El espect¨¢culo degenera en desastre

Estall¨® la afici¨®n sevillista. El partido disputado ayer en el estadio S¨¢nchez Pizju¨¢n entre Deportivo y Sevilla degener¨® en una batalla campal que pudo haber acabado en tragedia. Lo que iba a ser una fiesta -Biris y Riazor Blues, los hinchas m¨¢s radicales de ambos clubes, hicieron durante la ma?ana varios actos de hermandad- acab¨® en un enfrentamiento entre seguidores y polic¨ªa que se alarg¨® varias horas en los alrededores del estadio. Una vez m¨¢s las decisiones arbitrales -dos goles anulados al Sevilla- convirtieron un espect¨¢culo en la ira de una muchedumbre capaz de cualquier cosa. Sobre el c¨¦sped el Deportivo se llev¨® el partido m¨¢s por fallos del rival que por m¨¦ritos propios. Sus jugadores sacaron tajada pronto de una desconcertada defensa del Sevilla, que se trag¨® dos testarazos de Jokanovic. Luego decidieron congelar el partido frente a los sevillistas, que erre que erre, chocaban contra la disciplina de los de Irureta. El Depor acaba con su racha negativa de cinco partidos fuera sin ganar y da un paso m¨¢s en su camino hacia el liderato. El Sevilla se hunde o... ?lo hunden? a Segunda Divisi¨®n.Y eso que el partido podr¨ªa haberse alejado de pol¨¦micas si el Deportivo hubiera amarrado el resultado a los 12 minutos. Todo parec¨ªa confluir en favor de los gallegos, incluso la meteorolog¨ªa. Tras meses de sequ¨ªa el d¨ªa amaneci¨® lluvioso en la capital andaluza, como un obsequio para que los gallegos se sintieran como en casa. El bal¨®n se convirti¨® en una descarga el¨¦ctrica, dif¨ªcil de manejar. En ambas escuadras se cometieron errores, sobre todo ?ngel, centrocampista del Sevilla, que tuvo un d¨ªa nublad¨ªsimo.

Tras los primeros compases se advirtieron los huecos en el centro del campo que dejaba el Sevilla. ?ngel estaba demasiado s¨®lo para acaparar una zona de juego en la que Jokanovic y Flavio iniciaban el ataque deportivista. Llegaron los goles de Jokanovic. Siempre en el sitio justo y libre de marca para sus testarazos. Parece que el Deportivo se ha empe?ado en proporcionarle m¨¢s protagonismo a la cabeza -en dos partidos consecutivos ha conseguido cinco tantos- que a los pies. Con el resultado de cara y sin pisar el acelerador, los de Irureta optaron por convertirse en un bloque a esperarlas venir. Con el centro del campo dominado y un Sevilla presa de sus propios errores, el entrenador del Deportivo mand¨® a sus pupilos mirar con un ojo al reloj y con otro tratar de contener las embestidas sevillistas.

Propuesta arriesgada. Sobre todo, cuando la desesperaci¨®n por su situaci¨®n obliga a los jugadores del Sevilla a esfuerzos deslomados. Las consecutivas internadas tuvieron su premio, tambi¨¦n con la cabeza, a trav¨¦s de Juan Carlos. Aunque pareciera mentira se abr¨ªa el partido. El l¨ªder de la clasificaci¨®n se ve¨ªa amedrentado por el colista. Lleg¨® la primera jugada para la pol¨¦mica, un gol anulado al Sevilla por supuesta falta a Songo?o. La grada empez¨® a irritarse.

En la segunda parte el Sevilla compens¨® sus carencias en el centro del campo con el apoyo de Tsartas a ?ngel. Sali¨® al campo Jesuli que tir¨® del equipo hacia delante. El Sevilla se lanz¨® al ataque con m¨¢s desconcierto que tino.

El Deportivo respond¨ªa al contraataque. Sin muchas ganas y buscando un gol a bal¨®n parado. Las intentonas del Sevilla se estrellaban contra la red de jugadores que Irureta dispuso para mantener el resultado. Lleg¨® la jugada del segundo gol anulado, por un supuesto fuera de juego de Marchena. Las gradas empezaron a encenderse.

Las cosas se habr¨ªan calmado un poco si Manuel Pablo no hubiera rechazado bajo los palos un remate de Zalayeta. Los sevillistas perdieron la concentraci¨®n. Con la mente en otro sitio, se olvidaron de Maakay, que aprovech¨® una escapada para sentenciar el resultado.

Ya daba igual, los aficionados hab¨ªan olvidado el f¨²tbol. Un grupo intent¨® invadir el terreno de juego. Se estaba m¨¢s atento a las primeras peleas con la polic¨ªa. Arreciaron los objetos sobre el c¨¦sped. Se acab¨® el espect¨¢culos y comenz¨® el descontrol.