Sin oposici¨®n
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha sido investido presidente del Gobierno para su segunda legislatura por 202 votos: los 183 de su grupo parlamentario, los 4 pactados de Coalici¨®n Canaria y los 15 graciosamente ofrecidos por Converg¨¨ncia i Uni¨®. La votaci¨®n puso punto final a un debate de investidura que ha servido para confirmar que delante de la mayor¨ªa absoluta del PP hay en estos momentos un aut¨¦ntico erial y que la cuesti¨®n vasca es la ¨²nica amenaza que Aznar divisa en un horizonte totalmente despejado, a merced del uso que ¨¦l haga de su mayor¨ªa absoluta.El debate transcurri¨® por senderos c¨®modos y relajados para Aznar hasta que lleg¨® la desabrida intervenci¨®n de Anasagasti. El portavoz vasco acus¨® al presidente de no haber cumplido la parte m¨¢s directamente pol¨ªtica de los compromisos adquiridos en el pacto de 1996 y de haber perdido una oportunidad ¨²nica de asentar la paz durante la tregua de ETA, por inmovilismo y por creer que el problema del terrorismo vasco pod¨ªa resolverse s¨®lo con la polic¨ªa. La respuesta de Aznar fue probablemente la mejor y m¨¢s convincente prestaci¨®n parlamentaria de su carrera pol¨ªtica: "?Qu¨¦ m¨¢s tiene que pasar para que consideren que su estrategia de Estella ha fracasado?". Con esta pregunta, que Anasagasti no contest¨® en ning¨²n momento, arranc¨® Aznar una intervenci¨®n que lleg¨® a su momento culminante cuando el presidente acus¨® al PNV de una grav¨ªsima "deslealtad hist¨®rica" al "quebrar el consenso de los vascos en torno al Estatuto". Aznar expuso la precaria situaci¨®n del Gobierno de Ibarretxe, con EH d¨¢ndole respiraci¨®n asistida; afirm¨® que dar la raz¨®n a ETA no conduce a nada digno del nombre de paz; y defendi¨® el Estatuto como lugar de encuentro de todos los vascos. Aznar reiter¨® las posiciones mantenidas a lo largo del anterior mandato y trat¨® de asumir el liderazgo de todo el arco democr¨¢tico con varias y deferentes referencias al PSOE. En estos momentos de su discurso se ech¨® en falta el reconocimiento de los diputados socialistas, lo que quiz¨¢s se deba imputar a la confusi¨®n general en que andan metidos.
La fantasmal presencia del primer partido de la oposici¨®n fue la otra caracter¨ªstica del debate. De Mart¨ªnez Noval ni siquiera se puede decir que cumpliera un tr¨¢mite. Se enroc¨® en in¨²tiles digresiones sobre el consenso. Y cuando quiso ser agresivo se ampar¨® en una desigual lista de titulares de prensa. Con ello, el PSOE toc¨® fondo en el debate de investidura. A su fracaso electoral sum¨® una lamentable sensaci¨®n de desidia injustificable ante sus ocho millones de votantes. El primer partido de la oposici¨®n no puede afrontar un momento democr¨¢tico tan importante como un debate de investidura sin nada que proponer, sin otra exigencia que el cese del fiscal general, Jes¨²s Cardenal, y sin ofrecer la m¨¢s m¨ªnima perspectiva sobre su tarea de cr¨ªtica y fiscalizaci¨®n del Gobierno. Si Aznar aprob¨® con nota alta, la oposici¨®n demostr¨® desde el primer momento que s¨®lo aspiraba a una calificaci¨®n: no presentado.
Entre los socios de Aznar, Coalici¨®n Canaria jug¨® el papel del que ha renovado contrato; CiU actu¨®, por contra, con la sumisi¨®n que caracteriza a los sin papeles. Agobiados por sus problemas parlamentarios y financieros, en Catalu?a est¨¢n para lo que Aznar mande. Xavier Trias lo confirm¨®: quer¨ªa un gesto para adornar su voto afirmativo y recibi¨® una respuesta tan cordial como intransigente. Aznar no tiene por qu¨¦ hacer concesiones. Y lo ha dejado claro. Converg¨¨ncia i Uni¨® tiene poco que escoger: lo toma o lo deja.
La mayor¨ªa absoluta tiene esta virtualidad simplificadora. Pero el erial que el presidente encontr¨® ayer ante sus ojos agranda la tentaci¨®n de impunidad que comporta toda mayor¨ªa absoluta y obliga a advertir del riesgo de que, sin oposici¨®n, la vida pol¨ªtica espa?ola sea cada vez m¨¢s un mon¨®logo presidencial con un solo foco de ruido: Euskadi. Lo cual ser¨ªa una peligrosa deformaci¨®n de la realidad.
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