Defensa justifica una acci¨®n militar para asegurar el suministro de petr¨®leo
Las Fuerzas Armadas espa?olas deben estar preparadas para contrarrestar cualquier acci¨®n de fuerza que ponga en peligro el suministro de los recursos b¨¢sicos necesarios para mantener el bienestar de los espa?oles. As¨ª lo afirma el Libro Blanco de la defensa, que el Ministerio de Defensa ha editado por primera vez en Espa?a. Aunque esta afirmaci¨®n pueda parecer una justificaci¨®n a posteriori de la guerra del Golfo, la intervenci¨®n militar de Occidente se legitim¨® entonces por la violaci¨®n del Derecho Internacional y no por el petr¨®leo.
A semejanza de otros pa¨ªses occidentales, Espa?a cuenta ya con su Libro Blanco de la defensa, que ayer present¨® el ministro Eduardo Serra. El documento, de 276 p¨¢ginas, es m¨¢s gen¨¦rico que sus hom¨®logos europeos y aporta escasas novedades sobre los planes y proyectos de Defensa para los pr¨®ximos a?os.Su mayor inter¨¦s radica en que, por vez primera en un texto p¨²blico, se teorizan y definen los llamados "intereses nacionales de seguridad", para cuya defensa deben prepararse las Fuerzas Armadas, bajo la direcci¨®n del Gobierno. El Libro Blanco sit¨²a en un lugar prioritario los que denomina "intereses vitales", a los que define como "elementos constitutivos del Estado", cuya defensa considera "irrenunciable". Son, seg¨²n su enumeraci¨®n, "el territorio peninsular y extrapeninsular con sus accesos a¨¦reos y navales, la poblaci¨®n, el ordenamiento constitucional, la soberan¨ªa y la independencia". En segundo lugar coloca los llamados "intereses estrat¨¦gicos" de Espa?a: "Aquellos que aportan seguridad a nuestro entorno y cuya protecci¨®n contribuye decisivamente a la defensa de los intereses vitales". Es en este nivel en el que incluye -adem¨¢s de la estabilidad del Mediterr¨¢neo Occidental, el norte de ?frica o el estrecho de Gibraltar y sus accesos- "la libertad de intercambios y comunicaciones".
"Espa?a", argumenta el Libro Blanco, "necesita tener asegurado el suministro de recursos b¨¢sicos para mantener el bienestar y fomentar la prosperidad del pueblo espa?ol. Cualquier acci¨®n de fuerza que pusiera en peligro ese suministro con riesgo de colapso para nuestra econom¨ªa constituir¨ªa una amenaza que ser¨ªa necesario contrarrestar".
El documento no explicita si, para que est¨¦ justificada una respuesta militar, dicha "acci¨®n de fuerza" debe constituir o no una violaci¨®n del derecho internacional, como fue la invasi¨®n de Kuwait por Irak, y si una eventual r¨¦plica debe contar con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, como entonces ocurri¨®.
La alusi¨®n a la ONU s¨ª figura en el apartado dedicado a las misiones de mantenimiento o imposici¨®n de la paz, que clasifica como "otros intereses nacionales de seguridad", de menor prioridad que los vitales y estrat¨¦gicos.
Espa?a, explica, es partidaria de que todo uso internacional de la fuerza sea autorizado por la ONU, pero "en circunstancias apremiantes, en presencia o ante la inminencia de cat¨¢strofes humanas de grandes proporciones, el bloqueo del Consejo de Seguridad, el agotamiento de todas las v¨ªas diplom¨¢ticas y el continuado incumplimiento de sus Resoluciones no deber¨ªan impedir la determinaci¨®n de la comunidad internacional para evitar tragedias humanas. En estas ocasiones", agrega, "Espa?a podr¨ªa considerar la oportunidad de usar la fuerza, de consenso o con acuerdo generalizado de los restantes socios y aliados en las organizaciones internacionales de seguridad y defensa a las que pertenecemos".
La referencia a la guerra de Kosovo es evidente, pero al contrario de lo que sucedi¨® en 1999, abre la v¨ªa a una intervenci¨®n que no tenga el consenso de todos los socios de la OTAN, sino s¨®lo un "acuerdo generalizado".
El Libro Blanco tambi¨¦n prev¨¦ que los ej¨¦rcitos colaboren con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado "en la lucha contra el terrorismo internacional, narcotr¨¢fico, crimen organizado o inmigraci¨®n clandestina, realizando tareas de vigilancia o de apoyo t¨¦cnico". Significativamente, no menciona la posibilidad de que den apoyo en la lucha contra el terrorismo de ETA.
El documento defiende la "libertad de acci¨®n del Gobierno" para decidir cu¨¢ndo existe una amenaza para los intereses de seguridad de Espa?a y corresponde el empleo de las Fuerzas Armadas, pero omite cualquier referencia a la necesidad de que, en estos casos, el Gobierno recabe el apoyo del Parlamento o, al menos, le mantenga informado.
El legado de Serra
Si se cumplen los pron¨®sticos, Eduardo Serra no ser¨¢ el ministro de Defensa del pr¨®ximo Gobierno. Quiz¨¢ por ello, su Libro Blanco parece m¨¢s el balance de la legislatura reci¨¦n concluida que el programa de la que se va a comenzar. Las ¨²nicas novedades relevantes del documento son la creaci¨®n del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, el planeamiento de una red de sat¨¦lites militares exclusivamente nacional o el prop¨®sito de concentrar en un Pent¨¢gono espa?ol las actuales sedes del Ministerio de Defensa y los cuarteles generales de los tres ej¨¦rcitos. El pr¨®logo firmado por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar sugiere que estos proyectos cuentan con el aval del seguro pr¨®ximo presidente del Gobierno.Elaborado durante m¨¢s de un a?o, el Libro Blanco de la defensa no recoge la promesa electoral de Aznar de adelantar al a?o 2001 la supresi¨®n de la mili y se limita a repetir que la profesionalizaci¨®n culminar¨¢ "no m¨¢s tarde del 31 de diciembre de 2002". Ayer, tras la presentaci¨®n del Libro Blanco, Serra asegur¨®: "Lo que dice el presidente del Gobierno siempre es verdad y siempre es bueno".
Respecto al apoyo que el documento prev¨¦ que puedan prestar las Fuerzas Armadas a las de Seguridad, y al papel militar de la Guardia Civil, el titular de Defensa en funciones afirm¨® que "est¨¢ bien diferenciada y delimitada la funci¨®n de las fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas. No hay disfunci¨®n".
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