Federalismo: el PSOE y el PSC FRANCESC DE CARRERAS
En la reciente reuni¨®n del comit¨¦ federal del PSOE que design¨® una comisi¨®n gestora presidida por Manuel Chaves, algunas de las intervenciones aludieron a determinadas posiciones de Maragall y de los socialistas catalanes como una de las causas de su severa derrota electoral. Ello se ha interpretado desde Catalu?a, de manera generalizada e incluso en el mismo PSC, como un rechazo por parte del PSOE de una concepci¨®n federal del Estado de las autonom¨ªas y una vuelta, m¨¢s o menos encubierta, a posiciones centralistas.De nuevo, el rearme de un nacionalismo espa?ol cong¨¦nito en el PSOE, contrario a la diversidad y al pluralismo que exige la Espa?a auton¨®mica, ha planeado sobre el ambiente y, lo que resulta m¨¢s sorprendente, no ha sido desmentido sino que, por el contrario, m¨¢s bien ha sido admitido por el PSC. En definitiva, la sensaci¨®n que ha quedado en la opini¨®n p¨²blica es la de que hay dos proyectos del Estado de las autonom¨ªas: uno centralizador -loapista, dir¨ªan algunos-, que defiende el PSOE, y otro federal, que defienden los socialistas catalanes.
Si se ha seguido la trayectoria que en los ¨²ltimos 15 a?os han mantenido los socialistas sobre esta materia, tanto en Catalu?a como en el resto de Espa?a, puede comprobarse que esta duplicidad de proyectos es hoy inexistente. Por el contrario, lo que se ha producido es una convergencia en esta materia: precisamente son los socialistas catalanes quienes m¨¢s han contribuido a configurar la actual posici¨®n socialista sobre el modelo auton¨®mico. La causa de las cr¨ªticas poselectorales socialistas a Maragall creo que son debidas a otras razones, a mi parecer perfectamente razonables. Pero vayamos por partes.
La posici¨®n actual del PSOE respecto al modelo de Estado de las autonom¨ªas est¨¢ claramente expuesta en diversos documentos hechos p¨²blicos durante el ¨²ltimo a?o, ha sido recogida en el programa electoral y fue solemnemente explicada en plena campa?a electoral por Joaqu¨ªn Almunia en una conferencia en la Fundaci¨®n Ortega y Gasset que tuvo amplio eco en la prensa. No tiene por objetivo este art¨ªculo exponer tal modelo: s¨®lo basta con decir que su contenido, adem¨¢s de su denominaci¨®n, es expl¨ªcitamente federal.
Lo m¨¢s curioso, adem¨¢s, es que coincide con propuestas expuestas desde ¨¢mbitos acad¨¦micos de Catalu?a, a finales de los a?os ochenta, recogidas inmediatamente, en aquellos mismos a?os por la direcci¨®n del PSC. El origen remoto lo encontramos en un estudio realizado por un grupo de catedr¨¢ticos de la Universidad de Barcelona publicado bajo el t¨ªtulo de Informe sobre autonom¨ªas (Civitas, Madrid, 1987). El estudio fue patrocinado por los ayuntamientos de Barcelona y Girona, siendo alcaldes Pasqual Maragall y Joaquim Nadal, respectivamente. A ra¨ªz de todo ello, un grupo m¨¢s amplio y plural de prestigiosos juristas ha publicado anualmente desde 1989 los Informes sobre comunidades aut¨®nomas, gruesos vol¨²menes que constituyen elementos imprescindibles de reflexi¨®n sobre esta materia.
Hace escasos meses, el profesor Eliseo Aja ha publicado un breve pero sustancioso libro, El Estado auton¨®mico: federalismo y hechos diferenciales (Alianza, Madrid, 1999), que es una reflexi¨®n personal suya sobre esta materia y que coincide en sus l¨ªneas maestras con las posiciones federalistas de los socialistas catalanes desde principios de los a?os noventa que, finalmente, han sido asumidas por la direcci¨®n socialista de Madrid. En consecuencia, la identidad de modelos, por lo menos hasta el momento presente, es total y la evoluci¨®n la han orientado, precisamente, los socialistas catalanes.
Las cr¨ªticas socialistas no han sido debidas, por tanto, a discrepancias sobre el modelo federal, sino a recientes posiciones pol¨ªticas del PSC. En primer lugar, a las manifestaciones de Maragall sobre la conveniencia de extender a otras comunidades aut¨®nomas las circunstanciales alianzas de gobierno de los socialistas en Baleares y Arag¨®n, que si bien pueden justificarse por necesidades de gobernabilidad muy concretas y peculiares, es leg¨ªtimo -y sobre todo muy sensato- considerar que no son el modelo m¨¢s id¨®neo a seguir.
Pero la alarma fue todav¨ªa mayor cuando los socialistas catalanes pactaron una muy extra?a alianza en Catalu?a con ERC e IC, cuyos resultados electorales han sido, como era de esperar, visiblemente decepcionantes. Adem¨¢s, la intenci¨®n de este acuerdo era formar grupo propio en el Senado con el objeto de contribuir a la reforma del mismo. Aqu¨ª la contradicci¨®n es mutua, tanto de los socialistas como de los republicanos, ya que precisamente el modelo de Senado debe ser forzosamente distinta entre un partido federalista y un partido soberanista (forma actual de denominar al independentismo) que debe aspirar l¨®gicamente, como m¨ªnimo, a una alta c¨¢mara que se corresponda con una organizaci¨®n territorial de tipo confederal. Esquerra y socialistas pueden tener muchos puntos en com¨²n en otros aspectos (pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales), pero no, precisamente, en la configuraci¨®n del Estado de las autonom¨ªas. El ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta extra?a alianza, el del senador electo tr¨¢nsfuga de Tarragona que abandona IC para pasar al PSC, es ya cuesti¨®n distinta y recuerda maneras de hacer pol¨ªtica que cre¨ªamos desterradas entre partidos respetables, m¨¢s a¨²n si son aliados.
El desconcierto y el descontento que provocan los socialistas catalanes no s¨®lo en el PSOE, sino tambi¨¦n en muchos de sus militantes y votantes de Catalu?a, es debida a esta pol¨ªtica err¨¢tica e inexplicable y no a un fantasmal rearme del nacionalismo espa?ol entre los miembros del comit¨¦ federal del PSOE.
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