La antiguaguerrilla de Guatemala se desmarca de la denuncia de Mench¨²

La Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), guerrilla durante los 36 a?os de guerra interna y hoy grupo parlamentario, apuesta por el fortalecimiento de las instituciones nacionales, entre ellas los tribunales, para hacer justicia y conseguir la reconciliaci¨®n nacional. La URNG, principal enemigo del Ej¨¦rcito en los a?os de un enfrentamiento salvaje, no niega el derecho de la premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Mench¨², a acudir a la Audiencia Nacional espa?ola para juzgar a ocho ex generales o funcionarios guatemaltecos con cargos de genocidio, torturas o detenci¨®n ilegal, pero su estrategia es otra.

"No trabaj¨¦ seis a?os en los Acuerdos de Paz para andar ahora exaltando ¨¢nimos", declara a este peri¨®dico Ricardo Rosales Rom¨¢n, de 66 a?os, uno de los tres comandantes guerrilleros que estamp¨® su firma en los acuerdos de 1996, la conclusi¨®n de un conflicto que se cobr¨® 150.000 vidas y 50.000 desaparecidos. Su principal inter¨¦s no es querellarse contra el Ej¨¦rcito, polic¨ªa y paramilitares, a quienes se atribuye el 93% de las b¨¢rbaras violaciones de los derechos humanos cometidas durante el conflicto, sino empujar desde el Congreso los cambios necesarios para construir en Guatemala una aut¨¦ntica democracia. La URNG ocupa nueve de los 116 esca?os del Parlamento.Ricardo Rosales, en la clandestinidad o en la selva desde 1951, es jefe del grupo parlamentario de la ex guerrilla, responsable del 7% restante en la relaci¨®n de atrocidades, seg¨²n la Comisi¨®n de Esclarecimiento Hist¨®rico, organismo sin prop¨®sitos o efectos judiciales creado por los negociadores de los Acuerdos de Paz. Trabaja a futuro, dise?ando el andamiaje de la nueva legalidad.

De momento, el grueso de los objetivos establecidos en los Acuerdos de Paz, entre ellos el fortalecimiento del poder civil, la funci¨®n del Ej¨¦rcito en una sociedad democr¨¢tica, los aspectos socioecon¨®micos o la reforma agraria no se ha cumplido a cabalidad. Tampoco se ha hecho justicia en los t¨¦rminos deseados por los familiares de las v¨ªctimas, y s¨®lo en el caso Xaman, la aldea donde una patrulla militar asesin¨® a 11 campesinos ind¨ªgenas, se entabl¨® juicio contra los responsables, a quienes s¨®lo les falt¨® fumarse un puro durante la vista.

Pero no por ello la exguerrilla insta de nuevo al alzamiento, porque el registrado durante casi cuarenta a?os cubri¨® de cruces Guatemala y a¨²n se padecen sus consecuencias. El guatemalteco pobre durante la insurrecci¨®n sigue igual de pobre en democracia. "?Vamos a seguir con la confrontaci¨®n?", se pregunta Rosales. "Si nos vamos a meter a disputas intrapartidarias, a resentimientos pol¨ªticos, en lugar de ayudarnos a construir la paz, va a afectar a la paz; en lugar de construir esta reconciliaci¨®n nacional, lo que nos va a hacer es tener un pa¨ªs m¨¢s dividido". El portavoz de la URNG no pretende ni el olvido, ni la impunidad, ni una vuelta a los machetazos.

El 18 de diciembre de 1996, el Congreso promulg¨® una ley de amnist¨ªa, la Ley de Reconciliaci¨®n Nacional, que dispuso la extinci¨®n de la responsabilidad penal de los responsables de delitos de motivaci¨®n pol¨ªtica y delitos comunes anexos. Tambi¨¦n facilit¨® la inmunidad procesal a los miembros de las Fuerzas Armadas y personas bajo su mando por los delitos cometidos en el enfrentamiento armado. La ley, fundamentada en el Acuerdo sobre Bases para la Reincorporaci¨®n de la URNG a la Legalidad, entra en colisi¨®n con los compromisos de actuar con firmeza contra la impunidad adquiridos en el Acuerdo Global sobre Derechos Humanos. La exenci¨®n de responsabilidad penal no se aplicar¨¢ en casos de desaparici¨®n forzosa, tortura y genocidio, conceptos invocados por Rigoberta Mench¨² en la denuncia admitida a tr¨¢mite por el juez Guillermo Ruiz Polanco. "Pero la concesi¨®n de la amnist¨ªa no es autom¨¢tica. Debe haber procesos", subraya Estela L¨®pez, abogada de la premio Nobel de la Paz de 1992. Los acuerdos del 29 de diciembre de 1996 establecieron un calendario para su cumplimiento que termina este a?o. El sensible retraso en la consecuci¨®n de las metas ha obligado a una nueva reprogramaci¨®n.

La exguerrilla insiste en que Guatemala ha cambiado a mejor. "?Cree que hace diez a?os hubiera podido yo recibirle a usted aqu¨ª?", declara Rosales en su despacho del Parlamento. "Cierto es que no se ha avanzado en el cumplimiento de los acuerdos de paz, falt¨® voluntad pol¨ªtica, y luchamos para que se cumplan. Nuestra misi¨®n es a medio y largo plazo. Queremos crear una cultura de la paz, reconciliar a la familia guatemalteca sin olvidar el pasado". El comandante se refiere con prudencia a la iniciativa de Rigoberta Mench¨² en Espa?a. "Nosotros no tenemos que asumir una posici¨®n de apoyo o rechazo. Lo que hacemos es ratificar nuestra posici¨®n sobre lo que convinimos en los Acuerdos de Paz". El Estado tambi¨¦n lo hizo ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos, pero en los cuarteles el criterio es otro, pese a los esfuerzos de sus actuales jefes por presentar una cara moderna y adaptada a los tiempos.