Rufo

LUIS CARANDELL

Se podr¨ªa haber llamado Ram¨®n, como don Ram¨®n de la Cruz, don Ram¨®n de Mesonero Romanos o Ram¨®n G¨®mez de la Serna, el ¨²nico de los Ramones madrile?os que no tiene el tratamiento de don. Pero se llama Antonio, Antonio G¨®mez Rufo, y acaba de publicar sus Escenas madrile?as, que muy bien habr¨ªan podido llamarse matritenses.

Cosa rara, G¨®mez Rufo es madrile?o. En su generaci¨®n no lo es casi nadie y se ha llegado a decir que la mejor manera de ser de Madrid es no ser de Madrid. Es novelista fino y abundante y autor de varios libros que tienen a Madrid por argumento o por paisaje.

Fue director del Centro Cultura de la Villa cuando don Enrique Tierno Galv¨¢n era alcalde. Y, como tal, coautor de la movida. Debe de ser el que mejor conoce aquel gran momento que vivi¨® la ciudad por inspiraci¨®n de muchos y por los ben¨¦ficos efectos de las esencias del frasco de aquel Viejo Profesor que, como escribe Antonio, "m¨¢s que autoridad supo ser colega".

Rufo subtitula sus Escenas diciendo que se trata "de un paseo por Madrid en el ¨²ltimo cuarto de siglo". Una lectura evocadora para los que conocimos la ¨¦poca. Muchos de los textos del libro aparecieron en forma de art¨ªculos en varios peri¨®dicos. Recuerdo alguno que me llam¨® ya entonces la atenci¨®n: el que escribi¨® con motivo del centenario del Caf¨¦ Gij¨®n en 1989. Terminaba con la frase de un cliente que le dec¨ªa al camarero: "?P¨®ngame otro siglo, por favor!".

A G¨®mez Rufo no le gusta el Madrid de hoy, tan lleno de abalorios de "todo a cien", como la Violetera de la Gran V¨ªa, la estatua pisapapeles de Vel¨¢zquez en Juan Bravo, los chirimbolos de las calles y otros objetos kitsch que mand¨® poner aqu¨ª y all¨¢, dice, "alg¨²n concejal que fue nombrado decorador de Madrid despu¨¦s de haber sido despedido como escaparatista de Saldos Arias".

Tampoco le gustan otras cosas de esta ciudad "impersonal, inhabitable y fr¨ªa". Un Madrid, asegura, en el cual ni al mism¨ªsimo san Isidro le habr¨ªa gustado vivir.