Un juzgado de La Rioja permite grabar dentro de domicilios para aportar pruebas de violencia dom¨¦stica
Un juzgado de La Rioja ha autorizado esta semana la grabaci¨®n de conversaciones y sonido ambiente en el interior de un domicilio, que posteriormente podr¨¢n ser utilizadas como prueba judicial en un caso de violencia familiar. Es la primera vez, seg¨²n el Gobierno de La Rioja, que se concede en Espa?a esa autorizaci¨®n, dentro en un programa de protecci¨®n a las v¨ªctimas de violencia dom¨¦stica. La medida se inscribe en un programa en el que se facilita a las v¨ªctimas que se acogen a ¨¦l pulseras o pulsadores de alarma que, en caso de peligro, pueden activar para llamar as¨ª a la Polic¨ªa Local. Previamente las mujeres han entregado en comisar¨ªa copia de las llaves de sus domicilios.
El Gobierno riojano no ha revelado la localidad en que se han autorizado las grabaciones.
En Catalu?a ya se ha aplicado un programa de pulseras, pero sin autorizaci¨®n para el acceso de la Polic¨ªa Local con llaves entregadas por las propietarias, ni tampoco permiso para efectuar grabaciones.
En agosto del a?o pasado, la Generalitat catalana -al presentar un anteproyecto de ley par a la igualdad de oportunidades de hombres y mujeres- anunci¨® un programa de pulseras, que s¨®lo se activar¨ªan de noche y ser¨ªan entregadas a mujeres para las que el juez hubiese decretado vigilancia obligatoria por malos tratos.
Las pulseras se conectan mediante un peque?o transmisor con comisar¨ªa, donde suena un timbre de alarma no bien la mujer acciona el dispositivo. Se trata de un tipo de utensilios ya probados con enfermos cr¨®nicos y personas mayores que requieren ayuda urgente.
En Catalu?a las pulseras fueron entregadas a cinco mujeres, todas de la provincia de Girona, que eran objeto de reiterados malos tratos por parte de sus ex maridos o ex compa?eros. Las cinco ten¨ªan perfiles personales, laborales y familiares muy distintos, aunque el peligro que corr¨ªan era similar para las autoridades judiciales y por tanto eran sometidas a vigilancia policial noche y d¨ªa, unas por decisi¨®n de los jueces y otras de la polic¨ªa auton¨®mica. La idea comporta por tanto un ahorro, al no ser necesaria la vigilancia directa durante toda la jornada.
Tras el anuncio de la experiencia, el Instituto Catal¨¢n de la Mujer y otras instancias de la Generalitat recibieron numerosas solicitudes de pulseras de alarma.
Estados Unidos
En 1998 hubo un antecedente en Florida (Estados Unidos). Un juez del condado de Palm Beach decret¨® que personas actualmente en libertad, pero que hubieran sido condenadas por agresi¨®n, llevaran en el tobillo una pulsera electr¨®nica que permitiera a la polic¨ªa tenerles localizados en todo momento. El juez esgrimi¨®, en apoyo de la idea, que significar¨ªa una reducci¨®n de ¨®rdenes judiciales y de encarcelamientos preventivos.
El juez incluso previ¨® el siguiente paso: se habl¨® de brindar a las mujeres maltratadas o amenazadas una vigilancia a trav¨¦s de sat¨¦lite. Se tratar¨ªa de utilizar sistemas de localizaci¨®n empleados por el Ej¨¦rcito estadounidense, y que tuvieron buenos resultados para encontrar a un piloto de los bombardeos sobre territorio serbio.
Los grupos c¨ªvicos manifestaron sus reticencias, y argumentaron que esas medidas pod¨ªan crear un exceso de confianza en las mujeres y, por tanto, hacerlas en realidad m¨¢s vulnerables a agresiones.
Seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, un tercio de las mujeres asesinadas en Estados Unidos lo fueron a manos de sus c¨®nyuges.
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