Epidemias inform¨¢ticas
El virus inform¨¢tico oculto bajo el sugerente nombre de I love you no ha sido el primero de su especie, pero s¨ª el m¨¢s da?ino. El balance de da?os es incalculable, aunque, de momento, se hayan cuantificado en unos 8.000 millones de d¨®lares. Sus efectos todav¨ªa persisten, pues siguen circulando m¨¢s de una docena de sus mutaciones, resultado de la actividad de algunos programadores para mejorar su c¨®digo. En Espa?a, los da?os han sido tambi¨¦n cuantiosos, si bien menores en la red inform¨¢tica p¨²blica que en la privada. Est¨¢ justificada, pues, la creaci¨®n anunciada por el ministro de Administraciones P¨²blicas, Jes¨²s Posada, de una red de alerta inmediata para prevenir a los usuarios de la red ante esos ataques v¨ªricos a escala mundial.En cuesti¨®n de horas se identific¨® el virus y se cre¨® un procedimiento para contrarrestarlo, y con rapidez se siguieron las huellas hasta el autor probable de la fechor¨ªa. Pero no pueden dejar de se?alarse otros aspectos menos positivos y hasta preocupantes. En primer lugar, la fragilidad del sistema de acceso a los millones de ordenadores interconectados por medio de la red. Algunos expertos han acusado a los productores de software de sacrificar la seguridad en el dise?o de los sistemas operativos en favor de la funcionalidad, es decir, de la facilidad para transferir datos y archivos de unas aplicaciones a otras y de ¨¦stas al correo electr¨®nico y a la red, de forma autom¨¢tica y sin apenas intervenci¨®n del usuario. Se trata de una caracter¨ªstica presente en los productos de Microsoft, a trav¨¦s de cuyo sistema de correo electr¨®nico se ha transmitido I love you. Pero la vulnerabilidad no es exclusiva de esta marca.
La afluencia masiva de informaci¨®n confidencial y de transacciones en Internet ¨²nicamente ser¨¢ posible si aumenta la seguridad, aun sabiendo que, tal y como ocurre en el mundo real -y no s¨®lo en el virtual-, nunca ser¨¢ absoluta. De ah¨ª que sea necesario completar las medidas preventivas con sistemas de sanci¨®n a posteriori, lo que lleva a los problemas de car¨¢cter legal. En el caso de Filipinas, la difusi¨®n de un virus por la red no est¨¢ considerada como delito, mientras que en Estados Unidos es castigada severamente. En un ¨¢mbito tan global y tan inmune a las fronteras como Internet, ser¨¢ necesaria una homogeneizaci¨®n de las legislaciones y la creaci¨®n de esquemas de cooperaci¨®n entre los gobiernos, de forma que se puedan combatir las epidemias inform¨¢ticas con la misma eficacia y rapidez con que se extienden.
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