Parque tem¨¢tico en piedra
Hay cosas que cuestan mucho dinero y otras que les salen gratis a las ciudades. A C¨¢diz no le ha costado ni un duro su parque tem¨¢tico de la Gran Regata 2000, la mayor concentraci¨®n de grandes veleros y buques escuela desde 1992. La historia, el entorno arquitect¨®nico y la vinculaci¨®n mar¨ªtima no han precisado de inversiones, est¨¢n ah¨ª desde hace siglos. Ni cart¨®n piedra ni fibra ¨®ptica, el parque tem¨¢tico es de piedra ostionera y m¨¢rmol genov¨¦s y la historia del acontecimiento festivo arranca con el descubrimiento de Am¨¦rica y muere con el ¨²ltimo vapor de la Compa?¨ªa de Pinillos. No ha sido necesario, por tanto, contratar los servicios de un equipo de guionistas que novelara un folleto-gu¨ªa.Las siluetas de las fragatas, las goletas y los bergantines que se recortan hasta hoy en los muelles de la ciudad hasta la hora de su partida esta ma?ana, son las m¨¢s parecidas a las de las naves que unieron por mar C¨¢diz y el continente americano, cuando se forj¨® la leyenda que rezaba que desde esta ciudad andaluza era m¨¢s f¨¢cil ir a La Habana que a Madrid. Ya no se edita el Diario de la Vig¨ªa, ni el centenar de torres miradores de la ciudad est¨¢n ocupadas por comerciantes que aguardan la llegada de los vapores correos de Antonio L¨®pez y C¨ªa o de la Compa?¨ªa Vasco-andaluza; nadie espera el retorno del Liguria procedente de G¨¦nova y ni siquiera se ofrecen billetes para embarcarse en el Crist¨®bal Col¨®n, que parte hacia Puerto Rico y La Habana, con escalas en Mayaguez y Ponce. Esas traves¨ªas ya no se cubren a la antigua usanza, pero en los muelles de C¨¢diz hay media docena de barcos que le ponen m¨¢stil y mascar¨®n de proa a la leyenda. Las torres, la antigua aduana, el empedrado y la c¨²pula de la catedral de las Am¨¦ricas se han prestado para el decorado de la Regata.
Durante cuatro d¨ªas, los hipermercados han cumplido el papel de las cl¨¢sicas tiendas de suministros navales y ultramarinos. La mariner¨ªa ha repostado en las secciones de licores y los responsables del avituallamiento de las naves han embarcado ingentes provisiones de frutas y verduras frescas, aunque hoy las tripulaciones eluden con facilidad el escorbuto durante las rutas transoce¨¢nicas. Durante la madrugada de ayer, las calles adyacentes al muelle -Plocia, Sopranis, Nueva-, que durante los siglos XVII y XVIII fueron un emporio comercial en el que se hablaban hasta siete lenguas, cuando C¨¢diz ten¨ªa un teatro estable exclusivamente dedicado a la ¨®pera italiana, recuperaron el fragor del comercio. No extra?a, por tanto, que en el antiguo puerto fenicio de Gadir, origen de las transacciones comerciales de occidente, hayan circulado durante cuatro d¨ªas seis millones de pesetas en euros. "Nos hemos topado con todo tipo de gente: los proactivos y los reticentes", explica Miguel Ambielle, director de comunicaci¨®n de la Sociedad Estatal de Transici¨®n al Euro, que ha declarado el recinto portuario zona euro. Visitantes y mariner¨ªa han utilizado la moneda europea para adquirir salazones, libros de navegaci¨®n y recuerdos.
La Gran Regata llega ocho a?os despu¨¦s de la Regata Col¨®n, que goz¨® de la presencia de los buques escuelas suramericanos en C¨¢diz. Con la ausencia de estos grandes veleros uruguayos, argentinos, chilenos, venezolanos y mejicanos, que se dirigen directamente a Hamilton (Bermudas), no s¨®lo se han detectado huecos insalvables, sino que por los muelles no ha circulado la sangre. La batucada del uruguayo Capit¨¢n Miranda ha sido sustituida por grupos contratados de esculturales brasile?as y expertos peritos del ritmo sambero.
De todas formas, la comunidad portuaria, sumida en una mortecina actividad, ha mirado de soslayo a los grandes veleros, el futuro va por otro lado. "Estos eventos son importantes para que el puerto se conozca en todo el mundo", dice Emilio Medina, transitario y vicepresidente de la C¨¢mara de Comercio y Navegaci¨®n, "pero nadie debe confundirse sobre cu¨¢les son las posibilidades del recinto".
Los barcos desplegar¨¢n sus velas hoy en la Bah¨ªa, probablemente con viento del suroeste suave. La primera nave largar¨¢ cabos a las nueve de la ma?ana y la ¨²ltima, el Juan Sebasti¨¢n Elcano, a las 12.00 horas. RTVE ofrecer¨¢ en directo la salida y las primeras horas de navegaci¨®n; previamente, retransmitir¨¢ la misa dominical desde la cubierta del bergant¨ªn-goleta espa?ol.
A bordo de algunas naves ir¨¢n nuevos marineros, enrolados en este puerto. El Roland Amundsen, de bandera alemana, hace hueco rumbo a las Bermudas por 180.000 pesetas. Hacen falta 26 a?os de edad y ganas de fajarse con el viento. El holand¨¦s Europa, fletado por una ONG que promociona los secretos de la navegaci¨®n cl¨¢sica, sin comodidades ni alharacas, tambi¨¦n tiene hueco, a medio mill¨®n de pesetas la plaza.
Al mediod¨ªa no quedar¨¢ rastro de los buques en aguas gaditanas. Miles de personas seguir¨¢n esta nueva carrera de Indias hacia Hamilton, Boston y Halifax desde la balaustrada de la Alameda, la Caleta y las playas de la ciudad, conscientes de dos cosas: que en esta ocasi¨®n ganar no es lo primero y de que el parque tem¨¢tico no se desmontar¨¢ tras la regata.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.