Eli¨¢n, el cari?o y el terror.
Nunca m¨¢s veremos a Eli¨¢n hasta que no reaparezca en la plaza que lleva su nombre, all¨¢ en La Habana, vociferando como pionero comunista: "?Abajo el imperialismo!". O lo que es peor: "?Abajo mi madre!". O sencillamente, nunca m¨¢s veremos a Eli¨¢n. De lo que s¨ª estoy segura es de que Eli¨¢n no volver¨¢ a ser el ni?o que vi jugar en el jard¨ªn de su familia, los Gonz¨¢lez. Ning¨²n ser humano se cura jam¨¢s de una traves¨ªa por mar donde ha visto ahogarse a su madre. Y lo que es a¨²n m¨¢s terrible, Eli¨¢n quedar¨¢ marcado para siempre luego de haber sido arrancado a punta de metralleta por la patrulla de federales de los brazos del pescador que le salv¨® la vida y del seno de la familia que lo acogi¨® para protegerlo y cumplir el sue?o de su madre, que ¨¦l viviera en libertad, lejos de la dictadura castrista. Eli¨¢n no podr¨¢ jam¨¢s creer en nadie, y menos en ese padre que prefiere que el presidente m¨¢s poderoso del mundo, y uno de los dictadores m¨¢s sanguinarios del mundo, y la fiscal m¨¢s manipuladora e injusta del mundo, empleen el salvajismo en recuperar a su hijo. Es probable que a partir de ahora Eli¨¢n se refugie en el silencio, o que su cerebro obedezca al miedo y responda de forma obediente, al fin y al cabo Juan Miguel es su padre. Aunque para m¨ª no es el padre que el ni?o se merece. Usar el terror en contra de su hijo, en lugar de acercarse a ¨¦l con cari?o, prefiriendo la violencia confirma su car¨¢cter d¨¦spota.Juan Miguel Gonz¨¢lez acept¨® la decisi¨®n de Castro, de Clinton y de Reno del saqueo y secuestro a su propia familia e hijo; por lo dem¨¢s, una familia indefensa y humilde. Despu¨¦s de lo que vi en televisi¨®n, esas im¨¢genes que el mundo entero difundi¨® el S¨¢bado de Gloria, para m¨ª, Juan Miguel Gonz¨¢lez no merece la custodia de su hijo, por menos que eso se las han invalidado a padres mucho m¨¢s comprensivos que ¨¦l. Y las leyes se hicieron para los hombres, no los hombres para las leyes. El caso de Eli¨¢n, por tanto, es un caso determinado dentro de la legalidad, pero tambi¨¦n en relaci¨®n a la pol¨ªtica norteamericana con respecto a Cuba, y en Cuba, la patria potestad no existe. Y Cuba chantajea a Clinton con un nuevo Mariel, y Clinton recuerda demasiado la revuelta de los a?os ochenta de su ¨¦poca de Arkansas.
?Por qu¨¦ no fue Juan Miguel Gonz¨¢lez directamente a buscar a su hijo a Miami? Yo me hallaba en esa ciudad a su llegada y la comunidad de exiliados lo recibi¨® con flores y carteles de bienvenida sinceramente amistosos, olvidando las amenazas e insultos que desde Cuba, a modo bravuc¨®n, ¨¦l mismo enviara contra el exilio. Un exilio que lo ¨²nico que le ha dado a su hijo es amor.
Entregar al ni?o, de manera tan siniestra, a Juan Miguel Gonz¨¢lez ha sido ofrecer el bot¨ªn a Fidel Castro, quien ha declarado que "habr¨¢ que reprogramar" a Eli¨¢n a su regreso a Cuba. Raro que ning¨²n psic¨®logo, ning¨²n experto en los derechos del ni?o, hayan saltado airados condenando esta afirmaci¨®n. Frente a Castro, todos se bajan los pantalones. Hasta le¨ª a una famosa pluma espa?ola decir que era mejor antes las dos alternativas: Miami o Cuba, que Eli¨¢n se volviera a lanzar al mar; la frivolidad pol¨ªtica roza el cinismo.
Castro acaba de ambientar una mansi¨®n convertida en hospital y en prisi¨®n ideol¨®gica, con todo tipo de especialistas, cuyo ¨²nico objetivo es el de efectuar dicha "reprogramaci¨®n" lo m¨¢s pronto posible. Juan Miguel Gonz¨¢lez pidi¨® apoyo al pueblo norteamericano para la devoluci¨®n de su hijo en arenga "lagrim¨®gena" y luego permiti¨® que en cinco minutos lo destruyeran psicol¨®gicamente a punta de ametralladora. Un psic¨®logo norteamericano declar¨® el otro d¨ªa en CNN que la sonrisa de la foto del ni?o con su padre justificaba el abuso cometido. No estoy de acuerdo. Tampoco me trago la felicidad de esas fotos. Ojal¨¢ me equivoque por el bien de Eli¨¢n, y entre un polic¨ªa armado hasta los dientes y la imagen del progenitor, ?qui¨¦n creen que pueda hacerlo sonre¨ªr? Pero los cinco minutos de violencia lo marcar¨¢n, y muy hondo.
Juan Miguel Gonz¨¢lez asegur¨® al pueblo americano que su caso no era un caso pol¨ªtico; mientras tanto, en Cuba, Castro inaugur¨® una tribuna de discursos diarios en una plaza eminentemente pol¨ªtica donde se condena el embargo americano, llamada plaza Eli¨¢n. Castro ha movilizado durante cinco meses al pueblo cubano en manifestaciones pol¨ªticas obligadas. Juan Miguel Gonz¨¢lez no viaj¨® de Cuba a Miami para ver a su hijo -como hicieron las abuelas, quienes, por cierto, han ido en la limosina del Consejo de Estado a compartir reciente tribuna en Jag¨¹ey Grande con el Comandante-, viaj¨® de Cuba a Washington, y m¨¢s concretamente de Cuba a Cuba, ya que el sitio donde se hosped¨® hasta hace poco goza de inmunidad diplom¨¢tica cubana. Juan Miguel Gonz¨¢lez no deber¨ªa verse obligado a elegir entre venerar a un dictador y amar a su hijo en libertad; es evidente que Castro le obliga a ello. Pues Juan Miguel Gonz¨¢lez, consta en declaraciones juradas de familia y amigos, hab¨ªa expresado antes de los sucesos, en m¨²ltiples ocasiones, su deseo de abandonar el pa¨ªs e irse definitivamente a Miami.
Juan Miguel Gonz¨¢lez y Janet Reno se negaron a la segunda oferta de la familia Gonz¨¢lez de buscar un sitio neutral donde las dos familias pudieran vivir en paz con el ni?o durante el tiempo que quedara para la corte, obviando as¨ª la opini¨®n de varios psic¨®logos. Detalle importante al que la mayor parte de la prensa internacional no ha prestado atenci¨®n. Se ha dicho que en el instante que los federales entran en la casa todav¨ªa andaban las negociaciones con la fiscal. La familia Gonz¨¢lez nunca se neg¨® a entregar al ni?o al padre, siempre dijo que lo viniera a buscar ¨¦l como era debido, o que se lo entregar¨ªan en un sitio neutral, sin diplom¨¢ticos cubanos y sin federales. La familia Gonz¨¢lez no pod¨ªa traicionar al ni?o d¨¢ndolo a desconocidos. La familia Gonz¨¢lez fue enga?ada, y el ni?o, profundamente traumatizado. La culpa de que los federales hayan ido a buscarle de manera despiadada la tienen su padre, Castro, Clinton y Reno. Y debemos saber que en Estados Unidos se han llevado a cabo operaciones contra narcotraficantes donde no se ha utilizado armamento alguno.
Observando el rostro de Eli¨¢n ante el arma que le apunta resulta f¨¢cil explicarse por qu¨¦ ha habido en los ¨²ltimos tiempos en ese pa¨ªs tantos casos de ni?os y adolescentes criminales que, en lugar de llevar l¨¢pices y cuadernos a las escuelas, empu?an las armas contra sus compa?eros de clases. El mensaje es que la violencia siempre gana, y si ese mensaje es difundido por el propio Gobierno, pues todav¨ªa resulta m¨¢s efectivo.
Elizabeth Brotons Rodr¨ªguez no muri¨® en vano; alg¨²n d¨ªa, Eli¨¢n, junto a los sobrevivientes del remolcador Trece de Marzo, donde fueron asesinados 23 ni?os, podr¨¢n hacerle justicia a las v¨ªctimas de la dictadura castrista. Alg¨²n d¨ªa se reconocer¨¢ el dolor del exilio cubano; y las viudas de tantos fusilados, y de tantos desaparecidos, y de los hu¨¦rfanos, que viven en Miami, y dispersos por diversos pa¨ªses, trabajando honestamente, respetuosos de la ley, pagando impuestos, so?ando con la memoria de su tierra natal; en un futuro recibir¨¢n los homenajes que el mundo les debe.
La semana pasada, CNN difundi¨® la noticia de exiliados cubanos destruyendo la tienda de campa?a de esa cadena televisiva, lo que no dijeron es que lo hicieron provocados por el monitor de CNN que difund¨ªa frente a ellos el discurso del Comandante en Jag¨¹ey Grande (donde dijo, entre otras barbaridades, que "Eli¨¢n s¨®lo llor¨® un poquito, que as¨ª se evit¨® que llore toda la vida"). Dudo de la casualidad de tal hecho. Mientras estuve en Miami, en la semana del 3 al 9 de abril fui testigo de c¨®mo algunas c¨¢maras de televisiones provocaban a las ancianas que llevaban d¨ªas y noche rezando en forma pac¨ªfica frente a la casa de los Gonz¨¢lez, esperaban el momento oportuno para filmarlas bastante descompuestas. A los j¨®venes cubano-americanos ecu¨¢nimes, intentando establecer el orden, ni les hac¨ªan el menor caso, pese a que ellos ped¨ªan ser entrevistados.
?C¨®mo es posible, por ¨²ltimo, que Estados Unidos devuelva un ni?o al pa¨ªs que acaba de condenar en Naciones Unidas por violar los derechos humanos? Espero que Eli¨¢n pueda asistir a la corte el 11 de mayo pr¨®ximo. Ser¨¢ su padre quien hable por ¨¦l; es decir, Fidel Castro.
Zo¨¦ Vald¨¦s es escritora cubana.
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