Solo de trompeta
De no haber sido por el paquete bomba enviado esa ma?ana por ETA para proseguir su criminal campa?a de intimidaci¨®n a los profesionales de los medios de comunicaci¨®n (el destinatario era esta vez un periodista del diario madrile?o La Raz¨®n), el debate parlamentario para investir de nuevo a Aznar como presidente del Gobierno se hubiera proyectado ayer sobre la l¨ªnea del horizonte panglossiano del mejor de los mundos pol¨ªticos imaginables. A la desahogada mayor¨ªa absoluta favorable que controla al tribunal encargado de examinar al candidato se suman los votos de los cuatro diputados canarios, ya comprometidos por su pacto de legislatura con el PP, y los votos anunciados de los 15 representantes de los nacionalistas catalanes. Aznar ser¨¢ designado hoy presidente con el respaldo de 202 esca?os, pero no lograr¨¢ batir la marca establecida por Felipe Gonz¨¢lez, que alcanz¨® la investidura en 1982 con 207 votos. Sin embargo, el candidato popular sale mejor librado de los juegos comparativos si el paralelismo versa sobre la tendencia con que ha revalidado su segundo mandato consecutivo: mientras que los apoyos a Su¨¢rez apenas se modificaron entre 1977 y 1979 (de 166 a 168 diputados) y Felipe Gonz¨¢lez perdi¨® 18 esca?os entre 1982 y 1986 (de 202 a 184), Aznar ha seguido una l¨ªnea ascendente desde 1996 a 2000 ganando 17 diputados (de 156 a 183).Pero la sensaci¨®n de comodidad de Aznar no se derivaba ayer ¨²nicamente de la certeza de tener las espaldas bien guardadas gracias a la mayor¨ªa absoluta de sus correligionarios y al apoyo activo o la benevolencia pasiva de los nacionalistas canarios o catalanes. Adem¨¢s, los dos portavoces de la izquierda encargados de hacerle la trinca en estas oposiciones parlamentarias no s¨®lo se estrenaban en la tarea, sino que estaban marcados por el signo de la provisionalidad en el desempe?o de sus funciones. Adem¨¢s de tener que soportar las comparaciones retrospectivas con Felipe G¨®nzalez, Jos¨¦ Borrell y Joaqu¨ªn Almunia, que se sucedieron durante la anterior legislatura para dar la r¨¦plica a Aznar desde la tribuna, el socialista Luis Mart¨ªnez Noval actu¨® como suplente forzoso del actual presidente de la comisi¨®n gestora del PSOE (Manuel Chaves no es diputado) y como sustituto interino de quien sea designado secretario general del PSOE o portavoz parlamentario de la nueva Comisi¨®n Ejecutiva dentro de tres meses. Sobre Francisco Frutos tambi¨¦n se proyect¨® la florida sombra ret¨®rica de Julio Anguita y sobrevol¨® la incertidumbre respecto a la designaci¨®n del nuevo coordinador general de IU por la Asamblea Federal del pr¨®ximo octubre.
Se comprende, as¨ª, que el debate de investidura fuese ayer para Aznar un solo de trompeta, apenas interrumpido por las cr¨ªticas de Mart¨ªnez Noval, las denuncias de Francisco Frutos y las estridencias de Anasagasti. La oferta de mano tendida por el -actual y futuro- presidente del Gobierno a los diversos grupos parlamentarios para negociar y consensuar las llamadas pol¨ªticas de Estado cubri¨® un ampl¨ªsimo campo: la estrategia contra el terrorismo, la Administraci¨®n de la Justicia, el Tribunal Penal Internacional, la Uni¨®n Europea, la ley electoral, las televisiones p¨²blicas, la financiaci¨®n de los partidos, el Pacto de Toledo, los reglamentos de las C¨¢maras, el Senado, la financiaci¨®n auton¨®mica, la inmigraci¨®n, el mercado laboral, el Plan Hidrol¨®gico, etc. No resultar¨¢ f¨¢cil, sin embargo, conciliar el cumplimiento de las promesas sectoriales del programa electoral popular con las reivindicaciones paralelas presentadas por los dem¨¢s partidos en la ¨²ltima campa?a electoral.
Durante sus primeros mandatos, Felipe Gonz¨¢lez sol¨ªa defender con ardor la utilidad de las mayor¨ªas absolutas -abstracci¨®n hecha de cu¨¢les fueran sus titulares desde el poder- con el argumento de que s¨®lo as¨ª cabe llevar a cabo las reformas de la Administraci¨®n del Estado y del ordenamiento jur¨ªdico necesarias para modernizar a la sociedad espa?ola y ampliar su techo de libertades. Ahora bien, hay cuestiones que no afectan a los tabiques de pandereta encargados de separar discrecionalmente las habitaciones dentro del edificio constitucional, sino a los muros de carga del Estado de derecho, esto es, el imperio de la ley, el funcionamiento de las instituciones, los derechos de las minor¨ªas y el respeto al pluralismo pol¨ªtico: ¨¦sas son las fronteras que las mayor¨ªas absolutas no pueden traspasar sin salirse al tiempo del sistema democr¨¢tico.
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