Las mareas crecientes
E l envejecimiento progresivo de la poblaci¨®n es uno de los hechos sociales m¨¢s destacados en las sociedades industriales avanzadas, en donde la cifra absoluta de personas mayores de 65 a?os aumenta de manera inexorable (en Espa?a, se calcula que habr¨¢ cerca de 7 millones de personas de m¨¢s de 65 a?os en el 2006), con un incremento gradual de los grupos de mayor edad.La atenci¨®n de personas mayores de 65 a?os origina el 50% del gasto de farmacia, m¨¢s del 60% de las visitas de equipos de atenci¨®n primaria, as¨ª como el 44% de las estancias hospitalarias. Entre el 3% y el 5% est¨¢n ingresados en una residencia.Los avances en tratamiento y soporte de las personas con enfermedades cr¨®nicas evolutivas (c¨¢ncer, sida, enfermedad pulmonar obstructiva cr¨®nica, enfermedades degenerativas) han originado tambi¨¦n un aumento muy importante de su supervivencia, prevalencia y calidad de vida. A pesar de los avances, cada a?o mueren en Espa?a m¨¢s de 80.000 a causa del c¨¢ncer.Por otra parte, hay colectivos con necesidades muy similares, como los de enfermos mentales cr¨®nicos, o drogodependientes. Existen, por tanto, mareas crecientes de necesidades, de personas con enfermedades cr¨®nicas evolutivas no curables, con altas necesidades y gran demanda de atenci¨®n.
El desarrollo de nuestro sistema sanitario prioriz¨® inicialmente la construcci¨®n de grandes hospitales, concebidos fundamentalmente para curar a personas con una sola enfermedad que se reintegraban luego a la sociedad productiva. Posteriormente, se ha desarrollado la atenci¨®n primaria, con objetivos m¨¢s globales y m¨¦todos m¨¢s interdisciplinares. Entre ambos sistemas hay dificultades de coordinaci¨®n, a¨²n mayores en la relaci¨®n con los recursos sociales y residenciales.
En este sistema, personas con varias enfermedades cr¨®nicas evolutivas, o que no se curen, tienen muchas dificultades para ser atendidas apropiadamente. As¨ª, para necesidades de car¨¢cter integral, la respuesta convencional es fragmentada, con visiones antag¨®nicas que compiten entre s¨ª, y es f¨¢cil la pr¨¢ctica del encarnizamiento terap¨¦utico (persistencia de objetivos curativos en situaciones donde la curaci¨®n no es posible) o del abandono (expresado por la frase tenebrosa "No hay nada m¨¢s que hacer").
Pero en Espa?a ya existen referentes del desarrollo de experiencias de servicios sociosanitarios y de cuidados paliativos, basados en la identificaci¨®n de necesidades distintas que requieren valores y organizaciones diferentes. Es imprescindible desarrollar un modelo de atenci¨®n integral, que incluye la respuesta a las necesidades f¨ªsicas, emocionales, sociales -con objetivos de mejora de calidad de vida-, en el que el enfermo y su familia o entorno son los protagonistas, con una concepci¨®n activa y rehabilitadora; un modelo de organizaci¨®n basado en equipos interdisciplinares (m¨¦dicos, enfermeras, asistentes sociales, psic¨®logos, otros profesionales) capacitados para la atenci¨®n geri¨¢trica, los cuidados paliativos y la atenci¨®n de enfermos avanzados. Y en los que las decisiones se tomen con respeto a los valores de enfermos, familias y miembros del equipo.
Es necesario, asimismo, el desarrollo de sistemas integrales de atenci¨®n que act¨²en de manera integrada, flexible y permeable, con la adaptaci¨®n de todos los recursos convencionales a la presencia creciente de enfermos geri¨¢tricos y cr¨®nicos evolutivos, con cambios de su organizaci¨®n, y formaci¨®n de profesionales en geriatr¨ªa, cuidados paliativos y aspectos tan nucleares como la comunicaci¨®n, el trabajo en equipo y la ¨¦tica cl¨ªnica. Adem¨¢s, es necesario que se articulen los sistemas de financiaci¨®n, debatiendo y resolviendo los dilemas actuales entre lo social y lo sanitario, aclarando la participaci¨®n de usuarios, familias y administraciones y proponiendo f¨®rmulas m¨¢s flexibles de cooperaci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado, as¨ª como de gesti¨®n integrada de los recursos p¨²blicos y legislaciones claras.
Las experiencias han demostrado eficacia en la promoci¨®n de autonom¨ªa y calidad de vida, eficiencia en el uso apropiado de recursos y satisfacci¨®n de usuarios y profesionales, adem¨¢s de proponer f¨®rmulas avanzadas de gesti¨®n y organizaci¨®n y aportar visiones positivas a los grandes debates ¨¦ticos sobre la prolongaci¨®n de la vida.
Las medidas a tomar est¨¢n claras y se trata de adoptarlas sin dilaciones. La existencia de programas sociosanitarios constituye un signo de madurez de los sistemas sanitarios, as¨ª como de su respeto por la dignidad de las personas. Tambi¨¦n, de su modernidad y adaptaci¨®n a nuevas necesidades y, probablemente tambi¨¦n, de su sostenibilidad econ¨®mica a medio plazo.
Xavier G¨®mez-Batiste Alentorn es jefe de servicio de cuidados paliativos del Instituto Catal¨¢n de Oncolog¨ªa.
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