La tradici¨®n del D¨ªa de Sant Jordi resiste el ¨¦xodo de Semana Santa P¨¦rez Reverte y Jos¨¦ Luis de Vilallonga, entre los autores m¨¢s vendidos en lengua castellana
Pasada la amenaza de la lluvia, que plane¨® a primera hora de la ma?ana, la tradici¨®n de la compra del libro y de la rosa del D¨ªa de Sant Jordi volvi¨® a triunfar ayer en Catalu?a, salvo algunas excepciones. En Barcelona, los ciudadanos que no salieron de vacaciones pudieron cumplir con el ritual, inundar de arriba abajo la Rambla y perseguir a los autores, entre los que arrasaron Arturo P¨¦rez Reverte, aunque no acudi¨® a firmar, y Jos¨¦ Luis de Vilallonga.
Los libreros catalanes, que se juegan el 10% de la facturaci¨®n anual, tem¨ªan por las ventas de este D¨ªa del Libro que coincid¨ªa de pleno con las vacaciones de Semana Santa. Pero a ¨²ltima hora de ayer, con pocas excepciones, lo ve¨ªan todo de otro color. Las cifras de ventas se han mantenido respecto a 1999 -unos 3.000 millones de pesetas, de acuerdo con los c¨¢lculos m¨¢s optimistas- y la masiva afluencia de gente en los puestos no desluci¨® la jornada. Quienes no consiguieron llegar a las ventas de a?os precedentes fueron los floristas, que estimaban que las ventas de rosas hab¨ªan descendido en un 33%.Para salvar el ¨¦xodo por las vacaciones, libreros, editores y distribuidores hab¨ªan llegado al acuerdo de aplicar descuentos del 10% en todos los libros durante la semana que conclu¨ªa en el D¨ªa del Libro, una iniciativa que ha beneficiado a la gran mayor¨ªa. Gracias a ello, y al "esfuerzo" suplementario que ha supuesto, apuntan los libreros, han resistido el embate. Aunque muchos de ellos est¨¢n dispuestos a repetir la semana de descuentos, Sebasti¨¤ Borr¨¤s, presidente del Gremio de Libreros de Catalu?a, no lo ve tan claro: "Tenemos que ser muy cautos porque hay poblaciones que no est¨¢n contentas". Lleida y Manresa han sido las localidades donde el ritmo ha sido m¨¢s bajo, con unas ventas que han bajado entre el 20% y el 30% respecto a 1999.
Tenderetes, codazos, bolsas repletas, rosas, turistas... Aunque algunos tuvieron la impresi¨®n de que el d¨ªa de ayer fue menos lucido que otros a?os, lo cierto es que las aglomeraciones se repitieron, quiz¨¢ gracias a la presencia del turismo, que durante los ¨²ltimos d¨ªas ha llenado la capital catalana. Tanto es as¨ª que un editor se preguntaba el s¨¢bado si no hubiera sido mejor poner libros en ingl¨¦s en los tenderetes. Ayer, sin embargo, las ventas demostraron que esta opci¨®n no era necesaria.
En lengua castellana, triunfaron La carta esf¨¦rica, de Arturo P¨¦rez Reverte (Alfaguara); La cruda y tierna verdad, Memorias no autorizadas, de Jos¨¦ Luis de Vilallonga (Plaza y Jan¨¦s); La fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa (Alfaguara); La hermandad, de John Grisham (Ediciones B); El hombre de mi vida, de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n (Planeta), y Rescate en el tiempo, de Michael Crichton (Plaza y Jan¨¦s). De todos ellos, s¨®lo Vilallonga se apunt¨® al ritual de la firma porque, a pesar de que los libros en castellano registran una muy buena acogida, Sant Jordi no deja de ser un fen¨®meno local.
Autores medi¨¢ticos
Lorenzo Silva, ganador del ¨²ltimo premio Nadal con El alquimista impaciente (Destino), acudi¨® ayer por tercera vez a encontrarse con los lectores barceloneses. "Acudo resignado", afirm¨® en un desayuno organizado en el hist¨®rico hotel Regina. "En el fondo, esto es para catalanes. Recuerdo que una vez me colocaron al lado de un autor y s¨®lo firmaba ¨¦l. Cuando pregunt¨¦ qui¨¦n era, me dijeron que un presentador de TV-3". Una hora m¨¢s tarde, en el puesto de El Corte Ingl¨¦s de la plaza de Catalunya, repiti¨® la experiencia codo con codo con Andreu Buenafuente, que firmaba ejemplares de Digue'm agosarat (Dime osado), de Columna, un libro en el que se recogen los mon¨®logos con los que empieza la emisi¨®n diaria del programa La Cosa Nostra, del primer canal de la televisi¨®n auton¨®mica.
Buenafuente fue el aut¨¦ntico triunfador de la jornada entre los autores en lengua catalana y, de hecho, el ¨²nico que no par¨® de darle al puntafina, recibir parabienes no ya de lectores, sino de admiradores, y posar para la c¨¢mara. El fen¨®meno medi¨¢tico, como ha sido bautizado por la prensa catalana, ha cambiado en los ¨²ltimos a?os el panorama de la fiesta y ha dejado a autores de la talla de Jorge Edwards y Eduardo Mendoza en una situaci¨®n inc¨®moda a la hora de la dedicatoria. Buenafuente no fue el ¨²nico televisivo que triunf¨®. Els ve?ns de dalt (Los vecinos de arriba), de otro presentador de TV-3, Albert Om, y editado por La Campana, se situ¨® tambi¨¦n entre los m¨¢s vendidos en catal¨¢n, al lado de los autores Emili Teixidor, Isabel-Clara Sim¨® y Fabi¨¢n Estap¨¦, que acaba de publicar sus memorias.
Jorge Edwards, que hoy recibir¨¢ el Premio Cervantes de manos del Rey, cumpli¨® estoicamente con la ceremonia de la firma armado con una pluma de tinta negra. El escritor chileno, que dedicaba ejemplares de El sue?o de la historia (Tusquets), record¨® que a ¨¦l s¨®lo le firmaba libros Pablo Neruda -"porque ¨¦ramos amigos", dijo-, y que s¨®lo en una ocasi¨®n tuvo tentaciones de abordar a un escritor: "Fue en un d¨ªa de nieve, en una universidad norteamericana. Vi a William Faulkner, un autor que siempre he admirado, pero me qued¨¦ totalmente paralizado", relat¨®. Edwards dijo que lo m¨¢s bonito de la fiesta de Sant Jordi es ver a los lectores, "esos seres tan enigm¨¢ticos para un escritor". Pero siempre se queda a medias: "Lo que me gustar¨ªa ser¨ªa sorprender a una persona en el interior de su casa leyendo un libro m¨ªo", afirm¨®.
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