R¨¢nki, el tercer hombre
All¨¢ a comienzos de los a?os setenta, Hungr¨ªa pregon¨® a los cuatro vientos la buena nueva de la aparici¨®n de tres j¨®venes pianistas cuyo talento los convert¨ªa en herederos leg¨ªtimos del arte de G¨¦za Anda, Gy?rgy Cziffra o Annie Fischer. Al tiempo que urd¨ªa una estrategia comercial, Hungr¨ªa estaba proclamando t¨¢citamente en Occidente la excelencia de su sistema educativo y de la Academia Franz Liszt de Budapest, en la que los tres hab¨ªan coincidido como alumnos. Hace ya tiempo, sin embargo, que sus senderos se bifurcaron: Andr¨¢s Schiff se estableci¨® en Londres e inici¨® muy pronto una s¨®lida carrera internacional; Zolt¨¢n Kocsis tuvo un despegue m¨¢s lento, pero ahora triunfa en todo el mundo como pianista y como director; Dezs? R¨¢nki, el tercer hombre, ha vivido casi siempre a la sombra de sus compa?eros de anta?o.Y es que R¨¢nki es cualquier cosa menos un pianista de relumbr¨®n. Bastaba echar un vistazo al programa de su recital, integrado por obras infrecuentes y de aplauso dif¨ªcil, para confirmar que no hab¨ªa acudido a Madrid a desplegar fuegos de artificio, sino a hacer m¨²sica exigente y nada amiga de las concesiones. R¨¢nki hubo de pasar del orden de Haydn a los repentes de Schumann, de la poes¨ªa evanescente de Debussy al desgarro folcl¨®rico de Bart¨®k, y lo hizo con una maestr¨ªa indiscutible. Supo impregnar a cada m¨²sica su estilo, su sonido y su fraseo propios, casi siempre con una actitud m¨¢s ponderada que po¨¦tica. Quiz¨¢ por eso los mayores aplausos llegaron en la Sonata de Bart¨®k, en la que su propia actitud f¨ªsica denotaba una mayor libertad respecto de las exigencias de la partitura. Su derroche de vigor, franqueza y precisi¨®n r¨ªtmica fue premiado con una ovaci¨®n un¨¢nime.
Dezs? R¨¢nki
Dezs? R¨¢nki (piano). Obras de Haydn, Schumann, Debussy y Bart¨®k. Auditorio Nacional. Madrid, 11 de abril.
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