Laetare
La austeridad de la Cuaresma no la pod¨ªa soportar ni la Iglesia. La represi¨®n de costumbres tenidas por licenciosas aument¨® a partir del siglo XVII con la Contrarreforma y la formaci¨®n del estado absolutista. La reserva espiritual de Occidente, no obstante, se dot¨®, hasta 1966, de los privilegios de la Bula de la Santa Cruzada, monopolio de los arzobispos de Toledo y vendida en plan franquicia por las parroquias; comprabas, casi simoniacamente -nuestro pueblo se lamentaba: Quaresma i justicia s¨®n fetes per als pobres- indulgencias y dispensas de las penitencias.El cristianismo agrup¨® el ayuno -heredado de los israelitas- en cuarenta d¨ªas, sin comer de Maitines hasta despu¨¦s de las nocturnas V¨ªsperas y lo traspas¨® al Islam; ellos se quedaron con la rigidez, mientras la madre Iglesia, ben¨¦vola, autoriz¨® cantar V¨ªsperas despu¨¦s del matinal Maitines, y ya el d¨ªa era como de noche, ?y a comer! Se cumpl¨ªa la norma con gran alivio en la mortificaci¨®n. Tambi¨¦n a mitad Cuaresma -hoy, san Francisco de Paula, 1507, patr¨®n de Alaqu¨¤s, humilde fundador de M¨ªnimos tan exiguos que abundan en perpetuo ayuno y abstinencia de carne, leche, huevos, sexo y ropa interior -aflojaba la dureza, e invitaba, con Isa¨ªas 66, a la alegr¨ªa contenida: Laetare, Jerusalem... gaudete cum laetitia, qui in tristitia fuistis. Se permit¨ªa tocar ¨®rganos, adornar altares con flores y usar ornamentos rosados; el mismo papa bendec¨ªa una primaveral y solar rosa de oro, portada solemnemente desde Letr¨¢n a la Santa Cruz. Hoy, en Vilafam¨¦s hay romer¨ªas con reparto de fogassetes bene?des -es el diumenge del pa, su multiplicaci¨®n se le¨ªa en el evangelio y se repart¨ªan panecillos curativos de buenaventura- y procesiones, como la del Crist de la Sang y la de sant Miquel dels borratxos, que acaban en l'encontr¨¤.
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