El descanso del c¨¦sar
,Cuenta la leyenda que Julio C¨¦sar, cuando tan s¨®lo era pretor, visit¨® los Ba?os de la Hedionda en Casares, donde sus aguas sulfurosas le curaron un herpes producto de su vida sexual disoluta. Algunos dicen que el agradecido emperador llam¨® Caesar a esta bella ciudad malague?a, denominaci¨®n que, con el paso del tiempo, se convirti¨® en Casares. Toda leyenda que se precie tiene su parte de verdad y lo cierto es que la presencia romana en la Costa del Sol es m¨¢s que evidente.Desde M¨¢laga hasta el l¨ªmite de la provincia se ha descubierto cerca de medio centenar de asentamientos, algunos de los cuales recibieron en su d¨ªa el status de municipios romanos. Hay incluso promotores que ante estos descubrimientos se plantean utilizar el lema "Ya los romanos eligieron la Costa del Sol como lugar de descanso".
Los arque¨®logos reclaman un mayor cuidado a los numerosos vestigios romanos que recorren la costa malague?a hasta la localidad gaditana de Algeciras. Toda esta zona tuvo un gran auge a partir del siglo I despu¨¦s de Cristo, ¨¦poca en la que se fundaron numerosos asentamientos dedicados a la producci¨®n de garum (salaz¨®n de pescados), que se exportaba a todo el Mediterr¨¢neo.
La calidad de los restos cer¨¢micos y estatuas encontradas ponen de manifiesto esta prosperidad fruto del comercio. A partir del siglo V, con la crisis generalizada del Imperio Romano, se abandonaron estas pr¨®speras ciudades y las grandes bas¨ªlicas acogieron a la poblaci¨®n desplazada. Buena prueba de esto es la Bas¨ªlica Paleocristiana de Vega del Mar, en Marbella, cuyos restos del siglo VI son calificados de "excepcionales" por los expertos.
Cualquiera que se interese por este desconocido turismo arqueol¨®gico dispone de un gran abanico de posibilidades. En Fuengirola se pueden visitar los vestigios romanos de la urbanizaci¨®n Torreblanca y de la finca El Secretario, situada junto al cementerio de la localidad, donde existen restos de unas termas y una villa.
Marbella
M¨¢s importantes son los yacimientos de Marbella, ciudad que cuenta con una Villa Romana de finales del siglo I despu¨¦s de Cristo, junto a la desembocadura del r¨ªo Verde, donde se conservan en el pavimento unos interesantes mosaicos; unas termas del siglo III despu¨¦s de Cristo, en la urbanizaci¨®n Guadalmina Baja, y una bas¨ªlica paleocristiana, situada en un peque?o bosque de eucaliptos en las proximidades de la playa de San Pedro Alc¨¢ntara, que fue la primera de doble ¨¢bside que se encontr¨® en Espa?a.
En el l¨ªmite mismo de la provincia de C¨¢diz, se encuentra Manilva, donde la dominaci¨®n romana se pone de relieve en los alrededores del Castillo de la Duquesa, en la barriada de Sabinillas. Al este de la torre, bajo del antiguo puesto de la Guardia Civil, existen restos de una factor¨ªa de salaz¨®n de pescado; al norte del castillo viviendas y canalizaciones de agua, y a poniente, tras una valla met¨¢lica hay unas termas con restos de mosaicos, que presentan un total abandono.
Si se quiere combinar turismo ecol¨®gico con el cultural, nada mejor que las ruinas de la ciudad romana de Lacipo (Alechipe) en el t¨¦rmino municipal de Casares. En un cerro aislado con magn¨ªficas vistas a toda la bah¨ªa de Algeciras, al que se accede andando desde el cruce de la carretera de Gauc¨ªn, se conservan murallas, torres, habitaciones y muros romanos. Adem¨¢s Lacipo ten¨ªa su propia moneda, que representaba por un lado un delf¨ªn y por el otro un toro o una cabra, que dan muestra de la vocaci¨®n marinera y ganadera de la ciudad, y que se pueden ver en el museo de la capital malague?a. En esta misma localidad se encuentran los ba?os de la Hedionda, a los que se accede desde la carretera nacional 340 a su paso por Sabinillas, que adem¨¢s de la visita de C¨¦sar recibieron la del emperador Adriano cuando se dirig¨ªa a C¨¢diz.
Tambi¨¦n la ciudad de Carteia en San Roque (C¨¢diz), primera colonia romana de la pen¨ªnsula, tuvo el privilegio de acu?ar su propia moneda. Esta antigua ciudad, situada cerca de las refiner¨ªas, contaba con termas, teatro, foro, acueductos, villas de recreo y templos, cuyas columnas est¨¢n rematadas por una cabeza de toro. Su prosperidad se debi¨® a sus factor¨ªas de salaz¨®n, que seg¨²n el autor romano Plinio eran visitadas de noche por un pulpo gigantesco, que sal¨ªa del mar para comerse el pescado de las piletas de salmuera.
Todos estos restos romanos tienen como com¨²n denominador el total abandono y la falta de inter¨¦s por parte de las distintas administraciones, lo que se pone de manifiesto en la dejadez de los vestigios y escasez de museos arqueol¨®gicos en esta zona, donde tan s¨®lo existen uno en M¨¢laga y otro en Algeciras.
Para los arque¨®logos resulta lamentable que en la primera zona tur¨ªstica de Espa?a no se cuide este importante potencial, e incluso en algunas localidades como Marbella, el principal peligro venga de la mano del propio Ayuntamiento.
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