Ignacio Goitia mostrar¨¢ sus pinturas de jirafas en una galer¨ªa de Miami

La pintura de Ignacio Goitia (Bilbao, 1968) se identifica con las jirafas que remolonean en medio de salones palaciegos, se cuelan en los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos de Nueva York o se asoman a los castillos del Loira. Un juego entre la arquitectura real, la relaci¨®n del hombre con la naturaleza y la ruptura de la escala humana que Goitia mostrar¨¢ a partir del d¨ªa 5 de mayo en una galer¨ªa de Miami, su primera exposici¨®n en Estados Unidos.

Goitia ¨²ltima estos d¨ªas los tr¨¢mites burocr¨¢ticos para poder trasladar sus obras a la Artesanos Art Gallery de Miami sin problemas de aduanas. Las pinturas de jirafas que viajar¨¢n a Estados Unidos pertenecen a la misma serie tem¨¢tica que present¨® a finales del pasado a?o en una exposici¨®n en Bilbaoarte, en la que Goitia refleja una especial relaci¨®n entre el hombre y la naturaleza. La mano del hombre se ve en los jardines barrocos, en las arquitecturas cl¨¢sicas y en los reconocibles paisajes urbanos de Nueva York o San Francisco; las jirafas aportan la naturaleza. "Por mucho que una jirafa se domestique sigue siendo un animal salvaje", dice el autor.La escala de los edificios y los animales es determinante en sus cuadros, siempre de gran formato. Son construcciones majestuosas, a las que se enfrentan animales de proporciones gigantescas en un juego que revienta la escala. "Es una iconograf¨ªa fuera de la escala humana", explica Goitia ante una de sus pinturas, en la que se ve a una jirafa tumbada sobre una alfombra de la Real F¨¢brica de T¨¢pices en el Palacio Real de Madrid. "Est¨¢n hechos a escala del poder o de Dios, no del hombre, porque buscan otros fines, quieren impresionar al ser humano. Ah¨ª las jirafas son intermediarios entre la majestuosidad y la escala humana".

Mezclando esos elementos Goitia quiere crear "mundos distintos e imposibles" que se pueden construir gracias al arte. Goitia elige para sus pinturas espacios que conoce de sus viajes a Londres, Par¨ªs, Roma, el valle de Loira, Berl¨ªn, San Francisco o Nueva York, y as¨ª lo refleja en los t¨ªtulos de las obras. Pero no pretende ser fiel a los detalles. "La pintura me da la posibilidad de simplificar las arquitecturas o eliminar lo que no me interesa. Es un gui?o a la complicidad de quien reconoce los edificios, pero hay mucho m¨¢s en los cuadros".

La apertura de la exposici¨®n en Miami coincidir¨¢ con la clausura de la muestra de dibujos que presenta en la galer¨ªa Luis Lumbreras de Bilbao. En esta colecci¨®n han desaparecido las jirafas y las arquitecturas. Los protagonistas son hombres vestidos de cuero negro, que se muestran en gestos cotidianos como comiendo un bocadillo o sac¨¢ndose una foto, siempre a la luz del d¨ªa. Estas obras surgieron tras una visita a San Francisco, en que pudo asistir a una gran fiesta de la comunidad homosexual al aire libre . "Son reuniones para el p¨²blico gay, pero toda la gente es bienvenida", recuerda Goitia. "La libertad, la tranquilidad y la normalidad con la que acuden me inspir¨® la exposici¨®n".

Son dibujos sin intenci¨®n er¨®tica, asegura el pintor. ?Riesgo de que s¨®lo interese a la comunidad homosexual? "Me da igual que se circunscriba a los ambientes homosexuales. Yo no quiero potenciar ni una pintura gay ni no gay", responde. "Pinto lo que me gusta. El que se sienta identificado con lo que ve, pues bien; al que no le guste o le moleste, que se pregunte por qu¨¦ le ocurre".

Tambi¨¦n ha pintado caballos, reflejo de su gusto por la equitaci¨®n, y ahora ha iniciado otra serie relacionada con la naturaleza, en que aparecen ¨¢rboles gigantescos. La arquitectura de Bilbao le encanta; conoce cada edificio al detalle y puede describir los rincones de memoria, pero no quiere llevarlos a sus cuadros. "Convivo con ellos", dice. "Poner una jirafa en el Arriaga me parecer¨ªa crear un souvenir".