Otra vez la inflaci¨®n

El hecho de que la tasa anual de inflaci¨®n haya bajado una d¨¦cima, hasta el 2,9%, despu¨¦s del IPC de marzo -periodo en el que subi¨® el 0,4%-, es un dato levemente favorable, pero la cita mensual con este ¨ªndice es poco alentadora. La inflaci¨®n subyacente, que recoge los precios descontado el efecto de los alimentos sin elaborar y de la energ¨ªa, aument¨® tres d¨¦cimas en marzo, un indicio de que la inflaci¨®n espa?ola no s¨®lo est¨¢ relacionada con la subida del petr¨®leo. S¨®lo el descenso de los precios de los alimentos ha contribuido a contener el repunte de meses anteriores.En contraste con nuestros socios comerciales y monetarios, los precios espa?oles siguen siendo muy elevados. Esta distancia es particularmente notable respecto a Francia y Alemania, principal destino de nuestras exportaciones. La inflaci¨®n subyacente espa?ola est¨¢ por encima del 2%, mientras que la de esos dos pa¨ªses est¨¢ por debajo del 1%.

En los pr¨®ximos meses asistiremos probablemente a una mejora de la inflaci¨®n por el efecto estad¨ªstico derivado del descenso de los precios del crudo. Tambi¨¦n ha de tenerse en cuenta que la inflaci¨®n espa?ola resultar¨¢ notablemente beneficiada por el descenso generalizado de los precios en los pa¨ªses de la OCDE. Pero la mejora de las condiciones generales de la inflaci¨®n en el mundo no debe llevarnos a olvidar que la econom¨ªa espa?ola necesita reformas profundas en algunos mercados, tantas veces prometidas y hasta ahora s¨®lo apuntadas. Porque los precios de los servicios, protegidos de la competencia del exterior, siguen en tasas pr¨®ximas al 3%. La profundidad de las medidas liberalizadoras que al parecer se propone adoptar el pr¨®ximo Gobierno de forma casi inmediata determinar¨¢ en gran parte el futuro de la inflaci¨®n y de la competitividad de nuestra econom¨ªa.