Reencuentro con la historia
Los pasillos del Parlamento vasco se convirtieron ayer en un espacio para el reencuentro. Muchos de los 300 parlamentarios que han pasado en dos d¨¦cadas por la C¨¢mara de Vitoria se volvieron a saludar ayer despu¨¦s de m¨¢s de una d¨¦cada desconectados, en la mayor¨ªa de los casos. El ala de la sede del Legislativo que conduce a la cafeter¨ªa se transform¨® en un improvisado sarao en el que se dieron cita desde el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe; sus dos antecesores, Carlos Garaikoetxea y Jos¨¦ Antonio Ardanza; los cuatro presidentes que ha tenido la C¨¢mara, parlamentarios de las diferentes legislaturas y algunos de los oradores m¨¢s brillantes que han pasado por el hemiciclo.La llegada se produjo de manera progresiva. Los diputados fueron aterrizando hasta que a las 11.15 un aurresku salud¨® a la actual Mesa del Parlamento, a los tres ex presidentes y al resto de los ex parlamentarios que ocupaban no s¨®lo los 75 esca?os, sino los palcos y las tribunas. No cab¨ªa ni uno m¨¢s. Todos esperaban un acto institucional centrado en el vig¨¦simo aniversario del Legislativo, pero unos minutos despu¨¦s comprobaron que salvo el actual presidente, Juan Mar¨ªa Atutxa, quien hizo un discurso centrado en el festejo, el resto barri¨® para casa.
Garaikoetxea defini¨® lo que hab¨ªa escuchado con precisi¨®n suiza: "Ha sido la mejor muestra de sinceridad que he visto; cada uno ha dicho lo que ha sentido, y eso siempre es mejor que el formalismo". El ex lehendakari y actual portavoz parlamentario de EA hab¨ªa comprobado que los discursos presuntamente de conmemoraci¨®n de nacionalistas y constitucionalistas hab¨ªan reproducido en sus discursos las cr¨ªticas que a diario se vierten desde la tribuna.
Pero la reedici¨®n de las rencillas partidistas, y de la batalla dial¨¦ctica no le quit¨® brillo al aluvi¨®n de pinchos y canap¨¦s que fue servido a continuaci¨®n. Los se?ores diputados y ex diputados bajaron al recibidor, se engancharon a una copa y comenzaron a recordar viejos tiempos. Algunos de los encuentros resultaron verdaderamente curiosos, formando corrillos casi explosivos. Junto a las fotos institucionales de los ex lehendakaris junto a Ibarretxe, algunos apretones de manos parec¨ªan sacados de la historia. Kepa Aulestia y Mario Onaind¨ªa, ex militantes de Euskadiko Ezkerra, y de los que s¨®lo el segundo sigue en pol¨ªtica, charlaron unos minutos, mientras que en otra zona intercambiaban opiniones el ex diputado general de ?lava y cr¨ªtico dentro de su partido, Emilio Guevara; el portavoz del PNV en las Juntas Generales, F¨¦lix Ormazabal, y el ex alcalde de Vitoria Jos¨¦ Angel Cuerda, que abandon¨® el recinto poco despu¨¦s.
Guevara se convirti¨® en uno de los hombres de moda. Sus recientes declaraciones en contra de la estrategia de su partido le fueron llevando de grupo en grupo. El futuro secretario general de los socialistas alaveses, Javier Rojo, fue uno de sus interlocutores, pero tambi¨¦n acudi¨® a la llamada del ex ministro de Administraciones P¨²blicas Juan Manuel Eguiagaray, y del diputado general de Guip¨²zcoa, Rom¨¢n Sudupe.
Los pinchos hac¨ªan zigzag por el pasillo, en contraste con lo rectos que iban los protagonistas del d¨ªa. Al final todos ellos se fueron a casa con una escultura del bilba¨ªno Jos¨¦ Luis Peque?o que simboliza un testigo con las huellas de las dos manos que lo sujetan.
Poco a poco, y despu¨¦s de que se disolvieran los grupos en los que hablaban Ardanza con los socialistas Manuel Huertas y Jes¨²s Eguiguren, o el que reun¨ªa al vocal del CGPJ Emilio Olabarria y al ex consejero de Industria Jon Azua con el socialista Ram¨®n Jauregui, el Parlamento volvi¨® a la normalidad. Han pasado 20 a?os desde que Juan Jos¨¦ Pujana, primer presidente del Legislativo auton¨®mico, se rompi¨® la pierna cuando entraba a un proyecto de C¨¢mara que todav¨ªa ten¨ªa colgado en la puerta el cartel de "en obras".
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