Manifiesto de San Sebasti¨¢n

El asesinato de Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle, columnista de la edici¨®n vasca de El Mundo, ha sido entendido por una gran mayor¨ªa de los periodistas como un intento de amedrentamiento dirigido contra todos ellos. Su respuesta se ha materializado en un manifiesto hecho p¨²blico ayer en San Sebasti¨¢n por los directores de los principales peri¨®dicos de toda Espa?a, en el que reafirman su compromiso de no ceder al chantaje.Que los directores de medios de ideolog¨ªas y trayectorias tan diferentes se concierten para una iniciativa compartida es algo excepcional, como lo es el desaf¨ªo lanzado por los terroristas. La experiencia indica que quien cede a su coacci¨®n o adopta posiciones equidistantes entre ellos y sus v¨ªctimas pierde autoridad moral para resistir y acaba convertido en reh¨¦n de quienes le amenazan. Y una sociedad cuya prensa est¨¢ amordazada por el temor no puede ser una sociedad libre.

Los periodistas no pueden dejar de denunciar lo que ven: en situaciones como la que se vive ahora en Euskadi, narrar es resistir. No hay, no puede haber neutralidad entre Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle y quienes le han asesinado, dice el Manifiesto de San Sebasti¨¢n. Y tambi¨¦n que el silencio y la pasividad de la mayor¨ªa es una condici¨®n para que triunfe el totalitarismo. La primera medida defensiva frente a la intimidaci¨®n es no callarse, no disimular la existencia de esa coacci¨®n, denunciarla, dar testimonio. Antes de que sea demasiado tarde. ?Cu¨¢l habr¨ªa sido la actitud de los periodistas alemanes que a comienzos de los a?os treinta acomodaron su trabajo a la presi¨®n de los nazis de haber sabido lo que iba a ocurrir pocos a?os despu¨¦s? Los periodistas que se identifican con el manifiesto de San Sebasti¨¢n del 12 de mayo de 2000 expresan una certeza: el silencio es deshonesto. No nos callar¨¢n.