Justicia y econom¨ªa.
Cuando se distribuya la foto del nuevo Gobierno, los interesados en el progreso de nuestra econom¨ªa deber¨¢n fijarse en quien ocupe la cartera de Justicia. Porque no es una exageraci¨®n decir que la reforma de la justicia es una de las que pueden beneficiar m¨¢s a la econom¨ªa espa?ola. No es que lo dem¨¢s no sea importante, pero, o no depende ya de nosotros, o ya se ha hecho, o se ha decidido dejarlo para m¨¢s adelante. El tipo de inter¨¦s y el de cambio son variables muy importantes para la coyuntura econ¨®mica pero, dado que no somos Alemania, aunque se nombrara ministro de Econom¨ªa al m¨¢s incapaz e in¨²til, las empresas espa?olas seguir¨ªan con el mismo tipo de cambio y el mismo tipo de inter¨¦s. Otras reformas importantes ya se han llevado a cabo durante los ¨²ltimos 25 a?os. Y en cuanto a las que quedan por hacer (energ¨ªa, laboral), al haberse supeditado su contenido al acuerdo con los que pueden verse perjudicados por las mismas, seguir¨¢n haci¨¦ndose, como en los ¨²ltimos a?os, de mentirijillas.La justicia debe reformarse no s¨®lo porque los espa?oles tengan de ella una opini¨®n muy negativa, sino por los efectos perniciosos que est¨¢ teniendo sobre la econom¨ªa. De todos los problemas que genera, el m¨¢s perjudicial es el de las largas dilaciones de los pleitos y la ejecuci¨®n de las sentencias. Procedimientos pensados para la mejor defensa de los ciudadanos han conseguido dejarles en la mayor de las indefensiones: la justicia en Espa?a llega siempre muy tarde. En los pleitos civiles los jueces acaban dando la raz¨®n a tres de cada cuatro demandantes pero ello vale de poco. La tardanza favorece a quienes incumplen los contratos, con lo que se ataca al coraz¨®n de la econom¨ªa de mercado. Por si hubiera pocos caraduras en Espa?a, nuestra justicia los promueve.
El nuevo ministro tiene una gran ocasi¨®n para reformar la justicia. A diferencia de otras reformas, aqu¨ª nadie debe salir perjudicado porque nuestra justicia mejore. Aqu¨ª no hay gremios o monopolios que vayan a perder dinero o poder con esta reforma. Los jueces est¨¢n deseando la reforma pues est¨¢n sufriendo, adem¨¢s de la p¨¦sima consideraci¨®n de su trabajo por parte de los ciudadanos, una situaci¨®n insoportable: 3.600 jueces dictan m¨¢s de un mill¨®n de sentencias al a?o. Y eso gracias a que otro mill¨®n de asuntos se resuelven por s¨ª mismos. Es verdad que todav¨ªa hay algunos abogados que se oponen a la reforma pensando que sus minutas se van a reducir si se acorta la duraci¨®n de los pleitos, pero bastar¨ªa con mostrarles que en aquellos pa¨ªses, como EEUU, donde la justicia funciona razonablemente, los abogados obtienen sustanciosas remuneraciones. Estos ¨²ltimos a?os pueden verse como preparatorios de la reforma. En la pasada legislatura ha sucedido en la justicia lo contrario que en otros sectores, donde hab¨ªa un discurso prometedor pero luego, o no se cumpl¨ªa, o incluso se hac¨ªa lo contrario de lo que se dec¨ªa. En la justicia lo que se anunciaba era preocupante como, por ejemplo, el aumento del corporativismo en el gobierno de los jueces, pero mientras tanto se han dado algunos pasos adelante como, por ejemplo, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que es una reforma t¨ªmida e insuficiente para reducir las dilaciones, pero que va en el sentido correcto.
Confiemos en que el nuevo Parlamento apruebe todas aquellas reformas que, como las de los procedimientos, no requieren dinero, pero tambi¨¦n tendr¨¢ que dotar de m¨¢s recursos a la justicia. El presupuesto de este a?o dedica a la justicia 150.000 millones, y las comunidades gastan una cantidad similar. Si utilizamos como unidad de medida lo obtenido por los directivos de Telef¨®nica (1 stock option = 80.000 millones pesetas), el Presupuesto de Justicia no llega a 2 stock options. Habr¨¢ que hacer un esfuerzo, porque la econom¨ªa de mercado no funciona s¨®lo gracias al deseo de lucro privado sino tambi¨¦n sobre la base del buen funcionamiento de instituciones p¨²blicas como, por ejemplo, la justicia.
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