Ni ¨¢ngel ni diablo
Ya s¨¦ que muchos me lo reprochar¨¢n, pero querr¨ªa romper una lanza humilde y seguramente in¨²til, a favor de Cipri¨¤ Ciscar. Lo hago con las credenciales de haber militado durante veinte a?os en el PSPV; y haberme dado de baja, precisamente, a causa de su intromisi¨®n intolerable en el tempestuoso congreso de septiembre. Lo hago, adem¨¢s, porque, si jam¨¢s hab¨ªa cre¨ªdo que fuera un ¨¢ngel como aseguraban sus defensores, tampoco ahora creo que sea un demonio como pretenden sus detractores. Porque me niego a polarizar en una sola persona los desaciertos socialistas; como cuando Franco, que le atribu¨ªan a la conspiraci¨®n rojojudeomas¨®nica todas las desgracias del r¨¦gimen, desde la sequ¨ªa hasta las fluctuaciones de la moneda. Y porque muchos de los ataques que recibe son derivaciones colaterales que enmascaran los objetivos verdaderos.Pues se acerca el congreso socialista y las ideas ya no se piensan sino que se disparan en una cacer¨ªa donde, para estar en la pr¨®xima ejecutiva, no valdr¨¢ disparar con escopetas de feria. El anticiscarismo, sin embargo, es tan provisional como hip¨®crita. Provisional porque, desde el congreso de la Polit¨¦cnica, hemos podido comprobar que no existen enemistades ni alianzas duraderas, sino intereses cambiantes. Hip¨®crita porque, excepto el canibalismo, los barones socialistas que han cometido todos los pecados que condena el catecismo, si hubieran ocupado el lugar de Ciscar, hubieran hecho, o hubieran querido hacer, o ser¨ªan capaces de hacer, lo mismo. ?Os extra?ar¨ªa que, secretamente, incluso le envidiaran por su maquiavelismo? Quien ponga la mano en el fuego se puede quemar.
Todos dicen que Ciscar es el culpable de la situaci¨®n ca¨®tica del PSPV, con tan poco que cuesta decir que el culpable es Fuenteovejuna. Culpable, dicen, cuando resulta que ha sido un inestimable factor de cohesi¨®n. Pues, gracias a ¨¦l, lermistas, ex-romeristas y asuncionistas han pasado, de matrimonio desavenido que no lo hac¨ªa ni la noche del s¨¢bado, a convivir m¨¢s unidos que nunca. ?En copulaci¨®n permanente, vaya! Como si les hubiera dado un combinado afrodis¨ªaco y les hubiera pagado, adem¨¢s, la consulta de la Vijande. ?Que quiere acabar con todos? ?Y qu¨¦? Ca¨ªn mat¨® a Abel y construy¨® un pueblo; R¨®mulo mat¨® a Remo y fund¨® Roma; Brutus mat¨® a sus hijos y cre¨® una rep¨²blica. As¨ª que Ciscar no s¨®lo acabar¨¢ con el PSPV, sino que lo refundar¨¢ y llevar¨¢ a los socialistas de nuevo al gobierno de la Generalitat.
Si barones y baroncitos del PSPV se pusieran las gafas de ver de lejos y se quitaran las de ver de cerca, recuperar¨ªan la perspectiva y se dar¨ªan cuenta del tedio que sienten los ciudadanos por sus disputas. Me temo, sin embargo, que muchos no estar¨¢n a la altura de las circunstancias y preferir¨¢n seguir en el papel que se han aprendido de arremeter los unos contra los otros. Un papel in¨²til, pero mucho m¨¢s c¨®modo que ejercer de oposici¨®n.
As¨ª que tendremos que acostumbrarnos a convivir con sus peleas est¨¦riles, donde las tribus anticiscaristas creen sentirse ratones, solamente porque piensan que Ciscar es el gato. Cuando resulta que todos han sido ciscaristas en alg¨²n momento. Lerma lo fue en el congreso de la Polit¨¦cnica, cuando se confabul¨® contra Romero. Romero tambi¨¦n lo fue cuando, amenazado por una moci¨®n de censura, pact¨® con ¨¦l la ampliaci¨®n de la ejecutiva. Clementina R¨®denas se present¨® a las primarias apoyada por lermistas y ciscaristas que, m¨¢s que ganarle a Zaplana, quer¨ªan desbaratar la candidatura de Asunci¨®n. Ignasi Pla tambi¨¦n lo fue cuando, siguiendo sus directrices, dimiti¨® como secretario general y se asegur¨® con ello el esca?o...
As¨ª que, nadie se queje ni acuse a Ciscar de los males que aquejan al PSPV. Porque, cuando les ha convenido, nadie ha dudado en ser su c¨®mplice. Y si han pactado con el diablo, que todos dicen que es ¨¦l, haberse le¨ªdo antes la letra peque?a. Porque los buenos resultados del pacto son inminentes, pero, por lo que dicen, los efectos secundarios son imprevisibles.
Jes¨²s Puig es ex diputado del PSPV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.