El PP madura, el PSOE encanece

En Espa?a ha tenido lugar una renovaci¨®n generacional en t¨¦rminos pol¨ªticos. Pero no ahora, con las elecciones generales de marzo, como algunos creen discernir, sino que las se?ales de tal cambio aparecieron ya en los procesos electorales desde 1994 y se confirmaron con la victoria del PP en 1996.Simplemente tomando en cuenta los dos grandes partidos, los datos son elocuentes: el del PSOE era el grupo parlamentario m¨¢s joven en el Congreso de los Diputados en las Cortes Constituyentes de 1977 y el de la entonces Alianza Popular el m¨¢s vieja. La situaci¨®n ya se hab¨ªa invertido en 1996 y se ha confirmado ahora.
En buena parte, el cambio pol¨ªtico generacional se estaba produciendo ante el bloqueo generacional en el seno del PSOE antes incluso que en su electorado. Los que estaban, en edad de plenitud pol¨ªtica pero con lustros de actividad a sus espaldas, no dejaban pasar a la generaci¨®n siguiente.
Para ilustrar lo ocurrido se podr¨ªan elegir varios indicadores. Por simplicidad, baste coger, como se hace en la tabla, el reparto por edades de los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados. Se ve c¨®mo el PSOE ha ido envejeciendo hasta tener un valle pronunciado con los de 31 a 45 a?os de edad. Y que el PP supo renovarse, aunque ahora tambi¨¦n est¨¢ vi¨¦ndose sometido a un proceso no de envejecimiento, mas s¨ª de madurez.
Entre 1977 y 1996, acentu¨¢ndose en 2000, como se refleja en la tabla, el grupo parlamentario socialista ha envejecido en cuanto a su composici¨®n por grupos de edad. Los de 46 a 60 a?os son el 63,8% cuando eran s¨®lo el 20,5% en 1977, al rev¨¦s que el PP, entonces AP. Resulta parad¨®jico que, estando en la oposici¨®n, el grupo del PSOE haya envejecido cuando lo l¨®gico es que hubiera aprovechado esa situaci¨®n para rejuvenecer en su composici¨®n, m¨¢xime cuando sus integrantes se han renovado en casi un 40%.
Asentamiento
Lo que ahora, en estas elecciones de 2000, se ha vivido en este pa¨ªs no es la llegada de una nueva generaci¨®n al poder, la de 1989, sino su asentamiento, que por edad le corresponde, y que refleja la media de edad, 46 a?os, de los elegidos a esta C¨¢mara.
Previsiblemente, el PSOE tendr¨¢ que pasar por una renovaci¨®n generacional, como hizo el PP en su seno antes de ganar el poder en las urnas. No se trata s¨®lo de ganar el voto de los j¨®venes, que a menudo se comportan como el conjunto de la poblaci¨®n. Aunque, seg¨²n declar¨® la directora del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), Pilar de Castillo, apoy¨¢ndose en encuestas previas, el 12 de marzo hubo una alta abstenci¨®n entre los j¨®venes, el PP "domina claramente en los de 25 a 40 a?os".
La teor¨ªa de las generaciones, tal como la desarroll¨® en Espa?a Ortega y Gasset, parte de ciclos de 15 a?os, con la fase de ascenso de los 30 a los 45 y con la de los tres lustros siguientes como la del ejercicio del mando en un sentido social.
Este an¨¢lisis parte de la constataci¨®n de que los miembros de una generaci¨®n han vivido los acontecimientos hist¨®ricos desde una misma altura vital: "Cada generaci¨®n representa una cierta actitud vital, desde la cual se siente la existencia de una manera determinada". No es lo mismo haber vivido el mayo del 68 franc¨¦s desde la universidad que desde el colegio -y a menudo la diferencia puede ser de tan s¨®lo tres o cuatro a?os de edad- o la transici¨®n ya en una fase profesional, o casi, que como estudiante o colegial. ?stos pueden ser dos puntos de ruptura. El otro, desde el punto de vista internacional -y que coincide con el principio del declive en votos del PSOE- es la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn en 1989.
Interactuar y competir
Las generaciones interact¨²an e incluso compiten. Espa?a es un pa¨ªs que, por desgracia, pero con cierta frecuencia, acostumbra a hacer cambios pol¨ªticos con cambios generacionales, y viceversa. Es un pa¨ªs que, muy a menudo en su historia, en la renovaci¨®n generacional ha operado de forma eliminatoria y pol¨¦mica -las nuevas generaciones se enfrentan y sacan del poder a las anteriores- en vez de por acumulaci¨®n.
La pen¨²ltima vez fue con la transici¨®n tras la muerte de Franco, en la que un cambio de la generaci¨®n en el poder -no s¨®lo pol¨ªtico, tambi¨¦n medi¨¢tico y econ¨®mico- facilit¨® el proceso pac¨ªfico de transformaci¨®n de este pa¨ªs. Lleg¨® al poder una generaci¨®n que se podr¨ªa llamar de la transici¨®n o del 68. La siguiente se encontr¨® con la democracia implantada y por ello se puede llamar por este nombre: generaci¨®n de la democracia o del 89. El corte generacional puede estar en torno a los que hoy tienen 50 a?os -ten¨ªan 25 cuando muri¨® Franco- o quiz¨¢s algo menos. No fueron protagonistas de la transici¨®n, aunque la vivieron. La siguiente ser¨ªa la de los menores de 30 a?os, hasta los 15.
Encuestas realizadas en los ¨²ltimos a?os indican que la distancia o discontinuidad en valores y actitudes entre la generaci¨®n de la transici¨®n y la de la democracia es mucho mayor que entre esta ¨²ltima y la siguiente, la de los que han entrado a votar por primera vez y hasta los 30 a?os, aunque en participaci¨®n pol¨ªtica pueda cambiar. Es m¨¢s similar la vivencia respecto a cuestiones como el trabajo, el paro y las nuevas tecnolog¨ªas o la familia y la permanencia en el domicilio familiar, que se alarga, frente a la b¨²squeda de independencia de la generaci¨®n anterior.
Adem¨¢s, son estas generaciones, y sobre todo la de los de 30 a 45 a?os, y por supuesto a¨²n m¨¢s la siguiente, las que est¨¢ viviendo plenamente en Espa?a el ascenso de la mujer en la vida educativa, profesional y pol¨ªtica, aunque la generaci¨®n de 1989 mantenga a¨²n la divisi¨®n de los roles dom¨¦sticos.
Los primeros recuerdos pol¨ªticos son tambi¨¦n diferentes: la oposici¨®n sindical y universitaria al franquismo, para la generaci¨®n del 68; el asesinato de Carrero Blanco y la muerte de Franco, para la siguiente, y el 23-F, la victoria del PSOE en 1982 y el refer¨¦ndum de la OTAN, para la de los m¨¢s j¨®venes.
Incluso en idiomas hay diferencias: el franc¨¦s domin¨® entre la generaci¨®n de la transici¨®n frente al ingl¨¦s para las siguientes, y sobre todo para la ¨²ltima.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.