VALLE DE LECR?N El vergel de la suerte
Los habitantes del Valle de Lecr¨ªn observan con alivio c¨®mo en ¨¦poca de vacaciones cientos de coches pasan de largo por la carretera que une Granada con la Costa Tropical. El valle es un vergel de copioso legado hist¨®rico, paisajes que enmudecen y tierra f¨¦rtil. El cultivo aut¨®ctono es la tranquilidad. Pero el turista no ha descubierto a¨²n estos encantos y prefiere seguir camino hacia la playa o desviarse hacia la Alpujarra, que empieza a masificarse. "Y, la verdad, no nos importa que sigan pasando de largo. Aunque recibimos con los brazos abiertos a quienes nos visitan", asegura Juan Antonio Palomino, alcalde del municipio de El Valle.De la misma opini¨®n es el escritor irland¨¦s nacionalizado espa?ol Ian Gibson, que hace nueve a?os qued¨® prendado de la belleza y el sosiego de la zona y fij¨® su residencia en Rest¨¢bal. "Diga que no venga nadie", bromea el bi¨®grafo de Lorca. "Yo estuve meses buscando por Espa?a un sitio para vivir. Hasta que me acord¨¦ de este valle de naranjos y limoneros que vi en un viaje a la costa".
Ayer soplaba en el valle lo que los lugare?os llaman viento marea. Una brisa fresca que procede del cercano Mediterr¨¢neo, distante apenas 30 kil¨®metros, y que junto al c¨¢lido viento solano crea un peculiar microclima a los pies de Sierra Nevada. El viento marea ol¨ªa ayer a azahar. Y no es un t¨®pico. ?ste es el ¨²nico lugar de la provincia de Granada donde se cultivan naranjos y limoneros, que estos d¨ªas est¨¢n en pleno esplendor. La tibieza de las temperaturas durante todo el a?o ha permitido incluso experimentar con frutos subtropicales, como el aguacate y el n¨ªspero. "En el Valle de Lecr¨ªn siempre es primavera", se asegura en una gu¨ªa tur¨ªstica.
El suspiro de Boabdil
El pasado de esta zona es romano y ¨¢rabe. De hecho, seg¨²n Gibson, Valle de Lecr¨ªn significa Valle de la Suerte en ¨¢rabe. "Aunque la etimolog¨ªa no est¨¢ clara", advierte el escritor. El nombre concuerda, en cualquier caso, con el sentimiento de fortuna de sus pobladores. En todo el valle existen 18 peque?os pueblos agrupados en ocho municipios. Su l¨ªmite al norte es el Suspiro del Moro, donde cuenta la tradici¨®n que Boabdil llor¨® como mujer lo que no fue capaz de defender como hombre. Est¨¢ flanqueado por Sierra Nevada y la Sierra de Albu?uelas y atravesado por los r¨ªos D¨²rcal y Santo que desembocan en el pantano de B¨¦znar.
El contraste de paisajes y los rincones sorprendentes hacen de este valle un magn¨ªfico lugar para el senderismo. Inmejorable, incluso, porque por ¨¦l discurre el GR-7, el camino europeo de gran recorrido que une Grecia con Andaluc¨ªa. Los 40 kil¨®metros que transcurren por el valle est¨¢n perfectamente se?alizados y bordean los pueblos de mayor encanto: Rest¨¢bal, Meleg¨ªs y Saleres (que forman El Valle); Albu?uelas, Lecr¨ªn, Murchas, B¨¦znar y Nig¨¹elas.
La mayor¨ªa de estas localidades est¨¢n establecidas sobre antiguos asentamientos ¨¢rabes y conservan el encantador desorden de su trazado original, con calles empinadas y angostas. En Saleres, por ejemplo, "la Calle de la Jaca Blanca es tan estrecha que hay que pasar de perfil", exagera, aunque no mucho, Palomino. En sus alrededores pueden apreciarse todav¨ªa vestigios de culturas anteriores: ruinas romanas y, a¨²n en pie, almazaras, molinos, aljibes y castillos ¨¢rabes. "La red de acequias que abastece a parte de los cultivos agr¨ªcolas es de origen romano y fue perfeccionado por los ¨¢rabes", explica Miguel ?ngel L¨®pez, concejal de Albu?uelas.
Gibson, que es asesor cultural y de medio ambiente del Ayuntamiento de El Valle, prefiere destacar el valor natural del entorno. "La Laguna de Padul es uno de los humedales m¨¢s importantes de Andaluc¨ªa. Por su belleza y por la diversidad ornitol¨®gica", asegura. En ella anida el aguilucho lagunero, diversos tipos de patos y fochas y es lugar de paso en las migraciones de zancudas.
Cerca de la laguna se encuentra el pantano de B¨¦znar, un magn¨ªfico coto de pesca de carpas, abierto todo el a?o. En la Sierra de Albu?uelas se pueden ver ciervos, cabras monteses y jabal¨ªes. "Incluso es uno de los pocos sitios donde anidan ¨¢guilas reales", asegura L¨®pez.
Procesiones austeras
Para quienes en las vacaciones de Semana Santa no pueden pasar sin procesiones, en el Valle de Lecr¨ªn tambi¨¦n pueden encontrarlas. Aunque son pocas, unas tres en cada pueblo, y muy austeras. "Participa todo el mundo, en silencio y respeto, y no carecen de cierto dramatismo", indica el alcalde de El Valle. El Domingo de Resurrecci¨®n es tradici¨®n salir al campo a "roar el hornazo", el t¨ªpico bollo con huevo duro. "Aunque no est¨¢ claro si se trata de roerlo o rodarlo".
En esta costumbre participan tambi¨¦n los residentes extranjeros, que cada vez en mayor n¨²mero, encuentran en este valle una residencia id¨®nea. Ellos han sido los primeros en percatarse de que no merece la pena pasar de largo.
Visitantes con sue?o
"Algunos turistas vienen s¨®lo a dormir y a disfrutar del silencio". Aurora Rold¨¢n regenta, junto a su marido, el restaurante y la pensi¨®n Los Naranjos, de Meleg¨ªs. Uno de los escasos establecimientos de hosteler¨ªa que existen en el Valle de Lecr¨ªn y que cada d¨ªa tienen m¨¢s demanda. "En Semana Santa tengo las once habitaciones ocupadas. Viene gente sobre todo de Levante, de Murcia y Valencia", explica.El escritor Ian Gibson asegura que Aurora Rold¨¢n da a los guisos t¨ªpicos de la comarca una magn¨ªfica saz¨®n. En Semana Santa, por ejemplo, borda el potaje de bacalao y los panecillos, tambi¨¦n de bacalao, que una vez fritos adereza con una salsa bien trabada.
El resto del a?o, de sus fogones sale un arom¨¢tico cocido con hinojos, migas con todo, remoj¨®n y reposter¨ªa de frutos de sart¨¦n (bu?uelos, rosquillas, pesti?os).
En el citado remoj¨®n predomina la omnipresente naranja, de la que el Valle de Lecr¨ªn produce 15 millones de kilos por temporada. La mayor¨ªa se vende a industrias conserveras de Murcia para hacer zumo envasado.
El lim¨®n tambi¨¦n se lleva al plato, en forma de tarta elaborada con una cremosa mousse.
La comida se puede acompa?ar de un vino ligero de C¨®nchar, que el 1 de enero celebra su Fiesta del Mosto. En poco tiempo se podr¨¢ degustar adem¨¢s vinos m¨¢s complejos, hecho con variedades de uva francesa, que un viticultor de la zona ha comenzado a embotellar.
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