Por una perra chica
Juan Antonio Lara se lleva bien con el tiempo. Hace ya 53 a?os, diez que ten¨ªa, recibi¨® como regalo de una t¨ªa suya una moneda de cinco c¨¦ntimos, las populares perras chicas de la I Rep¨²blica. Qu¨¦ revel¨® al muchacho aquel peque?o c¨ªrculo de cobre, ni ¨¦l acierta a explicarlo. El caso es que en aquellos a?os de posguerra y gas¨®geno, el hijo de un empresario de transportes en la serran¨ªa de Ronda y due?o de varios cines de la zona decidi¨® que su pasi¨®n iba a ser ¨¦sa y s¨®lo ¨¦sa: coleccionar lo antiguo; detener el tiempo acumulando objetos que han ido dejando de tener uso."Un hobby que es mi ¨²nico vicio: yo ni bebo, ni fumo, ni s¨¦ nada de f¨²tbol", admite hoy orgulloso frente al resultado de semejante vicio el propietario del Museo Lara de Ronda, que, asegura, es "el mejor de Espa?a en su g¨¦nero". Juan Antonio Lara transform¨® un peque?o negocio familiar en una flotilla de 22 autocares que hoy cubre el transporte urbano de su ciudad, el interurbano de la serran¨ªa ronde?a, el escolar de la comarca y varias rutas tur¨ªsticas asociadas a su agencia de viajes. Un negocio pr¨®spero del que la que m¨¢s ha salido beneficiada ha sido su colecci¨®n y la que menos su mujer: "Lleva veinte a?os pidiendo un apartamento en la costa; prometo que lo primero que saque con el museo va para el apartamento; creo que se lo merece", admite Lara.
El Museo Lara de Ronda acaba de cumplir siete meses abierto al p¨²blico. Instalado en una fabulosa casa palaciega ronde?a de m¨¢s de 2.000 metros cuadrados que perteneci¨® a los Condes de la Conquista muy cercana al Tajo, Lara comparte en ¨¦l vivienda familiar, almac¨¦n y espacio expositivo. Hoy tendr¨ªa un precio prohibido pero hace apenas tres a?os pag¨® por la casa a una constructora 24 millones de pesetas: no cabe duda que sabe cu¨¢ndo y por cu¨¢nto comprar. En ese tiempo ha restaurado piedra a piedra el palacio y sus sue?os. En el ¨²ltimo mes, ayudado por el tir¨®n de la muestra de brujer¨ªa que ocupa el s¨®tano del museo, las visitas superan las 8.000 personas, sin contar las que diariamente el propio Lara suma de sus recorridos tur¨ªsticos.
El coleccionista explica su colecci¨®n como quien supiera el secreto de la existencia y estuviera destinado a revelarlo a la humanidad. Cree, y raz¨®n no le falta, que las 3.000 piezas que guarda constituyen un patrimonio inigualable y por eso no acaba de entender que "el Ayuntamiento de Ronda no haya hecho nada por promocionar este museo ¨²nico en Espa?a".
Y ¨²nico s¨ª que es por lo heterog¨¦neo y peculiar de una colecci¨®n donde apenas hay pinturas o esculturas y en cambio abundan los relojes, armas, pipas, aparatos ¨®pticos, c¨¢maras y proyectores de cine, abanicos, m¨¢quinas de escribir, maquetas, joyas arqueol¨®gicas romanas, fenicias e iberas, monedas, navajas, instrumentos musicales, libros raros o vestidos.
De ah¨ª, su colecci¨®n de armas, de aparatos cinematogr¨¢ficos y sobre todo, los relojes del siglo XVIII y XIX hechos a mano por encargo, destacan sobre el resto. Porque donde Lara pierde la cabeza es en esa zona donde la mec¨¢nica y la artesan¨ªa se unen para crear belleza precisa.
Presume de no llegar tarde con sus autobuses tanto como de los relojes de bolsillos esmaltados y pintados a mano que rastre¨® en casas nobles de Jerez o Sevilla. "Ahora no hay dinero para pagarlos", asegura. Juan Antonio Lara sabe que el tiempo es dif¨ªcil de comprar. Pero ¨¦l, por si las moscas, a¨²n conserva aquella perra chica.
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