"No hubo voluntad de ganar las auton¨®micas' RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Llevas tiempo alejado del periodismo activo. Y sin embargo, cuando te conoc¨ª de profesor en la Universidad Aut¨®noma parec¨ªas un periodista vocacional. Por no hablar de cuando te tuve de jefe en el extinto Catalunya Expr¨¦s....Respuesta. ?chales la culpa a los canadienses. O al grupo Mundo, que, como recordar¨¢s, acab¨® como el rosario de la aurora. Despu¨¦s de ese desastre me entraron ganas de cambiar de aires y de aprender cosas. Por eso me fui a Canad¨¢, a Ottawa en concreto, para hacer un master. Era la ¨¦poca de Trudeau y hab¨ªa en el aire la sensaci¨®n de que los periodistas, los comunicadores, pod¨ªan contribuir a la actividad pol¨ªtica, al bien com¨²n o algo parecido. Me lo cre¨ª. As¨ª que cuando volv¨ª a Barcelona fui en esa direcci¨®n. Y acab¨¦ de jefe de gabinete del alcalde Pasqual Maragall.
P. Y el periodismo que lo haga su t¨ªa, ?no?
R. No exactamente. Lo que pasa es que no me convence mucho el modo en que se practica el periodismo en mi pa¨ªs. El periodismo pol¨ªtico, en concreto, es bastante lamentable a causa del seguidismo que los periodistas suelen practicar con los pol¨ªticos, siempre esperando que alguien d¨¦ una conferencia de prensa o alg¨²n resentido se vaya de la lengua. Se investiga poco, se hacen las cosas en muy poco tiempo y as¨ª no hay manera de que los art¨ªculos salgan como deber¨ªan salir. Nuestro periodismo pol¨ªtico necesitar¨ªa algo parecido a la primera enmienda de la Constituci¨®n norteamericana, que aboga por la independencia de la prensa y, al mismo tiempo, por su rigor. Los americanos les dicen a los pol¨ªticos: "Os vamos a vigilar, pero seremos absolutamente precisos". Aqu¨ª, me temo, ni una cosa ni otra. Y en cuanto al periodismo en general.....Pues mira, yo echo de menos esas historias largas, bien trabajadas, cargadas de datos que puedes encontrar en Esquire, Vanity Fair y The New Yorker.
P. ?En qu¨¦ consist¨ªa tu trabajo en el gabinete del alcalde?
R. En ponerle las cosas m¨¢s f¨¢ciles, en racionalizarlo todo. No es por echarme flores, pero consegu¨ª montar un gabinete digno de un ministro, no muy distinto al que ten¨ªa en La Moncloa el presidente del Gobierno. Era un equipo de 30 o 40 personas que lo controlaba todo, lo pon¨ªa todo por escrito y trataba de tener respuesta para casi todo. Piensa que antes de eso el alcalde era un se?or que despachaba con un secretario cargado de legajos entre los que hab¨ªa desde la carta de un ni?o a la de un hom¨®logo extranjero pasando por lo que se te ocurra. Todo eso hab¨ªa que racionalizarlo.
P. En esa ¨¦poca hab¨ªa quien te comparaba con el cardenal Richelieu: el hombre en la sombra que rige los destinos de la ciudad.
R. No era para tanto. Ya sabes que Maragall es alguien que a veces hace caso a sus asesores y a veces no.
P. ?Te hizo caso cuando te encargaste de su campa?a electoral?
R. ?l s¨ª. Otros, no tanto.
P. ?Puedes ser un poco m¨¢s preciso?
R. ?Qu¨¦ quieres, que me capen? No te voy a dar nombres, porque eres muy capaz de publicarlos. Pero s¨ª te dir¨¦ que en ciertos sectores del aparato del partido no hab¨ªa ninguna voluntad de ganar las auton¨®micas. ?Por qu¨¦? Pues porque los cambios generan cambios, las sillas se mueven y algunos podr¨ªan perder su posici¨®n. Hoy por hoy, en el PSC, el gran problema es el aparato, toda esa gente que deber¨ªa seguir el ejemplo de Narc¨ªs Serra y dimitir... Despu¨¦s de la derrota en las elecciones generales, el partido deber¨ªa intentar acercarse m¨¢s a una sociedad que le ha vuelto ligeramente la espalda e intentar averiguar el porqu¨¦. En vez de eso, se refuerza el aparato de manera autista, se abomina de los independientes y se saca del armario al secretario de organizaci¨®n.
P. El animoso se?or Montilla, el posible sustituto de Serra, ?qu¨¦ tal es?
R. Esa misma pregunta me la hac¨ªa Almunia durante las generales. Y yo le respond¨ªa lo mismo que te respondo a ti. Habla poco, administra mucho silencio y cuando lo rompe es para recordar que el reglamento impide... Podr¨ªa ser un buen secretario de organizaci¨®n, en el supuesto de que no fuera mejor suprimir el cargo. Puede que haga felices a esos que dicen que Maragall no sabe llevar las riendas del partido y en vez de cabrearse, que es lo que har¨ªa yo, parecen enorgullecerse de esas definiciones militares... Hay gente en el aparato a la que le encanta la disciplina
P. ?Qu¨¦ opinas de Serra? A m¨ª me parece que es como si ya hubiera hecho de todo y se hubiera convertido en un pol¨ªtico profesional.
R. Se podr¨ªa haber tomado un poco m¨¢s en serio las ¨²ltimas elecciones, eso es verdad, pero es un tipo que me cae bien.
P. ?Qu¨¦ tal te fue con Almunia?
R. En lo personal, estupendamente. Lo que pas¨® fue que la campa?a auton¨®mica la pude dise?ar desde el principio y la de las generales me la encontr¨¦ en marcha. Hice lo que pude, aunque parece que no fue suficiente.
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