El esc¨¢ndalo de TV-3

El nuevo director general de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n (CCRTV), Miquel Puig, sorprendi¨® el martes con el reconocimiento de que la deuda de este organismo asciende a 105.000 millones. La ¨²ltima cifra de endeudamiento reconocida correspond¨ªa a 1997 y ascend¨ªa a 57.026 millones. Es decir, en s¨®lo dos a?os la deuda de la televisi¨®n y la radio p¨²blicas catalanas ha aumentado un 84%.Pero el anuncio de Puig llevaba incorporada una propuesta sonrojante. El director general asegur¨® que la corporaci¨®n no pod¨ªa afrontar esta deuda, por lo que deber¨ªa ser el Parlamento catal¨¢n quien hallara la soluci¨®n. Que el nuevo director quiera delimitar su gesti¨®n de la de sus antecesores, ofreciendo todos los datos disponibles y el estado real de las cuentas, puede incluso ser encomiable. Pero que quiera desentenderse del gasto realizado por un organismo p¨²blico que funciona con cargo al presupuesto es una irresponsabilidad y una fuente de desprestigio para la autonom¨ªa de Catalu?a. La defensa de las ventajas de acercar la Administraci¨®n al ciudadano para que pueda controlar mejor sus actuaciones se desmorona cada vez que un Gobierno se declara irresponsable de sus acciones.

Las cuentas que present¨® Puig desvelan los apa?os realizados por el Gobierno de Pujol para acomodar las cuentas a los objetivos de d¨¦ficit de Maastricht. En 1997 y 1998 cerr¨® el grifo de las subvenciones admitiendo que fuera TV-3 quien se endeudara. Es el estilo de Pujol. Apoyo a Maastricht de puertas afuera, pero incumplimiento de puertas adentro con el argumento de que "ya lo arreglaremos". Y, por supuesto, siempre con el pretexto patri¨®tico de la protecci¨®n de la lengua para justificar una televisi¨®n p¨²blica convertida en ¨®rgano de propaganda de su Gobierno. Es un sarcasmo que se pretenda desplazar la soluci¨®n al Parlamento a la vez que se intenta hurtar a los diputados la ¨²ltima palabra sobre la designaci¨®n de los directivos de los medios p¨²blicos.

El presupuesto de 2000 prev¨¦ una subvenci¨®n a la CCRTV de 19.000 millones, lo que supone m¨¢s que triplicar la cifra del a?o anterior. Alguien tiene que dar explicaciones. Sobre todo, el antecesor de Miquel Puig, Jordi Vilajoana, actual consejero de Cultura.