El Califa, por la puerta grande

Jos¨¦ Pacheco, El Califa, abri¨® por fin una puerta grande que se le negaba. En la pasada Feria de Fallas, el torero de Canals se gan¨® abrirla ante los cuadris, pero los aceros se lo impidieron. Ayer no fall¨®; bien al contrario, dos estoconazos hasta la gamuza acabaron con sus enemigos y le franquearon su salida en hombros. Fue en el festejo mayor con el que se honra a la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados. Tambi¨¦n recibi¨® honores Paco Camino en los proleg¨®menos de un festejo con neto ambiente valenciano.Vestidos de torrent¨ª, a la antigua usanza, como lo hac¨ªan los labradores en el siglo XVIII, hicieron el pase¨ªllo Ponce, Manuel Caballero -triunfador del ciclo josefino- y El Califa, y fue ¨¦ste quien se tom¨® la revancha. ?Qu¨¦ hubiera sido de este bravo torero de haber matado entonces como lo hizo ayer? Pues triunfar tal y como lo consigui¨®, a pesar de los toros salmantinos de los Fraile.

El primero de Jos¨¦ fue un burel que sac¨® el genio de los mansos y que arre¨® a oleadas, pero lo meti¨® en el enga?o, a pesar de la brisa y alg¨²n ga?af¨®n. Como recetara estoconazo fulminante cobr¨® el primer trofeo. Con el que cerraba plaza, El Califa se impuso como torero valiente y dominador. Cierto que fue uno de los mejores toros del encierro, pero desde el pase cambiado al iniciar faena de muleta hasta la suerte suprema, todo contribuy¨® a redondear un ¨¦xito que no fue mayor al negar la presidencia el segundo trofeo que el respetable pidi¨® con fuerza. No obstante, eso no impidi¨® que los capitalistas pudieran sacar por la puerta grande a un sonriente triunfador.

Enrique Ponce no tuvo suerte, sobre todo con el que abri¨® plaza, un manso de libro, descastado y chico, al que pare¨® con garbo Antonio Tejero. Fue un toro prob¨®n y que se le col¨® al de Chiva con aviesas intenciones, no humill¨® nunca y, ante semejante panorama, el diestro abrevi¨®. El segundo de su lote no fue mejor, aunque sali¨® al albero con otro son. Se estir¨® Ponce con el capote, in¨¦dito hasta ese momento, y abri¨® faena con la derecha, pero a la segunda tanda se acab¨®. Lo intent¨® al natural y con cuantos recursos tuvo hasta exprimirlo como un lim¨®n, pero el jugo de la casta y la bondad no sal¨ªan por parte alguna, y tanto lo intent¨® que recibi¨® un aviso antes de montar la toledana.

Manuel Caballero est¨¢ en racha. Triunfador de Fallas se gan¨® el puesto, pero la fortuna quiso que le tocaran dos peladillas, ?y no de Alcoy precisamente!, con las que estuvo voluntarioso y porfi¨®n. Su primero, un berrendo en casta?o, o era corto de vista o se lo hac¨ªa y embest¨ªa a medias y cortando. Lo fue metiendo en harina, pero se quedaba en mitad de la suerte, y ali?ando y entreteni¨¦ndose se justific¨®. Con el quinto luci¨® con el percal y mulete¨® entre berreones lastimosos a un flojeras que, para no desesperar, lo mand¨® al desolladero sin m¨¢s m¨¦ritos para ninguno de los dos.