"Hay que vivir austeramente para no tener que trabajar" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Acabas de publicar dos ¨¢lbumes, uno en Francia [Replay, con dibujos de David Sala] y otro en Espa?a [Tab¨², con dibujos de Rub¨¦n Pellejero]. Todo parece indicar que uno se puede ganar la vida como guionista de c¨®mics.Respuesta. Depende de c¨®mo quieras vivir. Yo he optado por vivir de una manera austera porque me parece que es la ¨²nica manera de no verse obligado a trabajar. Y cuando digo trabajar no me refiero a escribir, sino a esas cosas desagradables que hay que hacer para llegar a fin de mes. O sea, que vivo de los c¨®mics, pero ya ves que este apartamento no es especialmente lujoso.
P. No veo ning¨²n tocadiscos ni radiocasete.
R. Ten¨ªa una cadena musical, pero se la regal¨¦ a una ex novia. A ella le gustaba la m¨²sica m¨¢s que a m¨ª.
P. Tampoco veo un televisor.
R. Tuve uno, pero estaba demasiado enganchado a los partidos de f¨²tbol y me deshice de ¨¦l. Tambi¨¦n he dejado de leer la prensa, a pesar de que el periodismo fue mi primera manera de ganarme la vida, all¨¢ en Argentina. No compro libros, los pido prestados. Ese mont¨®n de ah¨ª lo tengo que devolver.
P. Eres un asceta, Jorge. ?Qu¨¦ haces para entretenerte? ?Navegar por Internet?
R. Doy largos paseos. Es lo normal cuando uno se pasa el d¨ªa escribiendo en casa. Y no, no navego. No estoy conectado a Internet. Tampoco tengo tel¨¦fono m¨®vil, ni contestador autom¨¢tico.
P. Pero, a este paso, pronto tendr¨¢s una escuder¨ªa de dibujantes como la de Alejandro Jodorowsky.
R. No creo. Pertenecemos a dos modelos muy distintos de jud¨ªo. Jodorowsky es el t¨ªpico jud¨ªo cosmopolita, extrovertido, lleno de recursos. Yo soy un jud¨ªo de shtetl, de aldea, m¨¢s t¨ªmido y reconcentrado. Yo nac¨ª en un pueblo muy peque?o llamado Basavilbaso, uno de esos pueblos falsos, fabricados en torno a una estaci¨®n de ferrocarril, de los que hay tantos en Argentina. Est¨¢bamos m¨¢s cerca de la frontera con Uruguay que de Buenos Aires. Ah¨ª se instal¨® el bisabuelo, que era ucraniano, huyendo de alguno de los pogromos que se suced¨ªan de manera c¨ªclica en su ¨¦poca. Parece que cuando los campesinos no encontraban nada mejor que hacer, se dedicaban a masacrar jud¨ªos.
P. ?Te ense?aron yiddish?
R. Lo intentaron, pero los chavales de mi generaci¨®n, fueran italianos, alemanes, polacos o jud¨ªos, s¨®lo quer¨ªan hablar espa?ol. O sea, integrarse como aut¨¦nticos argentinos y olvidarse de la miseria que oblig¨® a sus padres a emigrar. En mi familia, el yiddish lo usaban los mayores para comunicarse entre ellos sin que los cr¨ªos nos enter¨¢ramos de lo que dec¨ªan..
P. ?A qu¨¦ se dedicaba tu padre?
R. Ten¨ªa una zapater¨ªa. A¨²n la tiene, pero nadie entra a comprar nada. Yo creo que la mantiene para salir al porche y dar conversaci¨®n a los que pasan por delante.
P. ?Nunca pensaste en heredar tan lucrativo negocio?
R. No, hombre. Yo, como buen argentino, quer¨ªa ser escritor y vivir en Par¨ªs, y he acabado de guionista de c¨®mics en Barcelona; lo cual no deja de ser curioso, ya que yo nunca hab¨ªa tenido ninguna afici¨®n por los tebeos y en mi casa, incluso, no estaban nada bien vistos... La verdad es que me dedico a esto casi por azar. Yo llegu¨¦ ac¨¢ a finales de los setenta, me instal¨¦ en Sitges, conoc¨ª a Carlos Sampayo, que ya era un guionista prestigioso, nos hicimos amigos y me dijo que por qu¨¦ no me dedicaba a esto. Me dio cuatro instrucciones t¨¦cnicas y ya ves.
P. ?Por qu¨¦ te fuiste de Argentina?
R. Era la ¨¦poca de Videla, una ¨¦poca de represi¨®n salvaje e indiscriminada. Yo trabajaba de periodista en un diario de La Plata, adonde hab¨ªa ido a estudiar (aunque empec¨¦ varias carreras y no acab¨¦ ninguna), llevaba barba y era jud¨ªo. Ninguna de esas tres caracter¨ªsticas te hac¨ªan especialmente popular entre los militares... Puede sonar melodram¨¢tico, pero la verdad es que me estaba quedando solo. Mis amigos o desaparec¨ªan, o se exiliaban, o los mataban. Un d¨ªa detuvieron a una ex novia m¨ªa, la obligaron a soltar unos cuantos nombres y sali¨® el m¨ªo, aunque yo no me hubiera distinguido precisamente como un gran revolucionario. Es dif¨ªcil de entender tantos a?os despu¨¦s, pero aquello fue una locura: se torturaba y se mataba a lo bestia, porque s¨ª, sin fijarse en qui¨¦n se la ganaba.
P. ?Por qu¨¦ no te fuiste a Par¨ªs? Mira al cursi de H¨¦ctor Bianciotti lo bien que le ha ido.
R. El idioma, supongo. Ahora s¨ª que me trasladar¨ªa a Par¨ªs, pues estar¨ªa m¨¢s cerca de los editores de all¨¢, que son bastante m¨¢s s¨®lidos que los de ac¨¢, pero con lo que pago aqu¨ª de alquiler en Par¨ªs no conseguir¨ªa ni una chambre de bonne de 10 metros cuadrados. Pero bueno, ya viv¨ª una temporada en Francia, en Toulouse, y volv¨ª. Parece que siempre hay algo que me trae de vuelta al Ensanche barcelon¨¦s.
P. Publicaste hace a?os un par de libros con Mario Muchnik. ?Qu¨¦ ha pasado con tu faceta literaria?
R. Est¨¢ bastante abandonada. Me temo que soy un escritor muy peculiar. La gente quiere leer novelas, y yo no soy un novelista. Me interesa m¨¢s la forma, el enfoque, la estructura o el tono que la historia que estoy contando. No soy un tipo que escriba libros con su exposici¨®n, su nudo y su desenlace. Adem¨¢s, ¨²ltimamente estoy recuperando el placer de escribir guiones para historietas.
P. ?Lo hab¨ªas perdido?
R. ?Acaso no lo perdiste t¨²? En el estado precario en que se encuentra la industria del c¨®mic, especialmente en Espa?a, hace falta cierto valor para ponerse a escribir tebeos. Si yo no publicara en Francia o, mejor dicho, si no trabajara directamente para Francia me morir¨ªa de hambre. Aqu¨ª ya no hay revistas y las ventas de los ¨¢lbumes son rid¨ªculas. F¨ªjate en El silencio de Malka, por ejemplo, el ¨¢lbum que hice con Pellejero y con el que ganamos el premio en Angulema. En Espa?a no vendimos ni 2.000 ejemplares, mientras que en Francia pasamos de los 14.000. Ya s¨¦ que 14.000 no es una cifra desquiciada, pero es que 2.000 es rid¨ªcula.
P. ?A¨²n lees tebeos?
R. ?Los lees t¨²?
P. Alguna que otra cosa: norteamericanos alternativos como Daniel Clowes o Charles Burns.
R. A veces yo tambi¨¦n encuentro alg¨²n ¨¢lbum que vale la pena leer, pero cada vez son menos. En Francia, lo que funciona son las series con un personaje fijo y literariamente no muy elaboradas. Aqu¨ª, mangas y superh¨¦roes. En vez de leer tebeos, prefiero leer libros que me sirvan para recopilar informaci¨®n para mis ¨¢lbumes: a eso dedico la mayor parte del tiempo.
P. ?No has pensado en dedicarte al cine? Jodorowsky lo hizo.
R. Es un mundo demasiado complicado para un jud¨ªo de shtetl.
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