Los obispos examinan esta semana la gesti¨®n de Rouco al frente de la Iglesia
El cardenal ha consolidado un papel estelar como presidente de la Conferencia Episcopal
Cambios de siglo y de milenio en medio de grandes fastos, pero estabilidad absoluta en la gesti¨®n. Salvo por el lanzamiento espectacular de la figura del cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela, de 63 a?os, la Iglesia espa?ola mantiene su tono de baja intensidad un a?o despu¨¦s de haber elegido como l¨ªder al cardenal de Madrid y relegado a los ¨²ltimos obispos de la etapa de Taranc¨®n. La Conferencia Episcopal empieza ma?ana su larga asamblea anual con una novedad: la presencia del nuevo nuncio del Papa, el arzobispo portugu¨¦s Manuel Monteiro de Castro, de 62 a?os.
Los cambios del gran jubileo, con la renovaci¨®n de la pr¨¢ctica totalidad de los cargos directivos de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), apenas se han notado un a?o despu¨¦s de producirse. Los obispos (81 en activo y 31 em¨¦ritos) comienzan ma?ana su asamblea anual, que se prolongar¨¢ hasta el viernes, con un orden del d¨ªa sin sobresaltos. Es la primera rendici¨®n de cuentas del cardenal Rouco, que tiene todav¨ªa dos a?os m¨¢s de mandato y que abre la asamblea con un largo discurso, distribuido previamente a los asistentes. Tambi¨¦n hablar¨¢ en esta jornada inaugural el nuncio del Vaticano, que acaba de presentar al Rey sus cartas credenciales.En lo personal, el a?o pasado ha sido triunfal para el cardenal Rouco Varela, el sustituto del arzobispo de Zaragoza, El¨ªas Yanes, en la presidencia de la CEE. Yanes llevaba en el cargo seis a?os, hab¨ªa sido antes el vicepresidente de la CEE durante los seis a?os en que la presidi¨® el cardenal ?ngel Suqu¨ªa, y colabor¨® tambi¨¦n, como secretario ejecutivo, durante otros dos mandatos con el carism¨¢tico cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n, entre 1972 a 1978.
Liderazgo interno
Con la salida de Yanes de la presidencia de la CEE hace un a?o (para un tercer mandato necesitaba los dos tercios de los votos, y no los logr¨®), los obispos espa?oles apartaron del poder definitivamente a la generaci¨®n de eclesi¨¢sticos que colabor¨®, con mayor o menor entusiasmo, en la complicada transici¨®n de la Iglesia hacia la democracia, personalizada, en medio de grandes pol¨¦micas muchas veces, por el cardenal Taranc¨®n, fallecido en 1994.
A pesar de acceder a la presidencia de los obispos espa?oles con una votaci¨®n poco abultada (le apoyaron 44 de los 80 obispos presentes, el 55%), Rouco consolid¨® inmediatamente su liderazgo interno y, sobre todo, en la sociedad, apareciendo en ocasiones como candidato a futuro Papa, una posibilidad que, sin embargo, muy pocos expertos sostienen con fundamento. No tanto por las virtudes o capacidades del cardenal gallego, sino por la escasa relevancia de la Iglesia espa?ola en un futuro c¨®nclave de cardenales en el que, si se celebrara ahora, ¨²nicamente se sentar¨ªan dos purpurados procedentes de Espa?a (el propio Rouco y el arzobispo de Barcelona, el valenciano Ricard Mar¨¬a Carles Gordo), a los que habr¨ªa que a?adir otros dos que trabajan en la curia vaticana (Eduardo Mart¨ªnez Somalo y Antonio Mar¨ªa Javierre), de peso eclesial descendente.
En este a?o de mandato al frente de la CEE, Rouco fue elegido por el Papa relator general del II S¨ªnodo de los obispos europeos, celebrado en Roma el pasado mes de octubre, en el que el cardenal espa?ol, el tercero en el escalaf¨®n de ese acontecimiento, brill¨® durante semanas, y acompa?¨® al Papa en dos de sus viajes m¨¢s importantes, a Cuba y la muy reciente visita de Juan PabloII a Palestina e Israel.
Pero en la gesti¨®n de los asuntos eclesiales espa?oles, el cardenal Rouco tiene abundantes sombras. En contra de lo esperado y con gran desencanto de grandes sectores sociales y de su feligres¨ªa cat¨®lica, los obispos no pidieron perd¨®n por la implicaci¨®n de la Iglesia en la guerra civil de 1936 ni por su apoyo incondicional a la criminal dictadura que naci¨® de aquel conflicto, un gesto fallido que iba a chocar sobremanera con la actitud del Papa, que ha pedido perd¨®n para la Iglesia en 94 ocasiones durante su pontificado y que proclam¨® la jornada universal de penitencia del pasado d¨ªa 12 de marzo como una de las principales del gran Jubileo del tercer milenio de la Iglesia.
Rouco tampoco ha podido resolver a su satisfacci¨®n el conflicto de la asignatura de religi¨®n, que los obispos rechazan de forma categ¨®rica en su actual estructura legal, ni un sistema definitivo de financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica, fracasado el acordado provisionalmente con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez en 1987 mediante las hipot¨¦ticas aportaciones de los cat¨®licos en sus declaraciones de la renta. El Ejecutivo del PP garantiz¨® el a?o pasado a la CEE unos ingresos anuales m¨ªnimos de 21.000 millones, a la espera de encontrar una f¨®rmula que satisfaga a ambas partes y que no choque tanto con el car¨¢cter aconfesional que la Constituci¨®n de 1978 atribuye al Estado espa?ol.
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