El porno espa?ol 'incendia' Valencia
Valencia es un ciudad muy interesada por el cine porno. De ella han surgido, en el ¨²ltimo lustro, cr¨ªticos, estudiosos y publicaciones que han contribuido a levantar un poco el ¨¢nimo intelectual entre los aficionados a este peculiar g¨¦nero. Cualquier excusa es buena para despertar el imaginario er¨®tico y dejarse incendiar por un grupo de cuerpos perfectos en ensamblaje carnal. Probablemente por eso, la productora y distribuidora espa?ola International Film Groups eligi¨® la capital de la Comunidad para presentar en sociedad las dos ¨²ltimas novedades del porno hispano: Vivir follando, de Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce, y El limbo y el culo seg¨²n Jos¨¦, de Dani Rodr¨ªguez.La puesta de largo de esta nueva contribuci¨®n al emergente panorama del cine X en Espa?a tuvo lugar la medianoche del pasado jueves en la discoteca/restaurante er¨®tico Hot. Pero el porno no es un g¨¦nero cinematogr¨¢fico al uso y la presentaci¨®n de sus pel¨ªculas no se rige por el canon habitual de estos eventos. No hay rueda de prensa con directores, productores y protagonistas ni periodistas, grabadora en mano, prestos a bucear en las interioridades del rodaje. Aqu¨ª es todo m¨¢s expl¨ªcito. Se monta un espect¨¢culo er¨®tico con los actores de los filmes y as¨ª el p¨²blico se hace la ilusi¨®n de que ha asistido a la recreaci¨®n de lo que luego ver¨¢ en la pantalla. Para entendernos, como si para promocionar un western la productora reconstruyera un saloon y los protagonistas de la pel¨ªcula se dedicaran durante un par de horas a beber whisky e intercambiar mamporros y pistoletazos.
Presentado por la veterana actriz Mar¨ªa Bianco, el espect¨¢culo encaden¨® seis n¨²meros er¨®ticos de diversa repercusi¨®n t¨¦rmica en los que se pudo apreciar la buena salud de la que goza el porno en nuestro pa¨ªs. Una nueva generaci¨®n de actrices y actores ha desembarcado en el g¨¦nero dispuesta a equipararse con sus hom¨®nimos italianos o franceses. No s¨®lo saben actuar frente a las c¨¢maras con contundencia y pasi¨®n, sino que transmiten sensualidad encima de un escenario.
Y el p¨²blico presente en Hot lo agradeci¨®, pese a que la disposici¨®n de la platea, con unas mesas en el centro que recordaban una convenci¨®n de empresarios o la gala de alg¨²n premio literario, no favorec¨ªa precisamente la participaci¨®n de aquellos que, de pie, rodeaban a los privilegiados comensales. ?stos, sin embargo, s¨ª que vieron de primera mano las habilidades de los actores que, convirtiendo el comedor en una parte m¨¢s del escenario, no dudaron en pasear por encima de las mesas o yacer provocativamente a pocos cent¨ªmetros de los vasos medio vac¨ªos. Tanto lo agradeci¨® el acalorado auditorio que incluso, en alg¨²n momento, lleg¨® a perder la compostura y, poco sensible a la profesionalidad de quienes actuaban, les dedic¨® alg¨²n que otro comentario de tinte barriobajero. O lleg¨® a sumarse a la fiesta, como lo hizo el actor Jean Benguigui, el Bisc¨²ter de la serie televisiva Pepe Carvalho. Acostumbrado a las tablas y poco preocupado de hacer el rid¨ªculo en p¨²blico, el actor franc¨¦s, que hab¨ªa acudido a la fiesta como componente de una singular pe?a de amigos autodenominada Los canguros y capitaneada por el pintor Eduardo Arroyo, no tuvo reparos en subir por iniciativa propia al escenario y bajarse los pantalones para mostrar sus extempor¨¢neos calconcillos a la vista de los alucinados presentes.
Tres strip-teases m¨¢s o menos convencionales de Alba del Monte, Tavalia Griffin y Max Cort¨¦s abrieron fuego y dieron paso a uno de los n¨²meros fuertes de la noche: la irrupci¨®n de las cinco estrellas femeninas, en plan gatas en celo, que se mezclaron entre el p¨²blico provocando m¨¢s de un dolor de cabeza con sus contorsiones. Superado el aluvi¨®n gatuno, Sophie Evans y Toni Ribas, pareja de hecho dentro y fuera de los escenarios y los plat¨®s, desvelaron p¨²blicamente sus relaciones ¨ªntimas con el pretexto de una ficci¨®n futurista de medio pelo y un n¨²mero sexual de verdadera intensidad. Aquello ya iba realmente en serio.
Despu¨¦s, la descarada Sara Bernat intent¨® emularlos con un voluntario extra¨ªdo de entre los presentes (que en realidad era un bailar¨ªn de strip-tease de la propia sala), pero ¨¦ste no dio la talla para decepci¨®n de la concurrencia.El gatillazo del espont¨¢neo congel¨® los ¨¢nimos de la gente que esperaba un final explosivo para el espect¨¢culo. As¨ª, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Ponce y Aida cerraron el show con un numerito de sadomasoquismo light, a base de los consabidos cirios y unas pinzas para colgar la ropa de colores chillones, el excitado p¨²blico ya enfilaba el camino de su casa habiendo olvidado los nombres de las pel¨ªculas presentadas pero reteniendo en su memoria los gloriosos cuerpos que hab¨ªa visto desfilar tan cerca de sus ojos.
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