Espectacular redada del antiguo KGB en el grupo de prensa m¨¢s cr¨ªtico contra Putin
La era de Vlad¨ªmir Putin empieza con mal pie: con un asalto en toda regla a las oficinas de Most, el ¨²nico grupo medi¨¢tico que plant¨® cara durante la campa?a presidencial al antiguo esp¨ªa al que Bor¨ªs Yeltsin entreg¨® el poder en bandeja la pasada Nochevieja. La espectacular operaci¨®n efectuada ayer por los servicios de seguridad en tres oficinas del imperio period¨ªstico, incluido su cuartel general, fue considerada por numerosos l¨ªderes pol¨ªticos como un ataque a la libertad de expresi¨®n y un indicio del peligro de que los herederos del KGB sovi¨¦tico pongan su sello en el "nuevo r¨¦gimen".
El grupo Most, controlado por el oligarca Vlad¨ªmir Gusinski, incluye, adem¨¢s de un banco, la principal cadena privada de televisi¨®n (NTV), uno de los diarios m¨¢s respetados (Segodnia) y la radio informativa m¨¢s popular de la capital rusa (Eco de Mosc¨²). En 1996, cuando cobraba forma el peligro de un triunfo del comunista Guennadi Ziug¨¢nov, Gusinski fue uno de los siete grandes magnates que, bajo el impulso de Bor¨ªs Berezvoski, hicieron posible con su dinero y sus medios de comunicaci¨®n la reelecci¨®n de Bor¨ªs Yeltsin. Sin embargo, en las legislativas de diciembre, el grupo apoy¨® contra corriente el proyecto pol¨ªtico (que fracas¨® rotundamente) encarnado por el alcalde de Mosc¨², Yuri Luzhkov, y el ex primer ministro Yevgueni Primakov. En las presidenciales se mantuvieron todav¨ªa las distancias. Aparentemente, ayer se empez¨® a pagar la factura por aquellos agravios.
En el operativo participaron decenas de agentes fuertemente armados, con pasamonta?as y chalecos antibalas, pertenecientes a unidades de la fiscal¨ªa general, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y la polic¨ªa fiscal. En las tres oficinas asaltadas se sigui¨® el mismo procedimiento: irrupci¨®n por sorpresa, concentraci¨®n del personal en una sola habitaci¨®n tras ser obligado a entregar los tel¨¦fonos m¨®viles y cortarse los fijos, interrogatorios individuales y registros de las mesas de trabajo y resto del mobiliario.
A quien preguntaba si deb¨ªa considerarse detenido, le contestaban que no. A quien ped¨ªa que le dejasen marchar, le dec¨ªan que la alternativa era obedecer sin rechistar o tumbarse en el suelo esposado. En alg¨²n caso incluso se impidi¨® el acceso a los servicios.
Cuando, pasadas varias horas, se permiti¨® el acceso a un abogado de Most, ¨¦ste s¨®lo pudo averiguar que el asalto estaba relacionado con una investigaci¨®n sobre corrupci¨®n en el Ministerio de Finanzas en la que, supuestamente, empleados del grupo obtuvieron documentos de forma ilegal, violando el derecho a la intimidad de ciudadanos rusos. El portavoz del FSB, Alexandr Zdanovich, acus¨® al grupo Most de tergiversar los hechos y dijo que el asalto estaba relacionado con actividades ilegales del servicio de seguridad del grupo. Tambi¨¦n asegur¨® que en el registro se han encontrado materiales comprometedores y pruebas de control telef¨®nico ilegal de las conversaciones de los empleados.
Voz independiente
Tanto Gusinski como ?gor Malashenko, vicepresidente del grupo, y Yevgueni Kiseliov, director de la NTV, se mostraron convencidos, sin embargo, de que la acci¨®n policial tuvo un origen claramente pol¨ªtico y que, adem¨¢s de constituir una venganza, estaba destinado a intimidar a una voz independiente que escarba en los trapos sucios de las altas esferas del poder.
Kiseliov busc¨® una causa inmediata en la publicaci¨®n en Segodnia el 26 de abril de una informaci¨®n (en la que no hab¨ªa revelaciones sensacionales) sobre los antecedentes del general Yuri Zaostrovtsev, uno de los vicedirectores del FSB, la rama interior del antiguo KGB, que Putin encabezaba cuando fue designado primer ministro el pasado agosto.
El director del diario, Mija¨ªl Berger, afirm¨® que, hace unos d¨ªas, envi¨® una carta a Putin en la que le advert¨ªa de que los servicios secretos preparaban una demostraci¨®n de fuerza contra los medios de comunicaci¨®n. No hubo respuesta. Al menos no la que esperaba el periodista.
El nuevo presidente, pendiente de que la Duma apruebe la pr¨®xima semana su candidato a primer ministro, guardaba ayer silencio. Si no se desmarca del asalto, significar¨¢ que lo apoya o que no quiere enfrentarse con sus antiguos compa?eros de armas. Dos posibilidades a cual m¨¢s alarmantes. La pregunta clave no tiene a¨²n respuesta: ?Lo sab¨ªa Putin? Seg¨²n Sergu¨¦i Karaganov, que dirige el principal centro de an¨¢lisis pol¨ªtico, no. Ha sido, se?ala, una provocaci¨®n de las estructuras de fuerza para desacreditarle.
Andr¨¦i Cherk¨ªzov, comentarista de Eco de Mosc¨², no fue tan ben¨¦volo y asegur¨® que, al apuntar con una pistola al ojo del grupo Most, el nuevo presidente "muestra por fin su verdadera cara".
Hay indicios claros de que Putin dejar¨¢ a su jefe de Gobierno, Mija¨ªl Kasi¨¢nov, la peque?a pol¨ªtica, sobre todo la gesti¨®n diaria de la econom¨ªa, y que ¨¦l se concentrar¨¢, al menos en una primera fase, en la tarea de consolidarse en el poder, al que ha llegado de rebote y sin m¨¢s base propia que su paso por los servicios secretos.
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