?Queremos destruir al pueblo iraqu¨ª?.
?Cu¨¢nto tiempo ser¨¢ necesario para tomar conciencia de la destrucci¨®n del pueblo iraqu¨ª? El Parlamento Europeo, al adoptar el 13 de abril una resoluci¨®n por la que se pide el levantamiento condicionado del embargo y se condena los bombardeos que Estados Unidos y Gran Breta?a infligen a los iraqu¨ªes despreciando as¨ª la legalidad internacional, quiso llamar la atenci¨®n sobre este desastre humano. S¨ª, pronto se cumplir¨¢n ya diez a?os de embargo. Diez a?os durante los que el pueblo iraqu¨ª est¨¢ sometido, con el amparo del Consejo de Seguridad, a la despiadada pol¨ªtica de la superpotencia estadounidense. Conocemos el cuadro: duplicaci¨®n de la mortalidad infantil (Unicef habla de medio mill¨®n de ni?os menores de cinco a?os muertos a consecuencia del embargo), desarrollo sin precedentes de la desnutrici¨®n (cuatro de cada cinco ni?os afectados), descenso dram¨¢tico de la escolarizaci¨®n (en 1991 el 100% de los j¨®venes estaban escolarizados, hoy lo est¨¢n tan s¨®lo la mitad), destrucci¨®n de las infraestructuras sanitarias, urbanas e industriales y tr¨¢gico aislamiento cultural del pueblo iraqu¨ª del resto del mundo.No han faltado, sin embargo, gritos de alarma. Hans von Sponcek, ex coordinador del programa de la ONU Petr¨®leo a Cambio de Alimentos, no dud¨® en denunciar esta "tragedia humana". Fue cesado por EE UU. El embajador de Malaisia ha calificado el embargo como "una aut¨¦ntica arma de destrucci¨®n masiva" (Le Monde, 26-27 de marzo de 2000); por primera vez en 10 a?os, una delegaci¨®n de consejeros parlamentarios estadounidenses, ha pedido, tras visitar Irak, su urgente levantamiento por razones humanitarias.
Mientras tanto, prosiguen los bombardeos, sin la autorizaci¨®n del Consejo de Seguridad. Balance: 175 civiles muertos y m¨¢s de 500 heridos desde 1998. El 6 de abril, sin ir m¨¢s lejos, el ataque brit¨¢nico-estadounidense se sald¨® con 14 muertos y 19 heridos. Reaccionando inmediatamente, Nelson Mandela, premio Nobel de la Paz, conden¨® con dureza estas incursiones a¨¦reas y acus¨® a EE UU y a Gran Breta?a de comportarse como "gendarmes del mundo" y de introducir "el caos en los asuntos internacionales" al situarse por encima de la legalidad de la ONU (The Guardian, 5 de abril de 2000). En cuanto a Francia, "consternada", calific¨® estos bombardeos de "in¨²tiles y mort¨ªferos", y a?adi¨® de forma significativa: "El mantenimiento de estas tensiones no permite establecer una atm¨®sfera favorable para la puesta en marcha de los objetivos del Consejo de Seguridad". Y as¨ª es, porque da la impresi¨®n de que, al verse enfrentados a la negativa cada vez m¨¢s firme de China, Rusia y Francia a someterse a su pol¨ªtica en el Consejo de Seguridad, los otros dos miembros buscasen de forma sistem¨¢tica un enfrentamiento sobre el terreno para impedir un acuerdo pol¨ªtico con el Gobierno de Bagdad. Y lo que es m¨¢s grave, observadores bien informados temen que si los iraqu¨ªes rechazan el ¨²ltimo programa de acci¨®n de la Unmovic, presentado por Hans Blix, asistiremos a un ataque masivo contra Irak. Los bombardeos minimizados de los ¨²ltimos meses s¨®lo ser¨ªan, pues, una preparaci¨®n psicol¨®gica para una guerra a¨²n m¨¢s mort¨ªfera.
El conflicto con el Gobierno iraqu¨ª es, evidentemente, muy complejo. Estados Unidos pretende que, en lo que respecta al desarme de Irak, la resoluci¨®n 687 no se ha satisfecho del todo. ?ste no es el punto de vista de la mayor¨ªa de los diplom¨¢ticos encargados de este asunto en la ONU, como tampoco el de China ni el de Rusia. Francia sostiene que nunca se podr¨¢ tener una certeza absoluta sobre el desarme, sabedora de que lo esencial ha sido efectivamente destruido y que los iraqu¨ªes no tienen a su alcance ni las armas qu¨ªmicas ni el dispositivo nuclear. El Gobierno iraqu¨ª no puede demostrar que dice la verdad respecto a todo, como los occidentales no pueden demostrar que miente en detalles imposibles de verificar. "Hay que aceptar cierto grado de incertidumbre", afirma un diplom¨¢tico franc¨¦s citado por Le Monde (7 de agosto de 1999). ?ste es el meollo del problema: Estados Unidos, apoy¨¢ndose en interpretaciones, que van renovando, de los t¨¦rminos de las diferentes resoluciones de la ONU (687, 688, etc¨¦tera), aplaza de forma indefinida toda posibilidad de negociaci¨®n directa con el r¨¦gimen de Bagdad.
Por ello es leg¨ªtimo preguntarse si, en realidad, no han confiscado este conflicto para convertirlo en un instrumento de su estrategia de dominio unipolar. Basta seguir su actitud en relaci¨®n con el programa Petr¨®leo a Cambio de Alimentos para reforzar esta sospecha. A trav¨¦s de dicho programa controlan y regulan el mercado del petr¨®leo. No es una casualidad que la resoluci¨®n 1.293 del Consejo de Seguridad, aprobada el 31 de marzo de 2000, en pleno periodo de fuerte incremento de los precios del crudo, autorice a Irak a duplicar la cantidad anual asignada a restablecer su industria petrolera.
Adem¨¢s, este control no afecta ¨²nicamente a la producci¨®n iraqu¨ª, sino tambi¨¦n a los pa¨ªses de la OPEP, a trav¨¦s de la amenaza de una vuelta de Irak al mercado del petr¨®leo. Se comprende as¨ª por qu¨¦, cuando a finales de marzo el Gobierno estadounidense les pidi¨® que aumentaran su producci¨®n para que bajaran los precios, accedieron con tanta rapidez. Se puede apostar que, en cuanto EEUU haya logrado imponer sus condiciones para la gesti¨®n futura de los yacimientos petrol¨ªferos iraqu¨ªes, suavizar¨¢ e incluso levantar¨¢ el embargo. Mientras tanto, la poblaci¨®n es castigada, en medio de la indiferencia general, por un crimen que no ha cometido.
?Por qu¨¦ los apologistas de los derechos humanos, los activistas de la buena conciencia, los pregoneros del derecho a la injerencia humanitaria, est¨¢n tan callados ante esta tragedia? ?Por que la opini¨®n p¨²blica, enardecida por 10 a?os de propaganda, interpretar¨ªa toda conmiseraci¨®n por el pueblo iraqu¨ª como una complicidad culpable con Sadam Husein? ?O es m¨¢s bien -y mido mis palabras- porque el odio hacia el mundo ¨¢rabe, proporcional al peso del petr¨®leo en la riqueza mundial desde hace m¨¢s de un siglo, est¨¢ tan arraigado en las conciencias que la naci¨®n iraqu¨ª, laica y moderna, no merece otra suerte que los bombardeos y la indiferencia? Confieso no saber con qu¨¦ quedarme en este dilema macabro.
Pero ?acaso no ha sido una de las conquistas m¨¢s importantes
de la civilizaci¨®n frente a la barbarie disociar el respeto que se debe a las poblaciones civiles del derecho a la guerra, rechazar el derecho a hacer padecer hambre bajo el pretexto del derecho de asedio o de coacci¨®n? ?Cu¨¢l es hoy el resultado de este embargo? La ira contra Occidente alcanza en Irak su punto culminante, reforzando un poder al que se pretend¨ªa debilitar. El integrismo isl¨¢mico, apoyado en secreto por las potencias vecinas, se extiende de forma insidiosa entre las capas m¨¢s vulnerables de la poblaci¨®n. En el norte, la minor¨ªa kurda, tras haber sido alentada por las potencias occidentales a alzarse en armas a comienzos de los a?os noventa, est¨¢ hoy abandonada a su suerte porque los "estrategas" occidentales han descubierto que, una vez vencido Irak, la independencia del Kurdist¨¢n iraqu¨ª puede provocar una desestabilizaci¨®n en toda la regi¨®n. Por ¨²ltimo, la oposici¨®n democr¨¢tica a Sadam Husein, debilitada, cogida entre la solidaridad con el sufrimiento de la poblaci¨®n y la lucha contra el r¨¦gimen, est¨¢ paralizada.
Queda la acci¨®n internacional. Ha llegado el momento de decir abiertamente que la alianza pactada durante la guerra del Golfo carece ya de sentido. Que lleva a ser c¨®mplice de un crimen contra la humanidad. Hay que exigir el levantamiento del embargo: est¨¢ amenazada la supervivencia de todo un pueblo, no de sus dirigentes.
Sami Na?r es profesor universitario y eurodiputado.
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