CiU tambi¨¦n tiene dos almas JORDI S?NCHEZ
Catalu?a ha vivido durante unos cuantos meses en una situaci¨®n de par¨¢lisis pol¨ªtica a la espera de los resultados del 12 de marzo. En verdad, la par¨¢lisis de la pol¨ªtica catalana es muy anterior al inicio de la sexta legislatura. Ya a inicios de 1998 Pujol anunci¨® que todos sus objetivos inmediatos en pol¨ªtica catalana y espa?ola se hab¨ªan realizado y que la legislatura no daba para mucho m¨¢s. Con esas declaraciones, el l¨ªder nacionalista condenaba al Parlament a una lenta agon¨ªa provocada por las permanentes informaciones sobre las intenciones de Pujol de avanzar los comicios catalanes. Durante doce meses Pujol dej¨® crecer esa rumorolog¨ªa y no fue hasta finales de 1998 cuando anunci¨® que las elecciones ser¨ªan en el oto?o siguiente. Es dif¨ªcil, en clave nacionalista catalana, entender c¨®mo Pujol ha optado por languidecer la actividad pol¨ªtica catalana y no ha escondido su preferencia por jugar la partida en Madrid antes que en Barcelona. Pujol ha conseguido subordinar la pol¨ªtica catalana a los avatares de la pol¨ªtica espa?ola como nunca antes lo hab¨ªa hecho nadie. No niego que la argumentaci¨®n del Som necessaris que CiU ha utilizado insistentemente para justificar su predilecci¨®n de dar preferencia a la pol¨ªtica espa?ola antes que a la catalana ten¨ªa una cierta credibilidad por la situaci¨®n aritm¨¦tica parlamentaria que Espa?a viv¨ªa desde 1993 y m¨¢s concretamente desde 1996, a?o de la primera victoria de Aznar. Los resultados del 12 de marzo pulverizaron esta argumentaci¨®n y la coalici¨®n nacionalista -ante la evidencia de que sus votos en el Congreso y en el Senado s¨®lo tienen un valor testimonial, ya que de ellos no depende nada trascendental- ten¨ªa la posibilidad de volver a situar la pol¨ªtica catalana en su primera prioridad. Con la decisi¨®n adoptada por el partido de Jordi Pujol el lunes pasado de apoyar sin condici¨®n alguna la elecci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno, Converg¨¨ncia i Uni¨® se desliza libremente hacia la derecha y de manera especial hace evidente su renuncia a situar la pol¨ªtica catalana en su primera prioridad.Es cierto que los resultados del 17 de octubre pasado incomodan enormemente a Pujol para dise?ar el desarrollo de la que puede ser su ¨²ltima legislatura. La incapacidad de CiU de actuar libremente al no disponer de mayor¨ªa absoluta en el Parlament parece haber sido un factor determinante a la hora de lanzar a CiU a los brazos de los populares. Si bien es cierto que con esa decisi¨®n Pujol se ahorra de forma inmediata sobresaltos en Catalu?a, no es menos cierto que los sobresaltos le pueden llegar a la coalici¨®n nacionalista a la hora de enfrentarse nuevamente ante los electores. Nada hace prever que aquello que Converg¨¨ncia i Uni¨® no logr¨® cuando sus votos eran decisivos en el Congreso de los Diputados lo consiga ahora que es un mero adorno. De entrada, en un ataque de pragmatismo impropio de aquel que quiere alzarse con el liderato de la coalici¨®n, Artur Mas, el consejero de Econom¨ªa del Gobierno de Pujol, anunci¨® pocas horas despu¨¦s del 12 de marzo que la propuesta de financiaci¨®n a considerar era la elaborada por el presidente Zaplana. No tengo la menor duda de que si en todos y cada uno de los ¨¢mbitos pendientes de soluci¨®n la postura de la coalici¨®n nacionalista se reduce y se resit¨²a a tanta velocidad como se hizo en el tema de la financiaci¨®n auton¨®mica, Pujol obtendr¨¢ resultados; los que en cada momento dictamine el Gobierno del se?or Aznar. Los primeros y ¨²nicos r¨¦ditos que esta decisi¨®n puede provocar a Conv¨¨rgencia i Uni¨® los debemos buscar en el respiro que para esta coalici¨®n representar¨¢n los votos de los 12 diputados populares en el Parlament. Votos que s¨®lo servir¨¢n para evitar situaciones complicadas para el Gobierno de Pujol, como por ejemplo la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n para el denominado caso Pallerols, pero que en ning¨²n caso servir¨¢n para incrementar ni mejorar el autogobierno.
Con esta estrategia que CiU nos anunciaba tan s¨®lo hace 48 horas, Pujol corre el grave riesgo de acabar su mandato sin haber resuelto los temas m¨¢s importantes que hoy Catalu?a tiene para resolver. Es verdad que la soluci¨®n no depende de Pujol, pero no es menos cierto que de ¨¦l s¨ª depende haber encarrilado correctamente la soluci¨®n. El empecinamiento de creer que estos temas centrales se resolver¨¢n s¨®lo con el planteamiento que haga CiU ante el Gobierno central es un error y una actitud de inmodestia imperdonable para alguien que lleva gobernando este pa¨ªs 20 a?os. Es cierto que no siempre el consenso permite avanzar con la rapidez que uno quiere y que la b¨²squeda de un equilibrio entre las diferentes formaciones puede saber a poco para posturas m¨¢s maximalistas. Pero hoy, despu¨¦s del s¨ª incondicional a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ya no es cre¨ªble que en CiU se planteen medidas maximalistas, tampoco en el terreno de la financiaci¨®n. Pronto veremos renacer una nueva declaraci¨®n que quiz¨¢ lleve por nombre Valladolid y que se alzar¨¢ de las cenizas de la de Barcelona.
CiU tambi¨¦n tiene dos almas, y no s¨®lo porque la coalici¨®n la integran dos formaciones distintas y diferenciadas, sino porque en el interior de cada una de ellas hay dos sensibilidades hacia el futuro pol¨ªtico de Catalu?a sensiblemente distintas. Pujol impone, gracias a su carisma, una decisi¨®n que con toda seguridad resquebrajar¨¢ los sentimientos de muchos votantes y militantes. A pesar de ello, puede imponer, es el ¨²nico en la coalici¨®n que lo puede hacer. La cuesti¨®n est¨¢ en saber qu¨¦ pasar¨¢ cuando Pujol no est¨¦. A este paso, habr¨¢ que estar atentos a lo que diga Aznar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.