres colombianas que viv¨ªan en el cuarto. El jefe de la Polic¨ªa Local, ?ngel Gea, relato que, aterradas por las llamas que sub¨ªan desde el primero, cometieron un error fatal: salieron del piso e intentaron bajar por la escalera. Pero el tiro del fuego sub¨ªa por el hueco de la escalera y las abras¨® (Blaitneid se debate entre la vida y la muerte con quemaduras en el 60% del cuerpo y Albanelly tiene el 20% del cuerpo quemado). Por suerte, hallaron abierta la puerta del tercero y se refugiaron all¨ª.
Cuando se descolg¨® por la cornisa y lleg¨® hasta ellas, Juan Antonio se qued¨® impresionado por sus quemaduras. "Ten¨ªa miedo de tocarlas por si les hac¨ªa da?o", confes¨®. Se asust¨® cuando una de ellas, al bajar por la escalera, "se resbal¨® y casi se cae". Luego, con ayuda de los bomberos, ayud¨® a bajar por la escalera a la mujer de la ventana, Mari Carmen, y a su hija de 11 a?os.
Los responsables municipales tambi¨¦n le consideran el salvador de C. C. N., la madre de Mari Carmen, de 66 a?os, que yac¨ªa inconsciente en el piso. Aunque entr¨® varias veces, Juan Antonio no lleg¨® hasta ella: "Me met¨ª en el comedor con una toalla en la cabeza, pero el calor me quemaba la cara, me ahogaba por el humo y no ve¨ªa nada". Pero antes de irse, rompi¨® los cristales y el aire limpio permiti¨® que la anciana aguantara hasta que entraron los bomberos y los polic¨ªas locales Ernesto Navarro y Francisco Hern¨¢ndez, que la rescataron a ella y al resto de v¨ªctimas.
Mientras le fotografiaban junto a la finca, el h¨¦roe intent¨® calmar los nervios con un pitillo. El ayudante del alcalde le mir¨® sorprendido: "?No has tragado ya bastante humo?".
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