Huerta
La huerta, esa gran olvidada, ha vuelto estos d¨ªas a la primera l¨ªnea de la actualidad. De repente, diversas voces han clamado contra su sistem¨¢tica destrucci¨®n y se han pronunciado a favor de su conservaci¨®n. Como si no llevara lustros sometida a la presi¨®n urban¨ªstica e industrial, como si su progresiva desaparici¨®n fuera cosa nueva, ahora resulta que hay que velar por la huerta. A buenas horas, mangas verdes. Se trata de un debate viejo que nunca se ha traducido en acciones efectivas para proteger ese patrimonio natural, cultural e hist¨®rico que constituye la huerta. Si la reaparici¨®n de la pol¨¦mica sirve ahora para salvar lo poco que queda, bien est¨¢, pero las administraciones no han mostrado nunca la sensibilidad ni la voluntad necesarias para poner en marcha las medidas que permitan frenar el proceso. El Consell Valenci¨¤ de Cultura propuso la semana pasada la creaci¨®n de un ¨®rgano supramunicipal encargado de velar por la conservaci¨®n de la huerta. Tambi¨¦n los expertos reunidos el pasado fin de semana en un seminario en Valencia han coincidido en la necesidad de adoptar medidas de forma urgente y han ido un poco m¨¢s all¨¢ al denunciar la actitud "arrogante" de nuestros dirigentes respecto a la huerta. En los ¨²ltimos lustros se han producido numerosas pruebas de esa arrogancia. La ¨²ltima la dio la pasada semana la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, en su respuesta a una moci¨®n de los socialistas. ?stos, haciendo suyas las posiciones del Consell de Cultura, propusieron la creaci¨®n de un organismo supramunicipal e interinstitucional que se encargar¨ªa de velar por la conservaci¨®n de la huerta. Pero la alcaldesa, en lugar de recoger el guante y mostrar su apoyo a una iniciativa que podr¨ªa constituir la ¨²ltima esperanza para el cintur¨®n de huerta que rodea la ciudad, opt¨® por la arrogancia. El Plan General de Valencia, dijo, basta y sobra para proteger la huerta, como si en los diez a?os que lleva en vigor ese planeamiento urban¨ªstico -aprobado por los socialistas, dicho sea de paso- la ciudad no se hubiera comido ni un cent¨ªmetro de huerta, como si no amenazara con seguir haci¨¦ndolo. ?Qu¨¦ ha pasado en Campanar? ?Qu¨¦ es si no la ZAL en La Punta? Cuando se decidan a actuar, no quedar¨¢ nada.
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