Problemas de pareja
Una sentencia del Tribunal Supremo describe con precisi¨®n la evoluci¨®n del conflicto dentro de la pareja. Sus dos miembros primero discuten, despu¨¦s se cruzan reproches, m¨¢s tarde forcejean y finalmente "se agreden mutuamente con golpes y patadas, caus¨¢ndose lesiones". La consecuencia penal de todo ello fue la condena a cuatro meses de prisi¨®n impuesta a cada uno de ellos y ahora confirmada por la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo que, obviamente, se refiere a una pareja... de guardias civiles.Todo empez¨® el 28 de noviembre de 1996, cuando Jes¨²s Madrigal Carrasco, sargento comandante del puesto de la Guardia Civil de Cervera (Lleida), firm¨® la papeleta del servicio que de las doce de la medianoche a las cinco de la madrugada del d¨ªa siguiente deb¨ªan realizar los guardias civiles Juan Ram¨®n Rodr¨ªguez Gaitero, como jefe de pareja, y Juan Espinar Castelar, como auxiliar de pareja, a bordo de un veh¨ªculo oficial, "conducido por ambos componentes en turnos de una hora".
Los cometidos asignados eran, entre otros, vigilar el colegio, iglesias e industrias de Cervera, los exteriores del cuartel, la identificaci¨®n de veh¨ªculos y una prioridad: la vigilancia del acuartelamiento.
Pero la convivencia es dura para toda clase de parejas y, con ocasi¨®n de uno de los relevos al volante del autom¨®vil, ambos guardias civiles iniciaron una discusi¨®n sobre la conducci¨®n del veh¨ªculo y se cruzaron "mutuos reproches que daban comienzo a una dura confrontaci¨®n", seg¨²n declar¨® probado el Tribunal Militar Territorial Cuarto, que enjuici¨® lo acaecido aquella madrugada.
Detenido el veh¨ªculo, "bajan del mismo, continuando en la misma discusi¨®n, siendo cada vez m¨¢s agresiva". E, inopinadamente, Rodr¨ªguez Gaitero (el jefe de pareja) "se sube al veh¨ªculo, tomando los mandos del mismo", situaci¨®n que lleva a Espinar Castelar (auxiliar de pareja) "a colocarse en el asiento contiguo al conductor para continuar la marcha, como as¨ª se hizo".
La autoridad pareci¨® haber prevalecido en la pareja, ya que, como tantas veces ocurre, uno de los dos hab¨ªa cedido. Pero no fue as¨ª. La resoluci¨®n judicial refleja lo que tambi¨¦n es frecuente en las parejas: "Lejos de zanjar ambos intervinientes la discusi¨®n originada, ¨¦sta se acrecienta a¨²n m¨¢s, con insultos cruzados", hasta que se detienen en la ermita de la Soledad.
En aquel lugar, propicio a la meditaci¨®n y el sosiego, ocurri¨® lo que los jueces militares describen as¨ª: "En el momento de la detenci¨®n del veh¨ªculo, ambos guardias se bajan a la vez y, sin soluci¨®n de continuidad, se acometen y, forcejeando, se agreden mutuamente con golpes y patadas, caus¨¢ndose lesiones".
Seg¨²n apreci¨® posteriormente el Centro de Salud de Cervera, Espinar Castelar (el auxiliar) sufri¨® erosiones y ara?azos en dos dedos, contusi¨®n en regi¨®n izquierda m¨¢s hematoma en el p¨¢rpado inferior del ojo izquierdo, y contusiones en los huesos de la nariz y en la regi¨®n parietal izquierda.
Rodr¨ªguez Gaitero (el jefe) no sali¨® mejor librado: m¨²ltiples contusiones por cuero cabelludo, frente, ambos p¨®mulos, huesos de la nariz y labio superior y hematomas en el p¨¢rpado inferior del ojo derecho, as¨ª como erosiones y contusiones en la rodilla izquierda.
El relato judicial certifica otra actitud t¨ªpica de la pareja: "El incidente termin¨® sin intervenci¨®n de personas ajenas, sorpresivamente al dejarse de acometer". Los dos guardias civiles consideraron tan normal el altercado que no comunicaron novedad alguna en la papeleta del servicio, y s¨®lo al d¨ªa siguiente informaron a sus superiores, cuando ya un cabo hab¨ªa dado cuenta del suceso.
Los hechos desencadenaron sendas condenas a cuatro meses de prisi¨®n, en un caso (el auxiliar) por delito de "insulto a superior", y en el otro (el jefe), por delito de "abuso de autoridad", impuestas el 27 de enero de 1999 por el Tribunal Militar Territorial Cuarto.
Recurrida la condena por los dos guardias civiles, la Sala Militar del Supremo, en una sentencia de 3 de abril ¨²ltimo, de la que ha sido ponente el magistrado Javier Aparicio Gallego, desestima todas las alegaciones y confirma las penas por lo que, en todo caso, fueron problemas de pareja.
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