Sobrevivir con el subsidio
-Un d¨ªa te das cuenta de que ya no tienes que poner ese despertador que durante 33 a?os te ha levantado para ir al trabajo.Ana. 52 a?os. Un a?o en paro.
-?Sabe usted? En el paro, en el Inem, en el IMI, en el subsidio, te quitan lo ¨²nico que te queda: ese poco de dignidad.
Juan Mansilla. 55 a?os. 12 en paro.
En Madrid hay 300.000 desempleados. De ellos, 80.000 hombres y 120.000 mujeres llevan m¨¢s de un a?o sin trabajo. A veces la historia personal empieza antes y despu¨¦s de entrar en ese cap¨ªtulo terrible del desocupado. Es entonces cuando hay biograf¨ªas as¨ª de escuetas. Es cuando el lenguaje adquiere siglas, acr¨®nimos, que lo significan todo en una vida: Inem para el Instituto Nacional de Empleo, donde uno se apunta, de donde uno depende para cobrar, para buscar una ocupaci¨®n. IMI, por el Ingreso Madrile?o de Integraci¨®n, casi el ¨²ltimo escal¨®n antes de descender "a la sopa de las monjitas".
De los 300.000 parados que seg¨²n la Encuesta de Poblaci¨®n Activa hay en la comunidad madrile?a, unos 9.000 cobran en torno a las 40.000 pesetas mensuales del IMI. Pero es un dato equ¨ªvoco porque esas 9.000 personas arrastran m¨¢s de 25.000, familiares que dependen de esas prestaciones.
El paro te cambia el car¨¢cter. Te hace de otra manera. Lo dice Ana, que prefiere no dar su nombre aut¨¦ntico. Ana tiene 52 a?os. Trabaj¨® durante 33 a?os como secretaria de direcci¨®n. Hasta que un d¨ªa su empresa desapareci¨®. Visto y no visto. Un d¨ªa fue a trabajar y no hab¨ªa nada.
-Lo primero que haces es aprender a vivir de otra manera. Un d¨ªa te das cuenta de que ya no tienes que poner el despertador que durante 33 a?os te ha levantado para ir al trabajo. Y compruebas que tienes todo un d¨ªa por delante, todo un d¨ªa en el que ya no vas a hacer lo que has hecho durante cada d¨ªa de los 33 a?os. Y cosas que antes no ten¨ªan importancia la tienen ahora. Y aprendes a descubrir tu casa. Eso es lo peor. Porque, adem¨¢s, sabes que vales. Que no te has quedado sin trabajo por tu falta de val¨ªa.
Juan tambi¨¦n cree que todo cambia. Es un mundo que se derrumba y otro, m¨¢s s¨®rdido, que nace. Cobrar el subsidio, dice, te lleva a situaciones que nunca creer¨ªas.
-No sabe usted lo que es eso. Te haces servil. Te amenazan con quitarte o suspenderte el subsidio. Y t¨² dices a todo que s¨ª, antes de que te dejen sin nada.
Cuando se agotan las percepciones por el desempleo, uno acude al IMI. Siempre hay alguien que te informa. Alg¨²n vecino, alg¨²n conocido que lo sabe. Alguien que te dice que hables con el asistente o la asistenta social. Y si cumples todos los requisitos, empiezas a cobrar. Todo dependiendo de la discrecionalidad y hasta del humor del funcionario que puede suspenderte el subsidio, dejarte sin nada.
Juan Mansilla tuvo un d¨ªa un buen empleo. Estaba casado. Ten¨ªa un hijo. Trabajaba en una cadena de electrodom¨¦sticos muy conocida. Luego la compr¨® una multinacional y vio c¨®mo iban vendiendo los edificios, las sucursales, una a una. Y c¨®mo los empleados iban pasando al paro. Uno a uno.
-Hasta que me toc¨® a m¨ª. Yo hab¨ªa cotizado 29 a?os. Y aqu¨ª me tiene. Doce a?os despu¨¦s, nada.
Juan Mansilla ha acudido a todas las convocatorias, ha hecho todos los cursillos.
-Y para nada, se lo digo yo. En 12 a?os me han llamado muy pocas veces para una oferta de trabajo. Muy pocas veces. Ha habido a?os que ni una sola vez.
A veces la esperanza est¨¢ hecha con palabras. Y se hace cada d¨ªa. Ana ya no pone el despertador para ir a trabajar. Pero se levanta cada ma?ana dispuesta a echarle un pulso al des¨¢nimo, a la desilusi¨®n.
-Yo soy buena, se lo digo yo. En mi trabajo soy muy buena. Por eso conf¨ªo en que volver¨¦ a trabajar. Pero, ?c¨®mo decir que busco trabajo? ?se es el problema. ?Pongo carteles por los ¨¢rboles? Y no puedes ir empresa por empresa. ?C¨®mo demostrar a la gente que eres buena trabajando, que si has trabajado 33 a?os, si cada uno de esos a?os ha sido porque te lo has ganado? ?C¨®mo explicar que tienes derecho a un trabajo? En el paro nunca te llaman.
Nunca te llaman. Ni a Juan tampoco. Ni a los amigos que Juan conoce. En los cursillos se encuentra sobre todo con hombres y mujeres de su edad. Que van para que no les quiten lo poco que tienen. Gente como Mar¨ªa -"no ponga mi nombre real, que a lo mejor me quitan lo que tengo"-. Mar¨ªa tiene tambi¨¦n 55 a?os. Es una de esas 167.000 mujeres que buscan ocupaci¨®n en Madrid. Y que ya espera muy poco.
-Que nos den un subsidio en condiciones. Algo que nos permita vivir decentemente.
O como Nicolasa. Con 40 a?os y tres hijos. Empleada de hogar por la que nunca nadie cotiz¨®. Ha solicitado el IMI. Y ahora espera. Limpia alguna escalera, asiste en alguna casa. Ocupaciones para ir tirando.
Por A. E. tampoco cotiz¨® nadie. Ni quiere tampoco que salga su nombre -"por mi madre, que nada sabe. Y es anciana"-. A. E. ignoraba que su empresa estaba en blanco. Y tampoco logr¨® que se le reconociera el derecho. Cosas que pasan. As¨ª que forma parte de esos 150.000 madrile?os desempleados que, seg¨²n datos de Comisiones Obreras de Madrid, no tienen cobertura alguna. Que tienen s¨®lo el cielo protector sobre sus cabezas. Ha hecho los cursillos del Inem a base de tes¨®n y de insistir. Se apunt¨® al paro y nunca le llamaron para un trabajo.
-Terminas desilusionado. Te tratan mal. Y cuando vas al IMI te encuentras con malas caras. Con amenazas de que "esto es por una temporada", de que "no hay que acostumbrarse". Como si uno pudiera acostumbrarse a esto. ?No te digo...!
Ahora ha conseguido un trabajo por s¨ª mismo. Un trabajo que nada tiene que ver con su ocupaci¨®n anterior. Pero que le permite ir tirando.
Porque, como dice Mar¨ªa, uno vive de milagro. Comprando en el supermercado las ofertas. Alargando las pocas pesetas hasta extremos incre¨ªbles. Haciendo que dure la ropa y los zapatos. Encendiendo la luz lo justo. Cines, peri¨®dicos y teatros son lujos ya olvidados.
-?Sabe usted cu¨¢l fue la ¨²ltima pel¨ªcula que se ha estrenado?
-Ni idea, oiga.
Y dice Juan Mansilla que hoy mismo ¨¦l ha ido al mercado. Y ha comprado unas sardinas que estaban muy bien de precio y unas acelgas.
-Las sardinas estaban a 399 pesetas. Y las acelgas a 190. Hoy me har¨¦ la mitad y con el resto comer¨¦ ma?ana.
Juan Mansilla se separ¨® cuando se qued¨® en paro. Ha podido ir tirando porque viv¨ªa con su madre. Juntaban las dos pensiones y, sin dejar de buscar, ha ido sobreviviendo. El IMI, al tener otros ingresos, le pagaba la mitad, unas 19.000 pesetas. Ahora cobra un subsidio del desempleo. Tiene miedo. El subsidio de ahora se me acaba en 2004.
-Entonces tendr¨¦ 59 a?os. ?Y qu¨¦ voy a hacer, entonces?
No se resigna a estar parado. A no encontrar trabajo.
-De los partidos, ?qu¨¦ puedo decirle? Nadie me ha dado nada. Yo voy a seguir buscando. He cotizado 29 a?os. Tengo que encontrar trabajo. No puedo seguir as¨ª. No puedo. A ver si usted pone buena pluma y alguien se acuerda de m¨ª, oiga. Escriba usted que he hecho muchos cursillos. Que me he preparado, haga el favor, hombre.
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