"Me da igual que me echen la culpa"
Nadie podr¨¢ cambiarlo jam¨¢s y la afici¨®n seguir¨¢ dividiendo sus sentimientos hacia Djalminha entre el amor m¨¢s desenfrenado y el odio visceral. Porque as¨ª es el brasile?o, que nunca se conforma con un ¨²nico papel. Lo suyo es pasar de h¨¦roe a villano en apenas unos segundos, y esa tendencia alcanz¨® ayer su grado m¨¢ximo, en un partido de la m¨¢s alta tensi¨®n.A falta de diez minutos, Djalminha, bastante discreto hasta entonces, se erigi¨® en el gran h¨¦roe del choque. Un gran remate, raso y ajustado al poste, proporcionaba al Deportivo el segundo gol y lo colocaba a s¨®lo un palmo del t¨ªtulo. La alegr¨ªa se desboc¨® en las gradas de Riazor y tambi¨¦n sobre el c¨¦sped. Y Djalma se dej¨® llevar, peligrosamente, por la l¨®gica euforia: se quit¨® la camiseta y qued¨® con el torso al aire. El problema era que ya ten¨ªa una tarjeta amarilla y no dej¨® m¨¢s opci¨®n al ¨¢rbitro que mostrarle la segunda y expulsarle. Iturralde, cuando se dirig¨ªa hac¨ªa ¨¦l con la tarjeta en la mano, hizo un gesto elocuente, abriendo los brazos como queriendo decir: "Yo no tengo la culpa". Y no la ten¨ªa, m¨¢s que nada porque el reglamento no enga?a. Djalminha ya hab¨ªa visto una amarilla anteriormente, que por cierto, le provocaba suspensi¨®n al ser la quinta.
Pero con ser importante su ausencia en el pr¨®ximo partido ante el Racing, peor fue que dej¨® a su equipo, a falta de diez minutos, en inferioridad num¨¦rica. Al t¨¦rmino del partido Irureta anunci¨® que tomar¨ªa medidas muy serias contra el brasile?o. "Se sacan algunas consecuencias muy duras del partido" declar¨® Irureta. Y Djalminha respondi¨®: "Me da igual que me echen la culpa", dijo el brasile?o. "Ya lo han hecho otras veces", a?adi¨®. Incluso le rest¨® importancia: "A lo mejor me iban a sustituir al minuto siguiente". Y se justific¨®: "Era un momento de gran alegr¨ªa. Hasta le hab¨ªa dicho al ¨¢rbitro que iba a marcar un gol, y lo hice".
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