En Grenoble nos quieren JOAN DE SAGARRA
La semana pasada me fui a Grenoble. Una paliza. Antes uno cog¨ªa el Talgo de Ginebra y se bajaba en Grenoble, pero ahora hay que coger tres trenes: el Talgo hasta Montpellier, el TGV hasta Valence y desde all¨ª un tercer tren hasta Grenoble. Una paliza que con la compa?¨ªa de Simenon, de una petaca de whiskey y otra de habanos se hace muy soportable.Fui a Grenoble a ver teatro. Boulevard du Guinard¨®, una adaptaci¨®n de Ronda de Guinard¨®, la novela de Juan Mars¨¦, puesta en pie por la compa?¨ªa de Yvon Chaix, que firma la adaptaci¨®n y la direcci¨®n del espect¨¢culo. Yvon Chaix, actor y director, y ocasionalmente tambi¨¦n autor o adaptador, lleva 30 a?os haciendo teatro en Grenoble. En 1969, siendo estudiante, fund¨® con tres compa?eros, Henri Buffard, Elena Pastore y Fr¨¦d¨¦ric Biaudet, el Th¨¦?tre de la Potence (Brrr!), y desde entonces no ha parado un solo instante. Su repertorio es muy amplio, con una especial atenci¨®n hacia los autores italianos y norteamericanos. En 1983, con el estreno de El despertar de la primavera, se instalaron en el m¨ªtico Th¨¦?tre Le Rio, en la calle de Servan, en el centro de Grenoble, donde hab¨ªan librado sus primeras batallas y cosechado sus primeros ¨¦xitos Georges Lavaudant, Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s y sus compinches. Hasta hace muy poco segu¨ªan all¨ª, pero ahora el municipio los ha relegado a una sala del antiguo Museo de Pintura y ha instalado en Le Rio a una compa?¨ªa parisiense que, aparte de mostrarse teatralmente un tanto perezosa, lo mantiene incomprensiblemente cerrado (al menos as¨ª lo encontr¨¦ yo la pasada semana).
A decir verdad, fui a Grenoble por curiosidad, para ver c¨®mo hab¨ªan tratado el estupendo relato de mi amigo Mars¨¦, pero fui sobre todo azuzado por mi otro buen amigo, Javier Tomeo. En efecto, hace tiempo que Tomeo me hab¨ªa hablado de la compa?¨ªa de Chaix, el cual le hab¨ªa estrenado en 1990 una versi¨®n francesa de El cazador de leones, con una brillante interpretaci¨®n del propio Chaix, y tambi¨¦n me hab¨ªa hablado de un amigo de Chaix, Georges Tyras, profesor de literatura espa?ola contempor¨¢nea en la Universidad Stendhal/Grenoble III, traductor de Manolo V¨¢zque Montalb¨¢n y autor de un libro de conversaciones con Manolo: Le d¨¦sir de m¨¦moire (Paroles d'Aube, Grenoble, 1998). En cierto modo, el profesor Tyras es responsable o corresponsable de la presencia de Tomeo y de Mars¨¦ en el repertorio de la compa?¨ªa de Yvon Chaix, as¨ª como de otro espect¨¢culo de la compa?¨ªa sobre textos y recetas culinarias de Manolo: Carvalho cuisine Montalb¨¢n ("mis en sc¨¨ne par Yvon Chaix et mis en bouche par Jean-Lous Tournon", el cocinero del restaurante Amarcord, de Grenoble), espect¨¢culo estrenado el pasado a?o.
Boulevard du Guinard¨®, como adaptaci¨®n, no es ninguna maravilla. Se apoya descaradamente en la estampa vern¨¢cula, catalanufa, de aquel barrio barcelon¨¦s de posguerra, para arropar a una Rosita -la adolescente de la novela de Mars¨¦-, criatura picaresca, pero sin entrar a fondo, sin solucionar teatralmente, la extra?a relaci¨®n que se establece entre la adolescente y el inspector que la requiere para ir a identificar el cad¨¢ver de su presunto violador. El personaje de Rosita (interpretado por Sandrine Pioz, una excelente actriz) se come literalmente al del inspector (interpretado por Patrick Zimmermann, otro excelente actor), un inspector que parece salido de un filme de Melville (lo cual a Zimmermann, cuando se lo dije, le pareci¨® un elogio, y lo era), pero que en modo alguno muestra ese personaje al borde del suicidio, harto de ver cad¨¢veres, con la mierda hasta el cuello, tal y como lo describe Mars¨¦. La funci¨®n se ofrece en un caf¨¦, un caf¨¦ de verdad, el Caf¨¦ de France, frente al cerrado Th¨¦?tre Le Rio, donde los actores se mueven entre el p¨²blico, sentado en las mesas (m¨¢ximo 45 personas). Hay una prostituta (Annie Semavoine) que canta, con voz sabia, coplas andaluzas, y un comisario (Alexandre Juanpere) que habla con acento de Reus, ciudad de la que el actor es hijo. Rosita lleva en brazos una monumental Moreneta -estamos en el mes de Mar¨ªa y la ni?a va con la "capilla" a las casas- y el inspector silba el Cara al sol. Todo muy franc¨¦s.
El p¨²blico se lo pasa en grande y, terminada la funci¨®n, aplaude merecidamente a los int¨¦rpretes, al tiempo que comparte con ellos unas copas de Priorato o una ca?a de San Miguel. La compa?¨ªa de Yvon Chaix piensa en adaptar y estrenar La agon¨ªa de Proserpina, de Tomeo, y El amante biling¨¹e, de Mars¨¦. El alcalde Joan Clos dice que Todo sobre mi madre promociona a la Gran Encisera, pero en Grenoble, Chaix y Tyras nos quieren, y hacen de nuestros mejores escritores un teatro hecho a brazo, como el chocolate de anta?o. ?Para cu¨¢ndo la compa?¨ªa de Yvon Chaix en Barcelona?
Hac¨ªa un sol espl¨¦ndido en Grenoble. Poco antes del mediod¨ªa, sentado en la terraza del Palais de la Bi¨¦re, en la plaza de V¨ªctor Hugo, me puse como un cangrejo. Igual que hoy, viernes 7 de abril, en Taormina -sigo viendo teatro, divina maldici¨®n-, sentado en una terraza junto al palacio del Minotauro, con mi amigo don Giuseppe, sargento del cuerpo de carabineros, que me ofrece un caf¨¦ -"tu pigghi'u cafe cu mmia"-, un caf¨¦ que no se puede despreciar porque un caf¨¦, en Sicilia, es algo sagrado, y don Giuseppe, adem¨¢s de sargento de carabineros y probablemente mafioso, es un hombre muy cat¨®lico, que me habla de esas adolescentes que se pasean por Taormina "ense?¨¢ndolo todo". Esas adolescentes sin moral alguna, como la Rosita de Mars¨¦, que tienen escandalizados a don Giuseppe y al mism¨ªsimo obispo de Catania. "Esas chicas no respetan nada", se lamenta don Giuseppe. "?Ni el A?o Santo!".
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