Juan Luis Panero: "Casi todo lo que he hecho en la vida est¨¢ desaconsejad¨ªsimo" El poeta publica 'Sin rumbo cierto', premio Comillas de memorias
Gracias a no haber rehuido la propuesta que le hizo Fernando Valls (transcribir una serie de conversaciones sobre sus avatares), Juan Luis Panero (Madrid, 1942) se encuentra con un libro de memorias en las manos, Sin rumbo cierto, y un premio en el bolsillo, el Comillas. La obra cuenta casi 60 a?os de viajes, amistad con artistas de todos los colores, tabaco, alcohol y mujeres. "Esas cosas, casi todas desaconsejad¨ªsimas", resume el escritor.
Sin rumbo cierto (t¨ªtulo sacado de un verso de Rub¨¦n Dar¨ªo, uno de los poetas preferidos de Panero) dibuja un personaje de trazos envidiables: buena familia (y por lo tanto buen patrimonio), viajes por todo el mundo, amistades con la flor y nata de la literatura inglesa y suramericana y un buen n¨²mero de aventuras femeninas. Pero a Juan Luis Panero no le parece tan envidiable: "Primero, no es cierto que en lo econ¨®mico todo hayan sido vacas gordas, si no, no habr¨ªa tenido que trabajar; y segundo, nada de eso es sin¨®nimo de felicidad. Yo la he encontrado a lo sumo ocasionalmente, algunas tardes, algunas noches, pocos amaneceres...".En el ¨ªndice onom¨¢stico del libro desfilan mayoritariamente escritores, adem¨¢s de muchos cineastas y pintores: T. S. Eliot, Luis Cernuda, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma... "He querido sobre todo hablar de seres pr¨®ximos, de amigos. Los enemigos los he obviado porque en general han sido bastante mediocres, y no me interesa promocionar a ning¨²n chupaletrinas. Lo mismo que con las mujeres: no se trataba de hacer ajustes de cuentas, as¨ª que las escasas alusiones a episodios ingratos aparecen sin nombre propio. De ning¨²n modo he tratado de hacer un libro de esc¨¢ndalo".
Con la alusi¨®n a la resignaci¨®n se refiere Panero a uno de los temas predominantes en su obra, el de la muerte como destino ineluctable. En Sin rumbo cierto (Tusquets), el escritor no s¨®lo habla abiertamente de su enfermedad, sino que incluso da la impresi¨®n de acelerar su propia vejez: "No es eso, es que realmente soy viejo. Por mucho que traten de disfrazarnos la realidad, los avances m¨¦dicos lo que hacen es alargar la vejez, no la juventud. Yo hace ya tiempo que le veo las orejas al lobo. Aunque no hubiera bebido tanto estar¨ªa igual, porque lo que desgasta es la vida. Todas las cosas que aprovechas, las que disfrutas, son tambi¨¦n las que te consumen. Y adem¨¢s el desgaste no es s¨®lo f¨ªsico, sino tambi¨¦n mental".
?Por eso quiso publicar su Poes¨ªa completa en 1997, titular su ¨²ltimo volumen po¨¦tico Enigmas y despedidas (1999), sacar las memorias y pr¨¢cticamente haber abandonado la creaci¨®n? "Bueno, la muerte no se puede preparar porque se presenta cuando le parece, pero lo que no quiero es ser uno de esos viejos que se agarran a la vida por pura voluntad de existencia; me parece aterrador. Adem¨¢s, nadie ha dicho que haya dejado de escribir, s¨®lo que he bajado el ritmo: un poema por a?o. Y si llega una racha inesperada... Por otro lado, ya he escrito demasiado: cuando publiqu¨¦ mi segundo libro calcul¨¦ que en total sacar¨ªa tres, tal vez cinco, y ya ves...".
Fiel a esta parquedad en la escritura (su obra completa consta tan s¨®lo de siete libros de versos y uno en prosa), estas memorias son no s¨®lo moderadas con sus adversarios, que en su caso quiere decir sus hermanos Leopoldo Mar¨ªa y Michi, sino tambi¨¦n en la extensi¨®n del libro (s¨®lo 200 p¨¢ginas).
Llama la atenci¨®n esta moderaci¨®n compar¨¢ndola con el mucho tiempo y dinero que el escritor ha invertido en literatura a lo largo de su vida: "Tres bibliotecas personales, en Madrid, Ciudad de M¨¦xico y Bogot¨¢, y ahora ando por la cuarta, que empec¨¦ en Barcelona con un libro de Alfonso Costafreda. No s¨¦ cu¨¢nto habr¨¦ gastado en libros, millones de pesetas. Los estantes de biograf¨ªa y memorias son enormes, porque en Francia e Inglaterra es un g¨¦nero que se cultiva mucho, pero aqu¨ª quiz¨¢ todav¨ªa arrastramos alguna r¨¦mora de la Inquisici¨®n. A¨²n nos faltan, por ejemplo, las de Cernuda o Valle-Incl¨¢n. Claro que a lo mejor se debe a la falta de tradici¨®n democr¨¢tica: un libro como el m¨ªo no mucho tiempo atr¨¢s me habr¨ªa llevado a la hoguera, y con la bendici¨®n papal. Aunque luego el Papa habr¨ªa pedido perd¨®n, eso s¨ª".
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