Una recuperaci¨®n milagrosa
Hasta para los m¨¢s esc¨¦pticos, lo de Plaiaundi, en el estuario del Txingudi, es un milagro. Una de las zonas m¨¢s ricas de esta bah¨ªa guipuzcoana y labortana en especies naturales ha sido durante muchos siglos y hasta hace pocos a?os uno de los lugares m¨¢s agredidos por parte de ese progreso industrial que parece que ha llegado a su fin. De ah¨ª la nominaci¨®n de Plaiaundi como parque ecol¨®gico, en un intento de recuperar lo que se pueda de un ecosistema privilegiado que sufri¨® una explotaci¨®n incontrolada. Y es en este comienzo de primavera cuando se tiene una oportunidad excelente para comprobar la resistencia del entorno de Txingudi a los estragos que ha causado la industrializaci¨®n.Esta riqueza ambiental est¨¢ m¨¢s que se?alada por los expertos, aunque para el nacido en este siglo sea dif¨ªcil de percibir a primera vista. El estuario del Bidasoa, como tantos otros de la cornisa cant¨¢brica (s¨®lo en el Golfo de Vizcaya se encuentran 20: nueve en Vizcaya, ocho en Guip¨²zcoa y tres en Laburdi) ha sido durante milenios cita de uno de los espacios con mayor biodiversidad del planeta: la marisma. Pero con la misma pasi¨®n con la que en estos lugares surg¨ªan y habitaban plantas y animales de todas las especies y colores, fueron colonizados por el hombre que supo apreciar esta riqueza con excesiva -vista desde hoy d¨ªa- avaricia. De la veintena de desembocaduras citadas, la ¨²nica que se ha conservado bien ha sido la de Urdaibai, conservaci¨®n no pretendida, por supuesto, pero que en la actualidad ha conseguido que el entorno sea reconocido como reserva de la biosfera de la Humanidad.
C¨®mo llegar: El parque ecol¨®gico de Plaiaundi se encuentra en la bah¨ªa de Txingudi, impresionante estuario del Bidasoa
Para acceder all¨ª hay que llegar hasta Ir¨²n, por la N-I si se viene de Vitoria, o por la A-8 si se accede desde San Sebasti¨¢n o Bilbao. Desde la capital vizca¨ªna, tambi¨¦n se puede tomar la N-634 y ya en San Sebasti¨¢n desviarse hacia las citadas N-I o A-8.Alojamiento: No hay problemas para encontrar alojamiento en la localidad fronteriza de Ir¨²n, donde abundan pensiones, hostales y hoteles. Entre estos ¨²ltimos destacan Alc¨¢zar (943 620900), Urdanibia (943 630440) o Machinventa (943 621384). Para los amantes de hoteles con encanto, lo mejor es acudir a Hondarribia, donde se hayan el Obispo (943 645400), el Pampinot (943 640600) o San Nicol¨¢s (943 6442782). En esta localidad tambi¨¦n son numerosas las casas de agroturismo; estas son algunas: Arotzenea (943 642319), Maidanea (943 640855) o Artzu (943 640530). Comer: En Ir¨²n, se puede acudir a los restaurantes Enrique (943 633770), Ibaiondo (943 632888), Jaizubia (943 618066), Labeko etxea (943 632062), Larretxipi (943 632659), Mertxe (943 624682) o Trinkete borda (943 623235). Y en Hondarribia, Abarka (943 641991), Alameda (943 642789), Ardora (943 642461), Arraun etxea (943 644939), el afamado Ram¨®n Roteta (943 645863) o Sebasti¨¢n (943 640167).
Afortunadamente, en la bah¨ªa de Txingudi todav¨ªa es posible restablecer las formas de vida naturales de un estuario. Y eso que las transformaciones que ha sufrido son notorias, sobre todo en la ¨²ltima centuria, debido en buena parte a su condici¨®n fronteriza entre Espa?a y Francia.
150 especies de aves
Porque, a pesar de que est¨¢ constatada una activa presencia humana desde tiempos de los romanos, hasta hace medio siglo las intervenciones de sus pobladores iban m¨¢s destinadas a la desecaci¨®n de las marismas y a la canalizaci¨®n de la desembocadura del Bidasoa que a las intervenciones contaminantes e inevitables (dragados y rellenos en funci¨®n de las v¨ªas de comunicaci¨®n). Como se recoge en el volumen dedicado a Txingudi, editado por el Departamento de Ordenaci¨®n del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente y coordinado por Mikel Etxaniz, "en la actualidad, el primitivo delta de arenas y limos del Bidasoa ha sufrido profundas alteraciones que han modificado sustancialmente el paisaje original; el estuario se ha urbanizado y degradado m¨¢s en las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas que en el resto de su trayectoria hist¨®rica, hasta el punto de que lo heredado hoy son valiosos fragmentos representativos del esplendor pret¨¦rito, inmersos en un entorno sumamente humanizado".
Plaiaundi constitu¨ªa anta?o una amplia extensi¨®n de marismas y de fangos intermareales situada en el punto de encuentro entre el Bidasoa y la regata de Jaizubia. Evidentemente, esta zona no estaba separada y aislada como en la actualidad, sino que formaba un continuo paisaje de marismas, desde el comienzo del delta del Bidasoa en Ir¨²n hasta el abra de Hondarribia. Estas marismas se fueron separando progresivamente del resto, a partir del ¨²ltimo tercio del siglo XVI cuando se quisieron robar terrenos al mar para destinarlos al cultivo. Aunque fue la construcci¨®n de la carretera de Hondarribia, el aeropuerto y las instalaciones de Renfe y Eusko Trenbideak las que aislaron definitivamente un espacio que en las d¨¦cadas de los sesenta, setenta y ochenta recibi¨® una puntilla definitiva que ahora se trata de recuperar.
As¨ª y todo, la situaci¨®n estrat¨¦gica de este humedal, enclavado en una de las principales rutas migratorias europeas, todav¨ªa permite disfrutar de hasta 150 especies de aves (s¨®lo en los meses de agosto y septiembre se contabilizaron 115 especies). Garcetas, correlimos, esp¨¢tulas y, por supuesto, gaviotas y an¨¢tidas son algunas de las aves m¨¢s comunes y f¨¢ciles de descubrir en este paraje.
En el parque ecol¨®gico de Plaiaundi hay dos periodos clave: de agosto a octubre, es una buena ¨¦poca, cuando las aves vuelan hacia el sur en busca de alimento, aunque la mejor sea la que va de marzo a mayo, cuando regresan a sus zonas de cr¨ªa en el norte de Europa. La primera hora del d¨ªa es el momento ideal para ver garzas, zarapitos, agujas y otras lim¨ªcolas aliment¨¢ndose en el fango que descubre la bajamar.
Eso s¨ª, Plaiaundi no s¨®lo es un reducto de aves: tambi¨¦n se pueden observar invertebrados, adem¨¢s de peces, crust¨¢ceos, anfibios y an¨¦lidos. Sin olvidar la flora: desde las praderas que emergen en la bajamar hasta las 17 especies de ¨¢rboles, como chopos, abedules o sagueros negros, entre otras.
Descripci¨®n que se queda corta si se leen las cr¨®nicas de los siglos XVII y XVIII, cuando hablan de lo que era entonces la bah¨ªa de Txingudi. Y ya m¨¢s cerca, en los comentarios de Pierre Loti, novelista vascofranc¨¦s, autor de Ramuntcho, quien se qued¨® a vivir a la orilla del Bidasoa, en Hendaya, y que dijo de Txingudi que "era m¨¢s hermoso que el propio B¨®sforo". No en vano, este paisaje configura una buena parte de la acci¨®n de la novela citada.
Ahora, parece que la bah¨ªa de Txingudi y, en concreto, Plaiaundi, van a recuperar parte de su esencia natural despu¨¦s de que se hayan aplicado lo que se denominan "estrategias de conservaci¨®n", que pasan por la recuperaci¨®n de este humedal para la educaci¨®n ambiental. Para ello, se est¨¢n creando una extensa playa de limos y tres lagunas artificiales conectadas con el ritmo de las mareas, provistas de equipamientos como obervatorios ornitol¨®gico, recorridos did¨¢cticos, un centro de interpretaci¨®n y un ¨¢rea de esparcimiento. M¨¢s vale tarde que nunca, en lo que es una oportunidad (entre tantas otras que se est¨¢n llevando a cabo en todo Txingudi) para recuperar un estuario que podr¨ªa ser modelo entre los que se reparten por la cornisa cant¨¢brica.
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