Fuegos de gracia
Son los ¨²nicos incendios -hoy, sesenta y siete aniversario de la quema nazi de libros ante la ?pera de Berl¨ªn- forestales que no queman nuestro tan esquilmado monte. En Biar, la Mareded¨¦u de Gr¨¤cia, que habita en el bosque, lo evita. Unos doscientos biaruts, por tradici¨®n familiar o promesa personal, llevan dos semanas subiendo, diariamente, a las monta?as para limpiar las cumbres y preparar las hogueras con floridas aliagas, romeros y otras brozas. Esta noche, acabada la entrada de sus moros i cristians, peregrinan al santuario con una copia de la imagen de la Virgen, la Porigoseta, que reemplazar¨¢ a la Mareded¨¦u, mientras permanezca en la vila reial, que, por marcar nuestros primeros confines hist¨®ricos -la l¨ªnia Bussot-Biar-, con dos llaves, obri i tanca el Regne, que tuvo, seg¨²n la Cr¨°nica de Jaume I, lo mellor castell que fos d'aquella frontera, e si n¨®s l'hav¨ªem, haurien tota aquella frontera.El itinerario lo marcan fogueretes; se camina a golpe de disparos de arcabuz, muy propios de la pascua del amor; la luz y el trueno ahuyentan malos esp¨ªritus, que no s¨®lo estorbar¨ªan la fiesta, sino tambi¨¦n la granaci¨®n de las cosechas. Cuando la imagen de Gr¨¤cia, aparece en el umbral de su ermita, prenden centenares de fogueres, una corona de llamas, en las cimas de las monta?as que rodean Biar: la Penya Tallada, el Frare, el Reconc¨®, el Bat¨¤... Tambi¨¦n los viejos celtas por estas fechas -como el S¨¢bado de Gloria, con pedernal- encend¨ªan fuegos en los altos cerros y collados, no en iglesias, entre la grandiosa naturaleza para no ofender a la divinidad cuyo templo es el universo. Con estas hogueras se exorcizaban tormentas, males, demonios y brujas y se adquir¨ªa salud y fertilidad: Plena de gr¨¤cia, Senyora, envieu pluja major, quan la sequetat minora, donant remei a la pena.
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