Un disco recopila la gira de Pink Floyd con 'The wall' en 1980 y 1981
En el ¨¢lbum se recupera una canci¨®n in¨¦dita
The wall, la obra autobiogr¨¢fica de Roger Waters -fundador y compositor principal de Pink Floyd- considerada como "el pin¨¢culo del grupo", vuelve a las tiendas. El disco original ha sido uno de los best sellers, por encima de los 22 millones de copias, de la historia del rock, a pesar de que sus caracter¨ªsticas -un doble elep¨¦ con una historia de pesadilla- iban a contracorriente de las tendencias dominantes en 1979, tras la eclosi¨®n del punk rock y la new wave. EMI publica ahora el testimonio sonoro de una gira realizada en 1980 y 1981, cuando Pink Floyd present¨® The wall con un complejo montaje esc¨¦nico.
Una de sus canciones, Another brick in the wall, fue el mayor ¨¦xito comercial del grupo, con pol¨¦mica en varios pa¨ªses por su texto. En Sur¨¢frica fue prohibida ya que los escolares negros cantaban lo de "no necesitamos educaci¨®n/ no necesitamos control de pensamiento" para protestar contra el programa de estudios del r¨¦gimen del apartheid.The wall se convirti¨® en truculenta pel¨ªcula en 1982, con la direcci¨®n de Alan Parker y el cantante Bob Geldof en el papel del alter ego de Roger Waters (el largometraje acaba de ser publicado en soporte de DVD por Sony Music, con dos documentales complementarios). Y Roger Waters, ya separado del grupo, present¨® en Berl¨ªn en 1990 un The wall colectivo, con invitados como Van Morrison y Joni Mitchell, que fue retransmitido por televisi¨®n a todo el mundo y editado en disco y v¨ªdeo.
Lo que ahora publica EMI es el testimonio sonoro de una gira relativamente breve -29 conciertos en cuatro ciudades de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido- de 1980 y 1981, cuando Pink Floyd present¨® The wall con uno de los montajes esc¨¦nicos m¨¢s complejos que se recuerdan: aparte de los 340 bloques de cart¨®n que serv¨ªan para construir el muro sobre el escenario, hab¨ªa proyecciones, pirotecnia y marionetas gigantescas desarrolladas a partir de los dibujos de Gerald Scarfe; sobre las cabezas del p¨²blico pasaba un avi¨®n de la II Guerra Mundial (una evocaci¨®n de la muerte del padre de Waters, que fue un piloto de la RAF). Cuatro m¨²sicos y cuatro cantantes reforzaban el sonido del grupo.
Varios de los conciertos fueron grabados en v¨ªdeo, pero, subordinada a la iluminaci¨®n ambiental, la imagen resultante fue de baja calidad y no lleg¨® a publicarse. Por el contrario, se conservan las excelentes cintas de sonido de las actuaciones y en 1999 se decidi¨® publicar un doble en directo, para conmemorar el vig¨¦simo aniversario de la salida de The wall. Finalmente, Is there anybody out there? The Wall live 1980-1981 ha salido con tres meses de retraso: es bien sabido que Roger Waters sigue en guerra con sus tres antiguos compa?eros (ni siquiera acepta entrevistas conjuntas), lo que convirti¨® la aparentemente sencilla tarea de conseguir que todos aprobaran las mezclas y el envoltorio en un aut¨¦ntico v¨ªa crucis.
Los conciertos de El muro fueron vistos por 300.000 personas, un porcentaje m¨ªnimo de los fans de Pink Floyd, y se convirtieron en leyenda, con abundantes ediciones piratas. Is there anybody out there? confirma la pulcritud con que el grupo reproduc¨ªa el sonido de estudio, incluyendo partes complejas que originalmente fueron tocadas por m¨²sicos prestigiosos como Lee Ritenour o Jeff Porcaro.
Varios de los temas aparecen en versiones extensas, se recupera una canci¨®n in¨¦dita (What shall we do now?) y alg¨²n interludio que se alargaba o acortaba seg¨²n las necesidades de construcci¨®n del famoso muro. Que originalmente era un muro psicol¨®gico, el que encerraba a un Roger Waters atormentado por la citada desaparici¨®n de su padre, las crueldades del sistema educativo, sus problemas conyugales y su insatisfacci¨®n con el negocio del rock y con sus colegas del cuarteto. Nunca una cr¨®nica de alienaci¨®n ha encontrado tanto eco, nunca una queja cantada contra el mundo ha resultado tan rentable.
Babelia
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